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Amor adolescente: cuando el noviazgo se vuelve una relación de riesgo

Carla Campos Rayado*

El primer amor en la adolescencia es un fenómeno que muchas personas evocan con nostalgia, cargado de emociones intensas, descubrimientos personales y una profunda necesidad de pertenencia. Sin embargo, detrás de esta etapa idealizada se ocultan realidades que muchas veces transitan peligrosamente entre el afecto y la violencia. Lejos de constituirse únicamente como una experiencia positiva y formativa, el noviazgo adolescente puede derivar en relaciones caracterizadas por el control, los celos, la manipulación emocional e incluso la agresión física o sexual.

La violencia en el noviazgo adolescente: una problemática alarmante

De acuerdo con la información proporcionada por la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2021), el 70.1 % de las mujeres de 15 años o más ha sido víctima de alguna forma de violencia a lo largo de su vida. De ellas, el 51.6 % ha sufrido violencia emocional, y casi la mitad ha sido víctima de violencia sexual. Estas estadísticas invitan a reflexionar sobre los mecanismos culturales y sociales que perpetúan estas formas de relación y que, lejos de erradicarse, parecen reproducirse desde edades tempranas.

El mito del amor romántico y la normalización del maltrato

Uno de los mayores obstáculos para identificar la violencia en el noviazgo adolescente es la idealización del amor romántico. Expresiones como “si me cela, es porque me quiere” o “sin ti no soy nada” son asumidas como pruebas de afecto, cuando en realidad encubren relaciones de dependencia emocional y control. En este contexto, el sufrimiento se interpreta erróneamente como una muestra de entrega amorosa, y no como una señal de alerta.

La psicóloga Victoria Sau, referente del pensamiento feminista, advierte que el mito del amor romántico ha cumplido históricamente una función estructural en la reproducción de relaciones de poder, donde el sufrimiento se asume como parte inevitable del vínculo amoroso.

Por su parte, la psicoterapeuta Esther Perel señala que muchas personas internalizan desde edades tempranas la idea de que los celos o el control son formas de amor verdadero, cuando en realidad responden a inseguridades personales no resueltas. Esta narrativa, profundamente arraigada, desdibuja los límites entre el amor y la violencia, dificultando su identificación y denuncia.

Vínculos afectivos y desarrollo emocional en la adolescencia

La adolescencia es una etapa de profunda transformación cerebral, emocional y social. El psicólogo argentino Juan Pablo Cibils, en su obra Adolescencia: cerebro, vínculos y vocación, señala que el cerebro adolescente aún se encuentra en proceso de reorganización estructural, lo que conlleva una vivencia emocional intensa, pero una limitada capacidad de autorregulación. Esta condición hace que las experiencias afectivas se vivan con una intensidad singular, pero también con una mayor vulnerabilidad.

A su vez, la psicóloga Marina Subirats plantea que la educación sentimental que reciben las y los adolescentes está fuertemente mediada por estereotipos de género. Se espera que las mujeres sean comprensivas y afectivas, mientras que los varones deben ocultar sus emociones y ejercer el control. Estas expectativas, lejos de fomentar relaciones equitativas, sientan las bases para vínculos desiguales y potencialmente violentos desde el inicio.

Las secuelas invisibles de los vínculos dañinos

Las consecuencias de las relaciones afectivas marcadas por la violencia no se limitan al ámbito sentimental. Numerosos adolescentes que han transitado este tipo de vínculos desarrollan síntomas de ansiedad, depresión, baja autoestima e incluso pueden llegar al abandono escolar, la autolesión o los intentos suicidas. La afectación, por tanto, alcanza dimensiones emocionales, físicas y sociales, comprometiendo su bienestar integral y su desarrollo futuro.

UNICEF advierte que la violencia en el noviazgo durante la adolescencia incrementa la probabilidad de replicar patrones similares en la vida adulta, perpetuando el ciclo de relaciones abusivas. Por ello, insiste en la necesidad de intervenir desde la prevención, promoviendo una educación basada en la igualdad, el respeto a los derechos humanos y la construcción de relaciones sanas.

Estrategias para la prevención: educar en emociones y respeto

La violencia en el noviazgo adolescente no puede ser trivializada. Es imprescindible generar espacios de diálogo seguro con las y los jóvenes, brindar información clara y desmitificar el amor romántico como único modelo posible de vinculación afectiva. La prevención pasa por reconocer las señales de alarma y por construir referentes adultos disponibles, sensibles y confiables.

La educación emocional desde edades tempranas se erige como una herramienta fundamental para formar individuos capaces de gestionar sus emociones, establecer límites sanos y vincularse desde el respeto y la empatía. Fomentar relaciones sanas en la adolescencia no solo mejora su calidad de vida en el presente, sino que también sienta las bases para vínculos afectivos más equitativos, libres de violencia y sostenidos en la libertad mutua.

Conclusión

Los noviazgos adolescentes no deben considerarse juegos inofensivos ni ensayos preparatorios del amor adulto. Se trata de experiencias reales que configuran la vida emocional de quienes las viven, con consecuencias profundas y duraderas. Minimizar los signos de violencia, justificar el maltrato como parte del aprendizaje afectivo o ignorar los efectos del control emocional es contribuir al silenciamiento de una problemática urgente.

Autores como Victoria Sau, Juan Pablo Cibils y Marina Subirats coinciden en señalar que el amor no duele, no encadena, no castiga. Educar en emociones, género y respeto se vuelve entonces una tarea impostergable si aspiramos a que nuestras juventudes crezcan sabiendo que el afecto no se impone, ni se mendiga, ni se sufre.

Reconocer, prevenir y atender la violencia en los vínculos adolescentes no es solo una cuestión de salud emocional, sino también de justicia social. Porque hablar de amor en la adolescencia es, en última instancia, hablar de derechos.

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*Juez de control, juicio oral y ejecución de sanciones del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes del Estado de Morelos.

 

Carla Campos Rayado