Edna Galindo Dellavalle*
El astroturismo, una actividad que va en aumento en el mundo, ofrece al viajante una experiencia amplia: en una zona de descanso y contemplación, se le permite convivir en un entorno natural, descubriendo a simple vista planetas, nuestra galaxia, constelaciones; si hay un telescopio es posible observar algunos detalles más, como los anillos de Saturno, nebulosas, galaxias, entre otros.
Como he anunciado en mi nota anterior, para ello se necesitan cielos oscuros. Una buena noticia es que la contaminación lumínica es reversible. En algunas ciudades del mundo y gracias a la voluntad política y con el esfuerzo colectivo entre actores de la comunidad científica, se han hecho los cambios pertinentes en el alumbrado público con la intención de preservar no sólo la salud del ecosistema sino la de la humanidad misma.
La negrura del cielo se mide mediante la escala de Bortle: en la ilustración observamos de derecha a izquierda que en el nivel 1 de la escala el cielo es excelente para la astronomía, conforme el número va creciendo el número de objetos celestes va desapareciendo hasta llegar al nivel 8/9 en donde prácticamente el cielo nocturno luce gris o blanquecino.
Crédito: ESO/P. Horálek, M. Wallner. Textos en español agregados por la autora.
¿Qué se necesita entonces para alcanzar estos cambios?
Estos cambios debieran cumplir con cuatro criterios básicos: un patrón vertical de iluminación, el uso de temperatura correlacionada al color de entre 2200K hasta 2700K, la intensidad de la luminaria no debería exceder el 10% de la iluminación mínima promedio especificada por la NOM-03-ENER-2016 y la instalación correcta de la lámpara, evitando que emita luz por arriba del horizonte. Un beneficio extra es el económico, ya que estos cambios producen un ahorro en el gasto público al haber una disminución del consumo energético[1].
El astroturismo es entonces esta nueva forma de hacer turismo que además es sostenible. Es como una reacción en cadena: si encontramos eco en una comunidad que cuide su entorno para obtener beneficios económicos al brindar experiencias turísticas atractivas y después este modelo se replica, con el paso del tiempo no habría sólo un pequeño punto de cielo estrellado, sino una gran zona oscura repleta de objetos celestes.
Este astroturismo está abocado a la contemplación del universo siendo un factor que promueve también el turismo científico, ya que existen grupos académicos, en particular astronómicos, que requieren lugares lo suficientemente oscuros para realizar investigación básica.
Morelos tiene aún cielos que están dentro de la clasificación de “buenos cielos para observar”. Desde la Sierra de Huautla es posible ver la Vía Láctea, gracias a su nivel de conservación y su lejanía de las ciudades. Es un lugar inmejorable, un remanso sin contaminación auditiva ni lumínica.
Veo el astroturismo como una forma de crear comunidad ya que si para esta actividad capacitamos a las mujeres podríamos entonces generar una actividad económica que les permitiría obtener un ingreso por su trabajo, generando oportunidades de conservación y apropiación territorial, fomentando el uso regulado de luminarias públicas, la conservación del ecosistema, la vuelta a una vida regida por los ciclos circadianos. Morelos podría ser pionero de esta iniciativa.
Desde Noche Estelar, en trabajo conjunto con el NODESS Morelos Cooperativo y Solidario, tenemos la tarea de visibilizar esta problemática pero también de trazar acciones que beneficien al estado, creando oportunidades de desarrollo económico, principalmente en zonas vulnerables, buscando además fomentar las vocaciones científicas con especial énfasis para niñas y mujeres. Nuestro interés radica en que rescatemos y nos apropiemos de este conocimiento astronómico que ya era nuestro y se nos anda extraviando.
*Maestra en Ciencias Físicas, creadora y directora de Noche Estelar. Miembro del NODESS Morelos Solidario y Cooperativo.
Referencias:
Tomado de las recomendaciones emitidas por la Oficina de la Ley del Cielo del Instituto de Astronomía de la UNAM en Ensenada, Baja California.