¿ALGUIEN HA VISTO POR AHÍ A LA DEMOCRACIA?
Es increíble lo que está pasando en el mundo con el tema de la democracia. Creo que nunca se había hablado tanto sobre ella, sobre todo a partir de los cambios que están sucediendo en el orden mundial en lo que va de este siglo.
Bien sabemos que el acontecer internacional es un proceso compuesto de múltiples elementos que se suceden en lógica reiterativa e interminable de causa y efecto; sin embargo, se pueden identificar momentos significativos que explican o muestran lo que está sucediendo, y que, para nuestro caso, impactan en eso llamado “democracia”.
Por señalar algunos de ellos, hablemos de la crisis financiera mundial del 2008, debida a una serie de decisiones irresponsables como la emisión generalizada de préstamos hipotecarios sin garantías y de alto riesgo, y a una cantidad de acciones especulativas, que se desató en Estados Unidos por el colapso de la burbuja inmobiliaria. Todo ello con la complicidad de esos instrumentos internacionales de “vigilancia” llamados “calificadoras de riesgo”, manejadas por los poderes fácticos anglosajones judíos no elegidos por los ciudadanos, y que, con su opinión, acaban determinando e influyendo en la vida de las sociedades.
Otra situación importante fue la guerra ruso-ucraniana iniciada en el año 2014, y el incumplimiento de los llamados acuerdos de Minsk para detenerla en lo inmediato, que fueron objetados por la OTAN, lidereada por los Estados Unidos y respaldada por sus vergonzosos “aliados”, lo cual hizo que la guerra continuara, y que Rusia invadiera Crimea, y que Occidente iniciara la gran campaña de castigo económico a ese país, con las consecuencias conocidas de impacto al comercio mundial, y absurdamente afectando las economías de los mismos países europeos que respaldaron las decisiones de Estados Unidos; por cierto, únicos beneficiados de dichos bloqueos. En todos estos juegos bélico/económicos los ciudadanos de todos los países no deciden nada, sólo son sujetos de altas dosis de propaganda mediática violatoria de los derechos de información, además de sufrir castigos a su capacidad de satisfacer necesidades básicas y a ser controlados con el cuento de siempre de un enemigo que vendrá y se apoderará de ellos y sus libertades.
En paralelo a estas situaciones sucedidas en el “norte global”, en el 2010 un grupo de países llamado BRIC (acrónimo de Brasil, Rusia, India y China), al cual se sumó en un primer momento Sudáfrica, se creó con la finalidad de hacer una alianza económica, política y social. Posteriormente, en este 2024 fueron invitados a sumarse al grupo, ya formalmente definido como bloque geopolítico, los países de Egipto, Irán, Etiopía, Irán, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Argentina, aunque este país con la elección de un presidente de dudosa condición mental y emocional parece haber renunciado a esa invitación.
La propuesta central de este grupo es que este mundo opere de manera multipolar, y no ya bajo la hegemonía actual del eje anglosajón/judío/y “aliados” sometidos. Este hecho está cimbrando y desnudando todo el discurso y la realidad de lo que hemos conocido como la “democracia liberal”, la cual, por cierto, sólo ha sido hasta ahora una modalidad de distribución del poder formal, no del real, en las sociedades que la practican, y que resultó muy adecuada al desarrollo de la reciente fase del capitalismo que se ha denominado “neoliberalismo globalizador”.
Lo que en materia formal electoral está sucediendo en Estados Unidos y en Europa Occidental es prueba del desacomodo de la relación economía/política que privó en decenios anteriores. Ir conociendo lo que los poderes reales fácticos mundiales, como las sociedades de inversión internacionales, como Black Rock y Vanguard, dueñas de acciones de las grandes empresas de influencia mundial de finanzas, de comercio, de salud, de comunicación masiva, de tecnología informática, y de producción de todo tipo de armas, está generando poco a poco la conciencia de lo artificial, manipulado, distractor e inútil de los procesos formales de democracia electoral.
En lo que toca a nuestro continente, es notable el “interés” generalizado por las elecciones venezolanas, en Estados Unidos y en Europa, no mostrado ni de cerca, por lo que políticamente en tiempo reciente ha pasado en Bolivia, Ecuador, Guatemala, y Argentina. El interés por la democracia venezolana parece ser sólo la careta del interés por el control del país que tiene las mayores reservas petroleras del mundo; sabiendo que el control de la energía es determinante para la configuración del nuevo orden geopolítico mundial.
En ese marco de consideraciones, hay que señalar que, en la dinámica y formato de información utilizado por los medios convencionales y plataformas electrónicas, que por cierto son las que prevalecerán, de relatar sólo con anécdotas y declaraciones lo que sucede en el mundo, en la “última hora”, o por mucho en las últimas 24 horas, se ha perdido el verdadero sentido de la democracia real, su propósito, su sustento y su adecuación al mundo de la tercera década del siglo 21. Se acota el derecho a la libre expresión, y se anula el derecho a la información. Se olvida de la historia y del contexto de los hechos, por lo que fácilmente son falseados y manipulados; con todo cual, la participación ciudadana se desvirtúa, e intencionalmente se provocan conflictos y divisiones entre los diversos grupos sociales.
Mentalidades decimonónicas, amantes del dinero sobre todas las cosas, mentes fanáticas sinceras o propagandistas comprados para “defender causas”, impiden realmente hablar y entender lo que tendría que ser y cómo vivir la democracia en esta gestación de un nuevo orden mundial que habrá de suceder, ya sea a la buena y por el bien de todos los ciudadanos del mundo, o a la mala, con guerras artificialmente provocadas, en las que todos perderemos.
*Interesado en temas de construcción de ciudad