Adolescentes víctimas de delitos y padres que no los escuchan
¿Qué harías si se acercara un adolescente para decirte que fue víctima de abuso sexual?, ¿la o lo apoyarías? En los primeros meses de este año 2024, tuve la oportunidad de exponer conferencias en diversas escuelas del Estado de Morelos, y al término de una de esas se acercaron algunas adolescentes de entre 14 y 15 años, quienes de manera particular me dijeron haber sido violentadas sexualmente, siendo los agresores personas cercanas.
Todas coincidieron al decirme que ya se lo habían contado a sus familiares, y ellos les respondieron diciéndoles: “eres una chismosa”, “lo que quieres es arruinarme la vida”, “estás loca”, “estás inventando todo”.
Al preguntarles si estarían dispuestas a realizar su denuncia, todas con lágrimas en los ojos me respondieron que sí, diciéndome que no habían denunciado por temor a que sus familiares se enojaran con ellas.
En México no existen indicadores específicos sobre violencia sexual infantil y adolescente, a pesar de ser una de las formas más graves de violencia. Existe la Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, que informa sobre la situación de violencia contra las mujeres en México generada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el marco del Subsistema Nacional de Información de Gobierno, Seguridad Pública e Impartición de Justicia (SNIGSPIJ).
Ofrece información sobre las experiencias de violencia física, económica, sexual, psicológica y patrimonial que han enfrentado las mujeres de 15 años y más en los ámbitos familiar, escolar, laboral, comunitario y de pareja. Asimismo, presenta datos sobre las personas agresoras y los lugares donde ocurrieron las agresiones, como variables adicionales que permiten analizar la violencia contra las mujeres en México.
Por su relevancia, la ENDIREH fue declarada Información de Interés Nacional por la Junta de Gobierno del INEGI en diciembre del 2015. En 2021, estimó que en Morelos el 69.6% de las mujeres de 15 años o más, experimentaron algún tipo de violencia como psicológica, física, sexual, económica o patrimonial a lo largo de la vida y 42.6% en los últimos 12 meses de ese año.
Aunado lo anterior se establece que, en la entidad del total de mujeres de 15 años y más, 14.3% en algún momento de su vida sufrieron violencia sexual, 18.7% de las mujeres que experimentaron algún tipo de violencia sexual fue en su infancia, en donde 7 de cada 10 agresores son familiares, siendo el más común el tío o tía, la principal persona agresora sexual.
De acuerdo a esa encuesta, en México más de 6 millones de mujeres reportaron sufrir violencia sexual durante su infancia hasta el año 2021, en el mismo año, más de 22 mil 410 delitos registrados de víctimas por Violencia Sexual Infantil (VSI) y cada año cerca de 5 mil 464 niñas y niños acuden a un hospital por la misma situación. Además que se estima que cada día 6 niñas y niños menores de 5 años sufren violencia sexual en México.
Por otro lado, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2018, nos dice que el 95% de los delitos de violencia sexual contra adultos no se denuncian o no se abre una carpeta de investigación.
Con esta información podemos darnos cuenta de lo sorprendente que son los datos referentes a la violencia sexual infantil, sin embargo, aun y cuando estos datos son extremos, se advierte que tanto las instituciones como la propia sociedad no están poniendo atención a estas cifras y por el contrario hacen caso omiso a los gritos de auxilio de las NNA.
Al respecto, el Código Penal Federal regula 14 delitos que se pueden cometer contra la infancia y adolescencia, aunado a que en materia del fuero común existe una amplia gama de delitos que son establecidos en los códigos penales de los estados de la República Mexicana que se pueden cometer en contra de ellos.
Esto genera confusión para las víctimas y las autoridades, limitando la denuncia y generando incertidumbre para saber si se está cometiendo un delito y cuál es el delito especifico que se cometió, aunado a que las autoridades muchas de las veces ponen “trabas” al momento que una víctima se presenta a denunciar un delito.
Ahora bien, si a todo lo anterior le sumamos que los propios padres o madres impiden que sus hijos víctimas de violencia sexual realicen la denuncia, ¿cómo esperamos que se haga justicia e impedir que este tipo de personas continúen al asecho de estas y nuevas víctimas?, y las estadísticas continúen creciendo en gran demasía.
Con esta información es sumamente importante educar y apoyar a padres, tutores y cuidadores de NNA, en materia de violencia sexual infantil y de adolescencias. Promover prácticas de prevención de la violencia sexual e impulsar acciones para su sano desarrollo.
Además se debe estimular la denuncia e investigación por omisión en los cuidados de NNA, por la exposición ante hechos delictivos en materia de violencia sexual, además de la denuncia en contra de padres, tutores o cuidadores que realicen acciones tendientes en impedir por cualquier medio la presentación de la denuncia por parte de la víctima.
Las Procuradurías de Protección de Niñas, Niños, Adolescentes y la Familia, deberían llevar a cabo todas las acciones de protección y restitución de derechos de la infancia y adolescencia en el ámbito de su competencia, para cumplir con la obligación del Estado mexicano para que puedan ejercer plenamente todos sus derechos.
Ahora, una vez que has leído todas esas cifras, y ya conoces de la vulneración de los derechos de NNA en materia de violencia sexual infantil y adolescencia, te hare unas últimas preguntas: ¿le creerías a tu hija o hijo si te dijera que fue objeto de violencia sexual?, ¿has platicado con tu hija o hijo adolescente de este tema?, ¿sabes si en algún momento ha estado en riesgo su integridad física incluso dentro de tu domicilio?, ¿qué estás haciendo para protegerlo o protegerla de estos delitos?
Los dejo con esas preguntas, esperando que pronto las puedan contestar en sentido favorable para todos los NNA. Los leo en la siguiente columna.
*Juez de Control, Enjuiciamiento y Ejecución de Sanciones del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes.