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¿Qué son las infraestructuras?

Alfonso Valenzuela Aguilera

Las infraestructuras proporcionan la base física para el desarrollo económico y social tanto del país como de las ciudades. Son grandes sistemas e instalaciones que articulan el flujo de gente y productos a lo largo y ancho del territorio y van desde carreteras, puentes, aeropuertos hasta redes ferroviarias, telecomunicaciones o servicios básicos. Son, por tanto, elementos indispensables para garantizar la calidad de vida de la población y deberían ser concebidas como proyectos de interés público, ya que permiten la conectividad, la eficiencia, la movilidad y el acceso a servicios básicos para la población.

Dada su importancia, la banca de desarrollo –que incluye el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo–, han hecho énfasis de manera recurrente sobre la importancia de extender las infraestructuras en los países emergentes y subdesarrollados, de modo que sostienen que si se invirtiera un punto porcentual del gasto público nacional en infraestructuras, en solo tres años el tamaño de las economías de Brasil crecería en un 2.5%, de Argentina en un 1.8% y de México en un 1.3%en su producto interno bruto.

Sin embargo, la construcción de estos megaproyectos no necesariamente trae aparejado un crecimiento equilibrado y equitativo del territorio, sino que en muchos casos puede profundizar las diferencias y desequilibrios regionales. Dado que históricamente ha predominado la visión desarrollista en donde el crecimiento económico es bueno y necesario en cualquiera de sus formas, a veces es difícil reconocer los intereses mercantiles y especulativos asociados a estos proyectos. 

Aunado a esto, el financiamiento de infraestructuras es considerado como una inversión a largo plazo dado que generalmente la planeación, ejecución y recuperación del capital se lleva incluso décadas para materializarse. Es por ello que en los últimos años han surgido instrumentos financieros que permiten capitalizar el proyecto en un tiempo relativamente corto y en donde participan inversionistas públicos y privados, nacionales y multinacionales. Entre ellos destacan dos instrumentos financieros: los Certificados de Capital de Desarrollo(CKDs) que han sido destinatarios de las pensiones a través de las Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (SIEFORES). 

El otro instrumento son los llamados FIBRAS o Fideicomisos de Inversión y Bienes Raíces, los cuales han sido utilizados como vehículos de inversión para capitales interesados en proyectos de infraestructuras, y que tienen el atractivo de estar exentos de impuestos como el IETU, ISR o el impuesto sobre adquisición de inmuebles (ISAI). Si bien estos modelos surgen en países desarrollados hace ya varias décadas, en México han tenido un crecimiento exponencial, al aumentar diez veces el valor del capital invertido por las AFORES en la última década, en donde primeramente se buscaba financiar el fallido Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y ahora se ha venido avanzando en una FIBRA para el Tren Maya.

Lo interesante de este último caso, es que la FIBRA no busca financiar el tren ni las vías, sino invertir en los 15 subcentros urbanos alrededor de las estaciones que conforman dicho sistema ferroviario. Estando a cargo de FONATUR y de una empresa privada llamada TMSOURCING, se alista un fideicomiso en donde se busca involucrar a los ejidatarios para que participen aportando sus terrenos a cambio de un número de certificados del mismo. Se habla también de que el sistema no generará un desarrollo urbano incontrolado o invasivo, si bien la historia de las ciudades mexicanasparecería no sustentar dicha expectativa.

Finalmente, tenemos la entrada de capitales chinos en el financiamiento de infraestructuras en distintas partes del mundo, pero también mostrando interés en México, justamente en redes ferroviarias como el Tren Maya o el metro de la Ciudad de México, además de una variedad de sectores, incluyendo la manufactura, la energía, la infraestructura y el turismo. Dado que China está ofreciendo créditos a cambio de intercambio de productos, o que incluyen la promesa de adquisición de maquinaria y tecnología, podríamos estar frente a una expansión de infraestructuras en el territorio nacional –y con ello el crecimiento urbano acelerado– de modo que,más allá de los beneficios derivados del crecimiento económico, estaría en juego la capacidad Estatal de controlar la expansión urbana, una asignatura más que pendiente.

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