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Françoise Choay: la revitalización del patrimonio

(Primera parte de dos)

 

Francoise Choay (París, 29 de marzo de 1925 – París, 8 de enero de 2025), fue una de las teóricas más influyentes en la historia de la arquitectura y el urbanismo. Profesora emérita de la Universidad de París y docente en diversas universidades de Estados Unidos, Bélgica e Italia, su obra fue clave para definir la semántica y las contradicciones del patrimonio cultural. Entre sus publicaciones más destacadas se encuentran La regla y la modelo, El urbanismo: utopías y realidades, y la alegoría del patrimonio. Tuve oportunidad de entrevistarla hace dos décadas sobre las intervenciones urbanas en los centros históricos, que comparto como un pequeño homenaje a su trabajo.

En las estrategias de revitalización y valorización del patrimonio está también presente la cuestión del mejoramiento de las condiciones de vida y el fortalecimiento de la identidad de los residentes, ¿es posible hacer las dos cosas?

En primera instancia la revitalización quiere decir “dar la vida”, es decir que implica también devolverles la vida a las personas de escasos recursos que habitan estas zonas, lo cual no concierne solamente las actividades de los ricos, sino que responde a un objetivo integral. En mi opinión, el pasado es para ser habitado; sin embargo, considero que existen muy pocos monumentos, edificios o conjuntos con valor museal real.

La revitalización entonces se convierte en una necesidad que responde a una razón muy simple que explico en algunos de mis libros, y es que en la actualidad hemos perdido la noción de tejido y de edificaciones a escala humana, por lo que hemos venido sufriendo ambientes desproporcionados en donde uno no sabe ya que hacer. Todo lo que consideramos patrimonio construido –sea urbano o rurales- resulta inevitablemente inadecuado para desarrollar un marco de vida, por lo que necesitamos reaprender a crearlo.

En Europa las experiencias de revitalización son equiparables -a diferencia de las ciudades latinoamericanas con una gran población pobre en la capital-, como es el caso de Lisboa, Portugal, en donde existen experiencias absolutamente apasionantes (de las que se habla poco), que han sido realizadas en los barrios históricos alrededor del antiguo castillo, habitados por una población de recursos bastante modestos (e incluso pobres), y en donde mediante una intervención coordinada por el joven alcalde João Soares, lograron rehabilitar la zona sin tener que desplazar a los residentes.

Me impresionó en particular la forma como arquitectos portugueses de renombre se esmeraban en buscar soluciones para la gente que tuvieran en consideración las características del barrio antiguo, mediante soluciones contemporáneas que no suprimieran el esprit, es decir, sin adoptar una posición conservadora arqueológica o histórica (que es una concepción muy francesa, por cierto) en la gran mayoría de los casos. En resumen, el proceso que usted describe no solo es posible, sino hoy en día indispensable.

Al interior de la ciudad central existe generalmente poca atención a la producción de vivienda nueva para gente de escasos recursos; ¿Podría comentarnos sobre las recientes reformas en Francia en donde se requiere la construcción de un 20% de vivienda social dentro de los nuevos desarrollos?

Estas disposiciones son bastante nuevas, pero hasta cierto punto resultan inadecuadas por las transformaciones al interior de cada una de las zonas: mientras que algunas han sufrido una escasez de vivienda social, en otras ha habido una sobreproducción de ésta, por lo que establecer un porcentaje como obligación no le encuentro mucho sentido. Por otra parte, muchas veces se le impone a la gente un modelo de vivienda que no funciona, a tal grado que no hemos sido capaces de desarrollar hasta ahora una solución satisfactoria de vivienda social. Por ejemplo, los residentes en las periferias seguramente apreciarían que los diseños de las viviendas fueran menos anónimos, quizá con menos confort, pero con mayor identidad.

Por ejemplo, en la década de los setenta, decidieron rehabilitar el barrio de Le Marais en Paris (como usted sabe, Le Corbusier había planeado destruirlo en su Plan Voisin), debido a su estado de deterioro general en donde casonas muy valiosas se encontraban en mal estado, etc.; entonces hicieron algo equivocado: los planificadores renovaron el barrio entero haciendo cuidadosas restauraciones para los ricos, basándose en argumentos higienistas (falta de baños, etc.), para desplazar a los residentes sin tener en consideración cuestiones de carácter social. Lo decepcionante en este caso fue constatar que las autoridades no estaban preparadas para regular este tipo de transformaciones. Por último, puedo comentar que han existido casos de incentivos para la vivienda social, pero que respondieron más bien a una crisis económica del momento, y en donde se decidió que partes del patrimonio construido se utilizara para proyectos de vivienda social.

Continuará…

Françoise Choay. Imagen MC Bordaz

Alfonso Valenzuela Aguilera