REGALAR O REGALARNOS
Las festividades religiosas continúan en nuestra cultura mexicana. La celebración del día de los santos reyes está muy arraigada, sobre todo en el centro y sur de nuestro territorio. La tradición cristiana conmemora la llegada de tres reyes de oriente al lugar de nacimiento del palestino Cristo Jesús, para honrarlo y obsequiarlo. Esta fiesta se celebra en diversos países de centro y Sudamérica, así como en países europeos, como España, Polonia, e Italia.
Como sabemos, la fiesta en México consiste en dar regalos a los niños, y especialmente en disfrutar la llamada rosca de reyes, en cuyo interior se colocan representaciones del niño Jesús, que quien las encuentra al cortar su pedazo de rosca, se obliga a su vez a ofrecer una comilona de tamales y atole el día 2 de febrero, día de la Candelaria.
Esta celebración nos da pie para hacer algunas reflexiones y consideraciones sobre el hecho mismo de regalar algo a los demás.
La costumbre de hacer regalos se registra a lo largo de la historia, en distintos lugares y entre distintas sociedades. Su origen se especula pudo haber sido el procurarse en la prehistoria la ayuda entre grupos humanos que requerían de apoyarse para la sobrevivencia. Sus motivos quizá eran los de hacer una “inversión genética”, para la reproducción, cuando se trataba de regalar a los del propio clan, y también de ganarse la ayuda personal anticipada, cuando esta se requiriera. Dicho de otro modo, el regalar construía la idea de cohesión y solidaridad social.
En el contexto de la Biblia el concepto de regalo está referido a dones que las personas reciben de Dios, como la gracia divina, la fe, y la salvación del alma. También incluye ofrecimientos y sacrificios que los hombres dan a Dios, así como dones o regalos que se hacen entre personas.
El hecho de dar y recibir regalos es un fenómeno que puede analizarse en la dimensión personal y en la dimensión social. En la dimensión personal, recibir regalo es una experiencia gratificante que levanta la autoestima por sentirse reconocido y apreciado por otros; por su parte, regalar a los demás, es también ocasión de expresar los propios sentimientos, como la gratitud y el aprecio. En cuanto a la dimensión social, el regalar construye y fortalece el tejido social, entendido como ese entramado de relaciones e intercambios que toda sociedad requiere para sobrevivir y desarrollarse.
Existe también la práctica utilitaria de regalar algo con fines comerciales, el llamado marketing, cuya finalidad es inducir a las personas a que consuman un producto o un servicio.
Hay diversas formas de regalar que van más allá de hacerlo con dinero o con objetos materiales, las cuales consisten, por ejemplo, en donar nuestros conocimientos y habilidades como un servicio a los demás, o simplemente ofrecer parte de nuestro tiempo para colaborar en lo que otros necesitan.
Lo que quiero enfatizar en esta ocasión es la importancia de regalar con el propósito de fortalecer el tipo de dinámica e interrelación humana que ayuda a disminuir los naturales conflictos sociales, e incrementa la empatía, la confianza y la solidaridad humana. En este sentido, es importante conocer e imaginarnos formas para lograr esto.
Un criterio para discernir el tipo de regalos de esta naturaleza es el tener claridad sobre si el regalo que le doy a alguien se queda sólo en la satisfacción que recibe el regalado, o además de eso, se favorece y se ayuda a otras personas o causas de interés colectivo. Estas acciones se conocen como el “regalar con sentido”. Ejemplo de ello es comprar un bien o servicio producido por un grupo o persona que utilizará el margen de ganancia de la venta, para atenuar con ello un problema que afecta a un grupo vulnerable o a la sociedad en general. Mucho de esto se promueve por fundaciones o asociaciones civiles sin fines de lucro, creadas con propósito altruistas de asistencia social, o de desarrollo comunitario.
Otro enfoque de regalar algo con la intención de impulsar la cohesión y la paz social de la colectividad en donde vivimos es el realizar un sinnúmero de pequeñas acciones que tienen un alto impacto social. Son acciones en las que, como las anteriores, uno no espera ser retribuido o recompensado, sino que las hacemos por convicción y clara conciencia del beneficio que aportan a la comunidad. Son acciones que están muy vinculadas a la práctica de la corresponsabilidad social y al deseo de agradecer el hecho de estar vivos y de tener la oportunidad de hacer lo que queremos en la vida, gracias a que otros realizan acciones que nos facilitan y permiten que nosotros hagamos lo nuestro.
Ejemplos de lo anterior pueden ser, “regalar” nuestro aporte para que la ciudad esté limpia de basura callejera, apagar las luces de los espacios que no ocupamos en la casa, prevenir conflictos con los vecinos, pagar nuestros impuestos, participar en las mesas directivas del condominio o de la colonia, o bien, donar parte de nuestro tiempo disponible colaborando en una asociación altruista.
Hagamos el esfuerzo de imaginar muchas más acciones que ayuden a que todos vivamos mejor, en este mundo convulso, lleno de egoísmo, y con poca cultura de solidaridad y compromiso mutuo. Regalemos a los demás lo mejor de nosotros mismos.
*Interesado en temas de construcción de ciudadanía.