Cuidadoras de la tierra
La relación entre las mujeres y la naturaleza es profunda y milenaria. En muchas culturas alrededor del mundo, las mujeres han sido las guardianas de la tierra, del agua y de los recursos naturales. Esta conexión ancestral se traduce en un liderazgo en el ámbito de la conservación, donde mujeres en todo el mundo están a la vanguardia de iniciativas para proteger la biodiversidad, enfrentar el cambio climático y promover prácticas sostenibles que beneficien tanto a la naturaleza como a sus comunidades. El pasado lunes 21 de octubre inició la COP16, que se celebrará en Cali, Colombia. La Conferencia de las Partes es la principal cumbre global sobre cambio climático y biodiversidad, donde líderes mundiales, ciencia, organizaciones y comunidades se reúnen para negociar y coordinar acciones para enfrentar las crisis ambientales del planeta.
En muchas partes del mundo, son las mujeres quienes gestionan los recursos naturales a nivel local, implementando prácticas sostenibles que respetan los ciclos de la tierra y garantizan el sustento de sus familias. Sin embargo, el papel de las mujeres en la conservación va más allá de ser administradoras de recursos. En los últimos años, han surgido líderes que encabezan movimientos ambientales, fundan organizaciones de conservación y desarrollan innovaciones tecnológicas para abordar problemas como la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la contaminación de los océanos.
En América Latina, por ejemplo, mujeres indígenas han sido defensoras incansables de sus territorios frente a la expansión de industrias extractivas que amenazan las selvas y bosques. Tuve la oportunidad de seguir la COP16 de cerca y mi atención fue absorbida de inmediato por la energía de una mujer cuya pasión por la conservación y la justicia social resonó en cada palabra: Josefina Klinger Zúñiga. Como fundadora y directora de Mano Cambiada, Josefina ha dedicado su vida a fomentar el turismo sostenible en Nuquí, Colombia, a través de un modelo de autogestión comunitaria que impulsa el desarrollo local y protege la biodiversidad del Pacífico colombiano mediante el ecoturismo.
La filosofía de Josefina parte de una profunda conexión con el territorio y un entendimiento integral de la naturaleza como una extensión de la comunidad. Para ella, conservar la biodiversidad no solo significa proteger los ecosistemas, sino también honrar y revitalizar las culturas que han vivido en equilibrio con esos entornos por generaciones y sobre todo reconocer sus raíces africanas, su negrura dice, es un valor agregado. Su enfoque se basa en la colaboración y el respeto mutuo, creando espacios donde la comunidad, la naturaleza y los visitantes puedan coexistir y aprender unos de otros, territorios de aprendizaje comunitario. A través de Mano Cambiada, Josefina ha demostrado que el turismo puede ser una herramienta para fortalecer la identidad cultural, educar sobre la importancia de la conservación y generar ingresos que beneficien directamente a las familias locales.
En la COP16, su voz fue un recordatorio poderoso de que las soluciones para salvar nuestro planeta pasan por apoyar a las comunidades que, como la suya, ya están haciendo el trabajo de proteger y regenerar la naturaleza. Su visión nos invita a replantear nuestras relaciones con la tierra, reconociendo que la verdadera sostenibilidad se logra al cuidar tanto el entorno natural como el tejido social y cultural que lo sustenta.
En la lucha por proteger la biodiversidad y enfrentar el cambio climático, las voces de las mujeres son esenciales. Y si escuchamos, aprenderemos que las soluciones ya existen: en las manos de aquellas que han estado cuidando la tierra desde siempre.
Josefina Klinger Zúñiga, fundadora y directora de Mano Cambiada. Foto cortesía de la autora