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Por Antonio Ponciano Díaz*

Un atributo que tenemos los seres humanos y el cual nos diferencia de todas las especies es nuestra capacidad de pensar y gracias a esa cualidad hemos llegado hasta donde se encuentra, hoy en día, la civilización.

Desafortunadamente, no todos los seres humanos estamos en condiciones de ejercer éste atributo. Pareciera que hay una conspiración de los poderosos para nulificar nuestra capacidad de pensar y eso es un terrible peligro porque teniendo en nuestras manos la libertad de pensar estamos sucumbiendo ante una sociedad que aparentemente todo lo tiene ya resuelto y eso genera una enorme pereza que nos está llevando a una vida simple llena de carencias y; paradójicamente, llena de deseos.

Los deseos que son los grandes motivadores para alcanzar sueños y que requieren de disciplina, trabajo, pasión y voluntad férrea, unos pensamientos firmes para materializarlos están sucumbiendo ante la ligereza del pensar y los grandes distractores que ha generado la modernidad en el mundo capitalista o neoliberal o; simplemente, consumista de frivolidades simplistas.

Los gigantes de las tecnologías y las narrativas que construyen la mayoría de los gobernantes para mantener su rebaño; los primeros capturando nuestra atención con las redes sociales y los segundos ofreciendo el oro y el moro para mantenerse en el poder, pareciera que conspiran para nulificar toda posibilidad del pensamiento. El pensar siempre ha sido una amenaza para el poderoso.

Recurriendo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (REA) la cual define a la palabra “pensar” y entre una de sus acepciones esta la siguiente: “Examinar mentalmente algo con atención para formar un juicio”. Esperaría que con este referente haya luz para comprender porque es un peligro no pensar. Queda claro entonces que los gigantes de las tecnologías con sus algoritmos matemáticos a través de sus instrumentos como las redes sociales, los videojuegos y tantas plataformas que hay están esclavizando nuestra atención, la cual es un pilar fundamental para el pensar.

Y los gobernantes que utilizan sendas declaraciones como verdades absolutas, para justificar sus incapacidades, errores, dispendios e ineficiencias y mantener a sus clientelas con sus peroratas falsas y cínicas, la mayoría de las veces aplaudidas por sus vasallos y seguidores, pero muy efectivas para el público que tiene la pereza de pensar.

Bajo este marco de reflexión pareciera que el pensamiento juicioso y crítico es exclusivo de las comunidades universitarias, de los intelectuales, los científicos, del periodismo de investigación, de los articulistas de opinión, de los comentocrátas, pero no es así, todos los seres humanos estamos dotados de la cualidad de pensar y si no se ejerce, en términos generales es porque uno no se atreve a pensar. Tal vez, porque su circunstancia está dominada por la simpleza de una vida adversa o cómoda o porque no se ha tenido la oportunidad de recibir educación. Lo cierto es que es un peligro no pensar.

El pensar requiere atención, observación, análisis y crítica, para poder emitir juicios y opiniones ¿Y TÚ PIENSAS?

  • Ex catedrático de la UAEM y analista político