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No cabe duda, la vida es sueño y los sueños, sueños son

 

Fíjense queridos lectores, yo que no soy proclive a la celebración de los Días conmemorativos de la Madre, del padre, de la amistad y un largo etcétera por considerarlos creados por el comercio, la vida me dio una gran lección. Casi de manera circunstancial la esposa de un buen amigo mío, ahora ella amiga también, Aidé Grijalva me invitó de un día al otro a escuchar cantar al coro de jubilados del ISSSTE al que ella pertenecía. Sabía que llevaban meses ensayando y fui, se presentaron en la Sala Manuel M. Ponce del Jardín Borda.

La bellísima selección musical dio inicio con La Habanera, música tan entrañable para mí y ya de ahí con las distintas canciones como la española Amor de Hombre me sentí transportada a otros tiempos como en un “dejá vu” (en francés es algo ya visto) pero al ver cómo todos esos adultos mayores disfrutaban cantar más que para los asistentes, para ellos mismos, recordé la obra cumbre de Calderón de la Barca: “La vida es sueño”.

Y al leer distintas opiniones sobre la obra estrenada en 1635, entendí por primera vez, no cuando la estudié en Secundaria, sino ahora, ya con juventud acumulada, que la obra trata sobre la oposición y la dualidad entre el libre albedrío y la predestinación, así como entre la realidad y el sueño. Pero para seguirles narrando, les informe que, de hecho, su tema central es la libertad del ser humano para configurar su propia vida, sin dejarse llevar por un supuesto destino y eso es precisamente lo que estaba yo viendo hacer en esa función a cerca de 25 jubilados, hombres y mujeres mayoritariamente, cante y cante y decidiendo a la par qué hacer con su tiempo libre.

Y al rato, animados por el entusiasmo de su director Omar Ramírez Hernández, me vi coreando con todos los asistentes, las preciosas canciones de un popurri de Juan Gabriel y al escucharlo recordé cómo pasé en E.U. la mejor noche de mi vida de un 15 de septiembre, cantando junto con 10 mil mexicanos todas sus canciones. Estábamos rodeados en una gran proporción de migrantes indocumentados, ya que, me explicaba Pablo Antonio Castro Zavala, líder de la Federación Internacional de Migrantes Morelenses, existe un acuerdo en E.U., de que la migra no se mete a detener a nadie en espectáculos, ni en sus idas y salidas de los mismos para no afectar los llenos totales y con ello las ganancias de empresarios norteamericanos cuando se presentan ídolos de México como Los Tigres del Norte y un largo etcétera.

Les confieso que me había prometido que nunca iría a Las Vegas, lugar tan alejado de mi forma de ser, pero cuando este amigo, el cuernavacense Pablo Antonio que sí la hizo allá habiéndose cruzado y comenzado su nueva vida barriendo en un negocio, me honró con la presea Máximo Orgullo Hispano ante el alcalde de ese lugar. Esto, por todas las entrevistas que hice a decenas de migrantes para publicarlas en la página La Voz del Migrante en DDM.

Por cierto, todas sus historias épicas, todas admirables, todas diferentes acerca de sus llegadas, cruces de frontera y comienzos para intentar alcanzar el sueño americano. Unos lo lograron como Pablo Antonio y muchos más. Otros luego de tres, cuatro expulsiones finalmente “la hicieron allá”, pero también hubo quienes nomás no pudieron.

Cuánto tenemos que aprender de todos esos magníficos migrantes como Raúl Esteban Sánchez Ocampo oriundo de Axochiapan, Morelos, que tan pronto ocurrió la tragedia de la llegada del Huracán Otis, una monstruo categoría 5 que irrumpió en Acapulco el 25 de octubre de 2023 dejando a su paso 47 muertos, 60 desaparecidos y devastación en uno de los puertos más lindos del mundo, recibí su llamada desde Minneapolis donde vive y trabaja desde hace 25 años.

Diciéndome: “Lya por favor, deme su número de cuenta, le deposito mañana 1,000 dólares, compre por favor lo que crea que haga falta en Acapulco y mándelo por favor”. Díganme queridos lectores si no la vida es un sueño. Nunca he hecho una compra mejor, tan bien pensada y más feliz que esa. Luego de algunas dificultades por el traslado, su apoyo llegó a Acapulco por parte de Raúl Sánchez.

Pero regreso al Coro por el Día del Adulto Mayor los que mientras más avanzaban en su repertorio, más nos sumábamos los asistentes a ellos coreando además de la preciosa música de “Juanga”, las inolvidables también canciones de Enrique Guzmán y otros compositores. Salí fascinada del evento, tanto que al llegar a casa y escribir estás línea, seguía yo cante y cante.

Y hasta la próxima.

Un momento en un concierto musical con el coro de Adultos Mayores y Jubilados del ISSSTE Morelos, que lograron lleno total y un gran entusiasmo por celebrar ese día. Foto tomada por Guillermo Mendizábal quien autorizó su publicación.