Voces que sanan: el eco las mujeres en la mente y el corazón
Ayer, 10 de octubre, fue el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha dedicada a la sensibilización y promoción de los derechos de las personas con problemas de salud mental en todo el mundo. Este día busca romper el estigma asociado con las enfermedades mentales, pero también busca reconocer a quienes han hecho contribuciones significativas en la comprensión y el tratamiento de estas condiciones. Por eso hoy me di a la tarea de compartir la historia de sólo tres mujeres que han hecho grandes contribuciones al tema.
A mediados del siglo XIX, Dorothea Dix caminaba por los pasillos oscuros y húmedos de los asilos psiquiátricos en Estados Unidos, horrorizada por las condiciones inhumanas en que vivían los pacientes. A la mayoría se les trataba como criminales, en celdas sucias y sin ningún tratamiento adecuado. Este encuentro con la realidad impulsó a Dix a dedicarse a una misión de vida: luchar por la reforma de la atención a la salud mental. Gracias a sus esfuerzos, se crearon instituciones más humanas y se implementaron leyes que exigían mejores condiciones para las personas con trastornos mentales. Sus acciones fueron pioneras para que se comprendiera la importancia del trato digno en la atención de la salud mental.
Décadas más tarde, Anna Freud (sí, era su padre, por si te sonaba familiar) llevó el estudio de la mente humana a un ámbito que había sido poco explorado: el mundo de la infancia. Creía firmemente que la comprensión del desarrollo psicológico en esta etapa era esencial para el tratamiento efectivo de los problemas mentales. A través de su trabajo, estableció la base de la psicología infantil moderna y abrió clínicas especializadas en terapia para infancias.
Durante su carrera, Anna desarrolló teorías sobre los mecanismos de defensa y la importancia del entorno en la formación del “yo”. En su clínica en Londres, que también actuaba como centro de formación, trabajó incansablemente para mejorar la vida de niñas y niños que habían sido afectados por la guerra y otras adversidades.
En los años 80, Marsha Linehan revolucionó la psicología clínica con el desarrollo de la Terapia Dialéctica Conductual (DBT), diseñada específicamente para tratar el trastorno límite de la personalidad y las conductas suicidas crónicas. Linehan, quien en su juventud había luchado contra un trastorno límite, no solo creó una terapia efectiva, sino que rompió el silencio sobre su propia historia, convirtiéndose en un ejemplo inspirador.
La DBT, vigente hasta ahora, no solo se centra en cambiar comportamientos autodestructivos, sino también en aceptar la realidad tal como es y buscar un equilibrio entre la aceptación y el cambio. Este enfoque ha ha transformado el tratamiento de los trastornos emocionales severos.
El Día Mundial de la Salud Mental no es solo una jornada de concienciación, sino también una invitación a seguir avanzando en la senda que trazaron mujeres como Dorothea Dix, Anna Freud y Marsha Linehan. Sus aportes continúan inspirando a quienes trabajan en el campo de la salud mental, y sus legados son un recordatorio de que cada pequeño paso en la mejora de la atención puede tener un impacto duradero en la vida de millones de personas.