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Sobre la idea de habitar

 

El conocido ensayo de Martin Heidegger, titulado “Construir, habitar, pensar”, desarrolla la idea de habitar, planteando que no se trata simplemente de ocupar un espacio, sino de una forma fundamental de estar en el mundo. Este concepto implica una conexión profunda y significativa con el entorno que habitamos. Sin embargo, en la actualidad, habitar se ha reducido a la mera adquisición de una propiedad, donde la vivienda se percibe como el objetivo último, cuando en realidad debería ser el fundamento para ejercer otros derechos fundamentales.

La conversión de la vivienda en un instrumento financiero ha impulsado la especulación inmobiliaria, elevando de forma exponencial los precios de las rentas, reduciendo la oferta disponible y capitalizando la revalorización de los inmuebles a través de la mejora en infraestructuras o servicios promovidos por el Estado. Las burbujas inmobiliarias, resultado de esta dinámica, han dejado un impacto duradero en los sectores más vulnerables de la población, quienes son seducidos por la promesa de una vivienda accesible pero carecen de las garantías para cumplir con las hipotecas.

Después de la crisis Subprime en Estados Unidos, más de tres millones de personas fueron desalojadas y alrededor de 15 millones perdieron sus empleos. En un escenario vinculado, México enfrenta actualmente un inventario de más de seis millones de viviendas deshabitadas, principalmente en las periferias urbanas, sin perspectivas de reincorporarse al mercado inmobiliario en el corto plazo. Estos desequilibrios que afectan la oferta de vivienda son resultado de la adquisición de propiedades con fines especulativos, lo que eleva los precios de manera constante, y donde las rentas alcanzan valores desproporcionadamente mayores que los precios de venta.

Las burbujas financieras resultan de la convergencia de varios factores que podrían mitigarse a través de políticas públicas coherentes, una regulación financiera adecuada y una planeación urbana más estructurada. Estas burbujas se originan cuando múltiples factores como el crédito fácil y la especulación elevan artificialmente los precios de las viviendas, desestabilizando el mercado. Para evitar estas crisis, es crucial adoptar enfoques estratégicos que equilibren la oferta y demanda real de inmuebles, además de regular el acceso a préstamos y fomentar la construcción de viviendas en áreas con infraestructura adecuada. Una herramienta clave para mitigar este tipo de crisis sería la creación de una base de datos nacional que contenga información en tiempo real sobre los precios de las propiedades, los valores de las rentas y la demanda de inmuebles. Este sistema permitiría detectar variaciones importantes y mantener un monitoreo transparente del mercado inmobiliario.

En ese sentido, las administraciones federal y estatal entrantes han expresado su compromiso de ofrecer vivienda accesible, tanto en venta como en renta. En este sentido, se ha propuesto la construcción de 75 mil viviendas anuales, promovidas y construidas por el INFONAVIT, con el objetivo de atender la demanda de aquellos sectores de la población que no pueden acceder a créditos hipotecarios, pero que necesitan viviendas bien localizadas a precios accesibles.

En síntesis, la mercantilización de la vivienda ha desviado el sentido esencial del «habitar» propuesto por Heidegger, convirtiéndola en un objeto de especulación financiera que perjudica a los sectores más vulnerables. La proliferación de burbujas inmobiliarias, alimentadas por la compra de inmuebles con fines especulativos, ha incrementado los precios de las propiedades y las rentas de manera desproporcionada, exacerbando el problema del acceso a la vivienda. Frente a esta realidad, es crucial implementar políticas públicas efectivas, como la creación de una base de datos nacional que permita monitorear el mercado en tiempo real, junto con la construcción de vivienda accesible, particularmente para aquellos que no pueden acceder a créditos hipotecarios. Al tratar estos problemas con una visión sostenida y centrada en el bienestar social, es posible detener los ciclos repetitivos de especulación y crisis que afectan a millones, tanto en México como en otras partes del mundo.