

La filosofía de José Vasconcelos siempre estuvo marcada por un fuerte componente racial, nadie duda de ello, sobre todo después de la lectura de un libro como La raza cósmica. Su aspiración a la excelencia, su amor por los clásicos, su alta y refinada cultura fueron ingredientes que le permitieron diseñar una política educativa para llevar, supuestamente, a México al lugar cósmico que merecía.

El juicio ético puede esperar, si es que tiene sentido invocar, una vez más, la distinción entre el autor y la obra, estrategia que tanto ha convenido a las huestes heideggerianas en su camino de ocultamiento y minimización de la miseria personal de su eídolon. En el caso de Vasconcelos no es diferente, las dimensiones de su obra son complejas y solo palidecen a la luz de las ideas que, en el momento más oscuro de la Segunda Guerra Mundial, ese inocente nazi mexicano suscribió sin reserva. Poco se ha dicho de este aspecto de su vida y especialistas, promotores y porristas agachan la mirada para cambiar el tema.
Para dimensionar su relación con el nazismo no hay mejor referencia que las páginas de la Revista Timón, dirigida por Vasconcelos en el periodo febrero-junio de 1940. Esta revista fue un instrumento propagandístico financiado por Arthur Walter Dietrich, el agregado de prensa de la embajada de la Alemania nazi en México y antiguo Ortsgruppenleiter del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán en México. De acuerdo con Itzhak Bar-Lewaw, la revista tenía redacción en la calle de san Juan de Letrán número 68, donde vieron la luz 17 números del panfleto pro-hitleriano, haciendo de esta ubicación una de las plataformas en nuestro país de Joseph Goebbels y su ministerio para la ilustración pública y propaganda.
Casi es imposible explicar cómo el supuesto maestro de la juventud de América afirmó en dicha revista: “Hitler es la escoba de Dios que está barriendo de la superficie de la Tierra todo lo malo que se había acumulado durante siglos”. Apenas empezamos y ya nos preguntamos, ¿cuál es el humanismo vasconceliano? Quizá es posible encontrarlo en alguno de los retratos de Vasconcelos al lado de Dietrich y Hammerschmidt en la embajada de la Alemania nazi en México. Después de esto palidece el humanismo de este prócer, sobre todo cuando leemos su entusiasmo en el número 14 de Timón (25 de mayo de 1940): “¡Pero ganaremos con la victoria alemana!”. Después de avanzar en la lectura me pregunto, ¿qué hubiera sido de Vasconcelos si la censura del gobierno mexicano no hubiera frenado, confiscado y ocultado la publicación de este panfleto pro-hitleriano?
En México, conozco al menos cuatro referencias fundamentales para comprender mejor este asunto: el ya mencionado Itzhak Bar-Lewaw y su artículo “La revista Timón y la colaboración nazi de José Vasconcelos”; Héctor Orestes Aguilar en su artículo “José Vasconcelos y la revista Timón. El discurso político del nazismo en México”, publicado en la Revista Coincidencias y divergencias; Adilene Yanin Hernández Sánchez quien publica en la Revista Ecúmene de Ciencias Sociales un artículo titulado “Los intereses alemanes sobre México, la Revista Timón, Agente de la propaganda nazi, 1940”, donde realiza un análisis pormenorizado de las imágenes que ilustraron la revista en su fugaz existencia; y, finalmente, la tesis de licenciatura en ciencias políticas y sociales de Christian Paredes López donde analiza “El pensamiento político de José Vasconcelos en la Revista Timón”, tesis defendida en la UNAM en el año 2012.

Junto con Orestes Aguilar, remito al lector a las páginas del expediente 704.1/174-1, del 23 de mayo de 1940, titulado “El nazismo en México”, resguardado en el Archivo General de la Nación, donde puede leerse lo siguiente: “Sabemos de tres ensayos de publicaciones publicadas por cuenta de la Legación Alemana o del servicio secreto nazi: la primera fue una vulgarísima hoja antisemítica llamada “Defensa” […] La segunda publicación es una edición en español del Periódico Alemán de México, que comenzó a aparecer al comienzo de la guerra actual. […] La tercera y a la vez más hábil publicación de esta naturaleza es la nueva revista “Timón” cuyo director es José Vasconcelos y cuyo “gerente” es el cubano César Calvo. El periódico dedica el 80% de su espacio a propagar las tesis alemanas. En el número antepasado se publican fotografías de un fraternal tête-à-tête entre Vasconcelos y Dietrich.”. Desde luego, tratándose de un filósofo como Vasconcelos, debo preguntarme si acaso, ¿su inocencia es la misma que hizo caer a Tales de Mileto en el pozo? A la luz de los documentos, yo creo que no.
Nahuatlato, Profesor de Tiempo Completo en el Colegio de Morelos.
Fotografía de José Vasconcelos con Walter Dietrich, 1940. Cortesía del autor
