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Heberto Castillo: reflexiones sobre su caminar.

Primera parte. Del Movimiento de Liberación Nacional a la constitución del PMT.

 

“Mi brújula inseparable en el quehacer científico y político ha sido preferir siempre la verdad.”

“…El poder político debe ser también de propiedad social, pues cuando…permanece en manos de unos cuantos, como propiedad privada, … surge la corrupción y el abandono de las causas populares.”

Heberto Castillo (1983)[1]

Sonó el celular, era Laura Castillo, hija de Heberto, amiga y compañera, juntas participamos en la construcción del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), fundado en 1974 por Heberto Castillo y Demetrio Vallejo, de la mano de muchos luchadores sociales, intelectuales y jóvenes. Me pidió que participara en el evento que estaba organizando para conmemorar el 28 aniversario luctuoso de su padre, aquí en Cuernavaca, se presentaría una edición reducida del libro “Si te agarran, te van a matar”, de inmediato acepté, en eso quedamos.

De pronto, una oleada de recuerdos invadió mi mente, un golpeteo constante de memorias. Calculaba el tiempo transcurrido desde aquella tarde de 1976 en que decidí acudir a las oficinas del PMT, en Bucareli 20, octavo piso. Quería incorporarme a la organización y participar en la transformación de mi país. Tenía 22 años. Han pasado 49 años, casi medio siglo. Pensé en la caja donde guardé documentos, libros de Heberto, carteles, ejemplares de Insurgencia Popular, el órgano de difusión del PMT, y no sé cuántas cosas más de aquella época, de aquellas vivencias tan intensas. La busqué… y ahora la tengo entre mis manos.

Decidí que, además de participar en el evento al que fui invitada, dedicaría mi próximo artículo —este que ahora escribo— a Heberto Castillo, al PMT, por el profundo impacto que tuvo esta experiencia política y social en mí, así como en muchos jóvenes que, como yo, tuvimos la maravillosa oportunidad de ser parte de la construcción del Partido Mexicano de los Trabajadores.

Heberto Castillo Martínez fue un ser humano íntegro y comprometido con las luchas obreras y campesinas de su tiempo. A inicios de los años sesenta, de la mano de Lázaro Cárdenas, promovió la organización del Movimiento de Liberación Nacional (MLN). Recorrió el país invitando a la población más vulnerable a organizarse en defensa de sus derechos. El gobierno de Díaz Ordaz lo tuvo en la mira permanentemente, sufrió la persecución y estuvo en riesgo de perder la vida como él mismo nos relata en su texto “El Principio” [2]. Como maestro de la UNAM, participó activamente en el movimiento de 1968 hasta que fue detenido y encarcelado. En su relato “Si te agarran, te van a matar”[3] describe las experiencias vividas durante este movimiento.

Heberto es capturado en mayo de 1969 y liberado dos años después en mayo de 1971, en contra de su voluntad, sin juicio ni sentencia. En su libro “Libertad bajo protesta” presenta su defensa ante las acusaciones que las autoridades le imputan. Así mismo, reseña el escrito dirigido al procurador general de la república, en el cual acusa jurídicamente a los gobernantes por la política de sistemática represión llevada a cabo por el régimen encabezado por Gustavo Díaz Ordaz en contra del pueblo de México. Heberto señala los hechos ocurridos, los delitos cometidos por las autoridades, las pruebas incluyendo las lista de algunas personas asesinadas el 2 de octubre. Nunca se llevó a cabo el juicio ni se dictó sentencia, ésta pendía como espada de Damocles[4], Heberto continúo su lucha, jamás se dejó amedrentar.

Cuando Heberto llega a la carcel de Lecumberri, Demetrio Vallejo llevaba ya 10 años en prisión. Tejieron una gran amistad entre ellos y definieron la estrategia a seguir cuando salieran de prisión: Construir un partido de masas que fuera un instrumento de lucha del pueblo de México.

Una vez fuera de la cárcel, Heberto y Vallejo crearon el CNAO[5] y recorrieron el país para consultar a la población si se debía formar una nueva organización y sus características. Se Formaron 105 comités en 29 estados y el D.F. En agosto de 1974 el CNAO manifiesta: … “A 64 años de iniciada la revolución, nuestro país presenta un panorama desolador: la estructura económica se encuentra dominada por el imperialismo norteamericano a través de las empresas trasnacionales y de vendepatrias que prestan sus nombres para simular que son mexicanas… el gobierno por medio de las empresas nacionalizadas, …, subsidia a las compañías extranjeras que saquean los recursos naturales del país y explotan a los trabajadores mexicanos. Frente a estos hechos y desigualdades … y dada la falta de un partido político que sirva de instrumento de lucha al pueblo se convoca al Congreso Nacional Constituyente de un nuevo partido político.”[6]

En septiembre de 1974 se constituye el Partido Mexicano de los Trabajadores, que se define como un “partido político de masas, revolucionario, de auténtica oposición y verticalidad, capaz de dirigir democrática y disciplinadamente a los obreros, campesinos, intelectuales y estudiantes en la histórica lucha de los explotados contra los explotadores.” En la segunda parte reflexionaremos sobre las características organizativas del PMT y la lucha que emprendió de 1974 hasta su disolución en 1987.

Finalizo expresando que la vida de Heberto estuvo marcada por la coherencia entre su pensamiento y su acción. Fue un hombre valiente, que no temió enfrentarse al poder en defensa de los más desfavorecidos. Apasionado defensor de la democracia, la soberanía y la justicia, Heberto dejó una huella imborrable como ejemplo de ética, generosidad, congruencia y compromiso con México.

*Académica y expresidenta del IMPEPAC (2014-2020)

Con ilustraciones de su nieta

Itzel Valdés Castillo

  1. Heberto Castillo (1983). Si te agarran te van a matar, Pág. 7 y 8. Una edición de 2012 se puede consultar en: http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/ce/scpd/LXI/agarran.pdf

  2. Ibid. Págs. 35-63

  3. Ibid.Págs. 65-78

  4. Metáfora que describe una amenaza o peligro constante sobre alguien.

  5. Comité Nacional de Auscultación y Organización.

  6. Javier Santiago. PMT, la difícil historia. Editorial Posada, 1987. Pág. 71

Ana Isabel León Trueba