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Aun cuando el proceso electoral no ha concluido tenemos a dos mujeres, virtualmente, ganadoras de la jornada electoral del 02 de junio; a nivel de la Presidencia de la República a Claudia Sheinbaum y a Margarita Saravia como Gobernadora de Morelos.

Como toda contienda electoral se confrontan estrategias políticas para desacreditar a los adversarios, con todos los recursos disponibles al alcance y con el único propósito de convencer a los electores y obtener el triunfo. Dice la sabiduría popular que: “en el amor y en la guerra todo se vale” desde descalificaciones, mentiras, trampas, periodicazos, amenazas, traiciones, compra de estructuras, representantes y operadores, así como de votos; es una guerra con matices civilizados bajo las reglas del juego democrático, unos ganan y otros pierden.

Después de la contienda la sociedad queda, emocionalmente, dividida e inconforme. Como en toda guerra hay daños, victimas que se sienten traicionados, huérfanos políticos y un desconcierto de búsqueda de culpables. En una democracia madura, esperaríamos, que las triunfadoras, si tienen grandeza de alma y visión de futuro, deberían iniciar una etapa de reconciliación de la sociedad civil y no dejarse llevar por sus corifeos que exigen venganza y aniquilación de sus adversarios.

Son muchos los problemas y flagelos que aquejan a nuestro país y al estado de Morelos. No son tiempos de división sino de unidad.

Con unidad se podrá enfrentar mucho mejor el déficit fiscal; con unidad podremos enfrentar mejor la inseguridad y violencia; con unidad podremos enfrentar mucho mejor el calentamiento global y la escasez de agua, etcétera; con unidad podremos tener mejores oportunidades y un mayor grado de bienestar para todos.