loader image

 

El martes de la semana pasada se presentó en la Facultad de Economía de la UNAM el “Informe de Pobreza y Equidad de México”, elaborado por el Banco Mundial, que analiza la evolución de la pobreza y la equidad en las últimas dos décadas, comparándola con experiencias internacionales relevantes y destaca tres áreas clave de política pública para erradicar la pobreza extrema en un horizonte definido (2030-2035): a) fomentar un crecimiento económico inclusivo; b) diseñar una política social más eficiente y físicamente sostenible, c) Invertir en infraestructura física y social para reducir las condiciones de vulnerabilidad de la población.

Se indica que México requiere de un crecimiento económico más rápido para erradicar la pobreza en el corto y mediano plazo. Un contraste con países comparables muestra que México tiene una tasa de pobreza mucho más alta debido principalmente a un crecimiento del PIB mucho más lento. Nuestro país ha experimentado en los últimos años una reducción acelerada de la pobreza y la desigualdad monetarias, pero esto podría no continuar si no se adoptan estrategias que estén dirigidas al crecimiento equitativo y sostenible. Se estima que un crecimiento del PIB per cápita de 2 por ciento entre 2024 y 2030 reduciría la pobreza de 21.8 por ciento a 15.4 por ciento, mientras un crecimiento del PIB per cápita de 3 por ciento la disminuiría a 13.4 por ciento; es decir, mientras más alto es el crecimiento del PIB, se reduce de manera considerable la pobreza.

El informe plantea que un crecimiento económico más rápido no es suficiente para la erradicación de la pobreza, también se necesita un crecimiento inclusivo que es más rápido y tiene más impacto entre los segmentos más pobres de la población y cierra las brechas existentes en participación económica y productividad. Por lo anterior, se propone un conjunto de políticas públicas en tres áreas fundamentales: crecimiento inclusivo que genere beneficios directos para los sectores más vulnerables; rediseño de programas sociales existentes; e, inversiones con efectos dobles en bienestar y resiliencia a eventos climáticos.

Es posible promover el crecimiento inclusivo mediante la reducción o cierre de tres brechas principales en la participación económica y la productividad. En primer lugar, el empleo femenino y las oportunidades económicas en general son un área en la que son necesarias las acciones de política pública. El informe documenta la influencia positiva que los ingresos laborales de las mujeres han tenido sobre la reducción de la pobreza, por lo que se debe incentivar su participación. En segundo lugar, el crecimiento inclusivo también se refiere a la población rural, en particular a la que se dedica a actividades agrícolas. El informe detalla que las tasas de pobreza son más altas, casi el doble, y padecen una pobreza más crónica, en la población rural y los hogares cuyo jefe de familia trabaja en la agricultura. La erradicación de la pobreza no puede darse sin un cambio sustancial en las condiciones de vida de los hogares rurales/agrícolas. Un tercer factor se refiere a aumentar el empleo formal y digno, a través del cual, además de garantizar un ingreso, se solventan aspectos sociales, como el acceso a la seguridad social y a los servicios de salud, resultando entonces un aspecto fundamental para reducir rápidamente la pobreza extrema.

Se señala que México cuenta con múltiples programas sociales que pueden llegar a ser efectivos/eficientes en la reducción de la pobreza. La mayoría de los programas existentes presentan una buena focalización, pero muchos tienen un impacto reducido en la pobreza debido a una cobertura limitada o a beneficios insuficientes, mientras que otros podrían ser más eficientes desde el punto de vista fiscal. Por ejemplo, se indica que los servicios de salud son muy asimétricos en términos de financiación y características de los servicios. Las asignaciones presupuestarias a la salud pública no han disminuido, pero están por debajo de los estándares internacionales, mientras que los gastos privados en salud han aumentado En consecuencia, se requiere de un rediseño de los programas sociales con el fin de aumentar su progresividad y suficiencia aumentaría su impacto en la erradicación de la pobreza.

El informe hace referencia a que las transferencias sociales no son el único medio para una política contra la pobreza. En particular refiere que el análisis de las asignaciones presupuestarias para transferencias monetarias destinadas para niños y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad muestra que éstas han aumentado en los últimos años, con el objetivo de evitar reducciones en la matrícula, en particular en la educación secundaria y terciaria. Sin embargo, las asignaciones presupuestarias para los servicios educativos en general, como porcentaje del PIB, no han aumentado. Los indicadores de calidad de la educación tampoco han mejorado. Resulta importante resaltar que el acceso a los niveles secundario y terciario depende no sólo de las becas que permitan acceso, sino también permanencia hasta terminar el ciclo, así como haber adquirido las habilidades necesarias para finalizar los niveles superiores de educación. Invertir en educación básica y secundaria de calidad es invertir en el acceso a la educación superior.

La tercera área de acción de política para la erradicación de la pobreza es la reducción de la vulnerabilidad a la pobreza, en particular debido a los fenómenos relacionados con el cambio climático que requieren seguir invirtiendo en infraestructura física y social. Aquí el concepto de vulnerabilidad se entiende como la falta de activos físicos y sociales que reducen la propensión a sufrir pérdidas o la capacidad de hacer frente a las pérdidas debidas a un fenómeno climático. Invertir en infraestructura física y social tiene un doble impacto: reduce la pobreza extrema y reduce la vulnerabilidad a la pobreza relacionada con el cambio climático. Se deben tomar medidas no solo para reducir la pobreza, sino también para reducir la vulnerabilidad a la pobreza.

Documentos estratégicos como el “Informe de pobreza y equidad en México”, son esenciales para fortalecer la toma de decisiones basadas en evidencia. Como concluye el Informe, la erradicación de la pobreza en el corto y mediano plazo es un desafío de desarrollo significativo, pero al alcance de México. El logro de este objetivo merece que se realice todo el esfuerzo necesario para alcanzar esa meta.

*Especialista en Derechos Humanos

Luis Raul González Pérez