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No se está generando una alternativa al sistema sino la simple alternancia al mismo.

  1. Hay una política electorera, así como el olvido de lo que debe ser su referente y su base social.
  2. Atribuye nula importancia a la lucha por las ideas y al conocimiento de las mismas, es decir, a la construcción de una conciencia alternativa.
  3. Su intelectualismo, teñido de desprecio por sus votantes, así como su pragmatismo muestran una total despreocupación por los Principios y por la Ética.
  4. Se dedica a vivir de una renta de posición esperando que el desgaste y el descrédito del poder haga caer al gobierno en sus manos, evitándole así el lento trabajo de construir conciencias, relaciones de poder desde abajo, militantes, cuadros, dirigentes, proyectos.

Es una serie de postulados que nos preocupan pero que no dejan de tener cierta dosis de realismo. Veamos la actuación de MORENA, examinemos sus prioridades o sus urgencias. O no quieren entender, o no les importa, envalentonados y arrogantes como están y se sienten por los triunfos obtenidos. No habíamos visto esto con tanta desfachatez.

Directores, regidores y alcaldes de algún pueblecito insignificante se encuentran enfermizamente contaminados por la enfermedad del poder. Todos estos pequeños funcionarios no cesan de publicitarse inundando sus redes sociales presumiendo sus autos nuevos y ensayando su amplia sonrisa. Este arribismo, aspiracionismo típico de la clase media padece también un racismo vergonzante como irónica variante del autodesprecio.

El Poder convierte al individuo en un pelele, lo inserta en la competitividad contra sus semejantes a donde acude ahíto de hostilidad, petulancia y agresividad con la única intención de sobajar al contrincante e instalarse como el personaje idóneo al cargo en disputa.

La concientización es indispensable y necesaria, el servidor público debe dar ejemplo. Ya lo hemos dicho: no es el afán de servicio o la vocación los motores de esta dinámica existencial.

Cuestionemos con seriedad esperando no propiciar enojos ni rabietas en las dirigentes de MORENA. Les entregamos un documento sobre propuestas concretas y definidas. No hemos recibido la menor respuesta. Tal vez no leyeron lo escrito, tal vez lo comentaron con sus dirigentes nacionales, pero no contestaron. En toda organización pequeña o grande, importante o sencilla, lo menos que se espera es que los miembros sean escuchados por sus dirigentes.

Ya ven la Iglesia, el Gobierno, los partidos, los Sindicatos… todos. Así que…

* Están, MORENA y la Izquierda misma como tal, ¿creando, construyendo una alternativa a este sistema?

* ¿No es verdad que sólo se advierte una política electorera?

* ¿Cuál es su referente y cuál es su base social? ¿Los obreros y sus sindicatos? ¿Los maestros? ¿El campesinado? ¿Los pueblos originarios?

* Y en cuanto a la lucha por las ideas, ¿cómo se construye la Conciencia Alternativa? ¿Se están organizando los Talleres de Formación Política? ¿Ha habido una sola Asamblea de Base en algún municipio? ¿Hay dirigencias municipales?

* ¿No es verdad que manifiestan desprecio por sus votantes, elevado pragmatismo y una total despreocupación por los Principios y por la Ética?

* Y finalmente, ¿cómo van a construir conciencias, relaciones de poder desde abajo, militantes, cuadros, dirigentes, proyectos si no asumen ningún compromiso?

La Democracia, sometida al asedio del mercado, se siente gravemente amenazada, más que nunca, por los diferentes sistemas de dominación: el capitalismo, el colonialismo, el patriarcado, el neo-imperialismo, el racismo, el supremacismo blanco, el neofascismo y la extrema derecha política, que tienen más poder que ella misma, la propia Democracia. 

¿Qué democracia? ¿Podemos reducirla a la democracia representativa? Por supuesto que no. Hay que avanzar hacia una democracia de base, participativa, y ello en todos los campos del quehacer humano: político, económico, educativo, cultural, religioso, social, familiar, laboral. 

Aquí la pregunta del Dr. Dussel, vigente y pertinente: ¿Cómo construir una Política emancipadora anclada en una Ética de la Liberación?

Hugo Carbajal Aguilar