De los Zapata heredo mi parte indígena refiere el bisnieto de Eufemio Zapata
(Primera parte)
Fíjense queridos lectores las sorpresas que da la vida. Estando convaleciente de una larga gripe y de un malestar general, al estar en casa, me visita mi amigo Manuel Gómez Vázquez: el Tecuhtli (mando indígena) del Estado de Morelos en compañía de don Emilio Lázaro Rubio Aguilar, presidente del gobierno nacional superior indígena y pluricultural al que, tan pronto veo, se me olvida todo malestar. Les explico por qué.
Le había pedido hace un par de meses a don Emilio cuando lo encontré en Puebla en una reunión nacional de gobiernos indígenas, me permitiera entrevistarlo acerca de su bisabuelo en línea directa: ni más ni menos que el general Eufemio Zapata Salazar (Villa de Ayala 1873-Cuautla 1917), hermano mayor e incondicional del Caudillo del Sur, pero también acerca de su liderazgo nacional.
Para quienes no conozcan la trayectoria de Eufemio, su bisabuelo, antes de entrar a la entrevista con don Emilio, su bisnieto, les sintetizo que Eufemio fue un militar zapatista que participó en la contienda armada del Sur, que guardó lealtad al Ejército Libertador que fundó su hermano desde que se sumó en los primeros momentos a su lucha armada en Morelos hasta el día que falleció y que cuidó de “Miliano”, como le decía a su hermano menor lo más que pudo. Eufemio fue asesinado a los 44 años de edad, dos años antes de que hicieran lo mismo con Zapata.
Hijo de Gabriel Zapata y de doña Cleofas Salazar, luego de haber cursado sus estudios primarios en Anenecuilco, se inclinó por el comercio y comenzó como comerciante informal, ya dentro de ese ramo en el que resultó muy hábil, al cabo de unos años se estableció un tiempo en Veracruz donde con cierto caudal ahorrado regresó a Morelos, su tierra, en cuanto supo de los brotes revolucionarios sureños de 1911. Al llegar se une al movimiento que encabeza su hermano Emiliano seis años menor que él, del que solo la muerte lo separó. Fallecimiento no esclarecido del todo aún hoy.
Ahora, con su bisnieto don Emilio en mi casa, me muestra un estandarte que desenvuelve con todo cuidado dado que ya es una reliquia del 14avo. batallón de la montada del ELS. A mi pregunta de cómo es que lo tiene, responde: “Me lo heredó mi madre junto con otros recuerdos que ya le mostraré”. De esta manera, primero, respetuosamente de pie ante el estandarte, luego ya sentados cómodamente, entro de lleno a los recuerdos familiares de los que tan orgulloso se muestra así como de su propia vida.
“Verá Doctora”, -le aclaro que aún no lo soy-, “pero ya está en camino”, -responde. “Nací en la CDMX pero vivo en Texcoco y a su pregunta de cómo entré a esta actividad, le respondo: “Fue a invitación de amigos que me conocían y sabían cómo pensaba desde hacía años. Y cuando sale la convocatoria y me eligen comunidades originarias de 28 estados del país, entro de lleno al liderazgo nacional de los gobiernos indígenas pluriculturales, luego de saber que el anterior intento había fracasado y que éste, al que me invitaban, era legal.”
“Y al involucrarme de lleno constato y les informo que la primera misión de esta agrupación es unirnos, que es lo que nos falta a las sociedades étnicas en general que olvidan que en realidad son los verdaderos herederos de la nación, aunque siempre la política federal los ha marginado sin darles el valor que se merecen…que nos merecemos”, recalca. “Tanto han sido marginados, que todos los pueblos originarios, merecen que el poder federal les ofrezca una disculpa por tanta omisión a sus necesidades que han sufrido desde hace tanto tiempo y que siguen padeciendo. Y yo, en mi persona, siento como propio ese desagravio, porque dentro del mestizaje que México vive, llevo en la sangre mi parte indígena que heredo de los Zapata por parte de mi rama materna”.
Y ya entrados en la plática, don Emilio prosigue: “Verá Ud. yo nací de un tronco familiar que ha proyectado una buena sombra en sus descendientes, yo me agarro de esa sombra que me cobija. Y por supuesto soy consciente de que, aunque yo vengo de ese ilustre tronco familiar, no me quedo en el pasado, ni vivo de ese pasado e intento hacer mi propia historia al comprender que para aceptar este nombramiento que me han brindado todos esos pueblos que creen en mí, no lo acepté por ambición ni por afán de lucro o de lucimiento personal. Fíjese que en mis recorridos, al saber que soy descendiente de los hermanos Zapata, la gente me abre las puertas de su casa y me brinda su confianza. Y en reciprocidad, siempre que hablo con los habitantes de los distintos pueblos lo hago no con el lenguaje político en el que ya nadie cree, sino con el lenguaje del corazón…”
Seguimos el próximo miércoles.
Ante la reliquia del estandarte original del 14avo. regimiento de la montada del Ejército Libertador del Sur, don Emilio Lázaro Rubio Aguilar, Presidente nacional de los gobiernos indígenas pluriculturales, explica a la autora cómo lo conserva y de quién lo heredó él. Foto tomada por Manuel Gómez Vázquez / Cortesía de la autora.