Los líos de Twitter y Telegram
Malos son los tiempos para las plataforma digitales. Por un lado Telegram está inmersa en una disputa con las autoridades francesas y por el otra X/Twitter vive una situación nada buena en Brasil en donde se encuentra suspendida. En ambos casos se expresa una tendencia que crece cada vez con más fuerza entre diversos gobiernos —y es alimento sustancial para gobiernos autoritarios o que tienen esa pulsión— de poner freno a la libre circulación de contenidos en las plataformas y en donde las causas invocadas van desde lo que parece justo y necesario hasta las expresiones autoritarias que reflejan también desconocimiento de las mecánicas operativas de tales plataformas.
Telegram —que cuenta con 900 millones usuarios— está sumida en una controversia en Francia debido a la detención de su fundador, Pavel Durov, lo que ha generado revuelo entre usuarios de dicha plataforma por cuestiones de privacidad como preocupaciones en el ámbito político por el papel que juega dicha plataforma. Durov fue arrestado el pasado 24 de agosto en el aeropuerto de Le Bourget al llegar a Francia, y su detención se ha prorrogado debido a una investigación judicial efectuada por la Oficina de Lucha contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Informática (OFMIN), la cual ha señalado que la plataforma facilita actividades delictivas; difunde material de abuso sexual infantil; sirve para el tráfico de drogas, fraude y blanqueo de dinero. Esto plantea algunas cuestiones que vale la pena comentar:
—Parece que no es absurdo responsabilizar a una plataforma o a su propietario por los abusos cometidos por algunos usuarios. Pero también es verdad que a estas alturas los gobiernos parecen hacerle al cuento: por un lado se declaran fervientes devotos de la defensa de la privacidad, pero constantemente piden a las plataformas que violenten ese derecho.
—Telegram miente al decir que es una plataforma anónima, como lo describe Marta Peirano: promete anonimato pero almacena mensajes y registra identidades, lo que facilita a las autoridades francesas hurgar en sus servidores y verificar los mensajes. Al mismo tiempo, como refiere la autora «Después está su alianza con Emiratos Árabes y la sospecha de su colaboración con el gobierno ruso», derivado a partir de la negociación que tuvo con dicho gobierno en 2020, que van en contra de esa defensa del anonimato de los usuarios de Telegram.
—En estas situaciones vemos que en realidad Telegram es una plataforma débil. A diferencia de otras como Wickr que prioriza seguridad y privacidad, ofreciendo cifrado de extremo a extremo y enviar mensajes que se autodestruyen y no almacena datos en sus servidores, como si lo hace Telegram, que únicamente ofrece esto en los denominados «chats secretos», en donde las conversaciones no se almacenan en sus servidores, sólo quedan accesibles en los dispositivos que participan en el chat. Eso implica, siguiendo a la referida Peirano, a que si un juez en Francia logra que Durov le proporcione las llaves del servidor y las claves de acceso para una investigación puede descifrar esos mensajes que están en el servidor.
En el caso de Brasil el servicio a la plataforma X se encuentra suspendido. Un juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes —considerado el más famoso de Brasil y un símbolo en la defensa de la democracia al ser el principal investigador del intento de golpe de Estado de Bolsonaro en 2023—, ordenó a Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) a implementar los medidas necesarias para suspender el servicio de X en Brasil. A su vez Anatel demandó a los proveedores de servicio de internet (PSI) a bloquear el acceso a la plataforma X. Eso llega después de que días atrás el referido juez conminó a Elon Musk a que en 24 horas nombrara un nuevo representante legal de su plataforma en Brasil, lo que Musk no acató.
Musk, que gusta de bravuconadas, no solo ha evidenciado su arrogancia al no atender ninguna de los ordenamientos del juez, ha arremetido contra Moraes con una serie de posts en su perfil. Ha formulado amenazas contra él y lo califica de «criminal» e insinuando a los usuarios de X a usar VPN para franquear el impedimento a la plataforma.
La orden de suspensión está precedida de medidas como el bloqueo a las cuentas de Starlink, empresa de Musk que ofrece conexión a internet vía satélite. Ya desde abril pasado el referido Moraes había ordenado a X bloquear seis perfiles de usuarios cercanos al expresidente Bolsonaro. Musk consideró eso como burda censura y se negó a acatar el fallo. El juez respondió ordenando el arresto de la representante legal de la empresa en Brasil y una multa millonaria por cada día de incumplimiento. El magnate respondió cerrando sus oficinas en Brasil y despidió a todos los empleados. A su vez Moraes decidió suspender el servicio de X en Brasil.
Hay dos puntos de vista opuestos: Moraes es un cruzado en contra de la desinformación en Brasil y ha sido un crítico de X por ser un espacio en donde se difunden fake news; esto choca fuertemente con la orientación que ha tenido X bajo la dirección de Musk, quien ha priorizado la libertad de expresión a la curaduría de contenidos en su plataforma: el algoritmo de X es «tonto», de manera que los contenidos con los que más interactúan usuarios es indicativo de que las personas quieren verlo, por lo que los reenvíos multiplican más la importancia del mismo y el algoritmo se dedica a facilitarlo.
En Brasil, el acceso a la plataforma X a través de VPN se ha prohibido, los que eludan el bloqueo pueden enfrentar sanciones: ser multados con 50,000 reales brasileños (unos 8,900 dólares) por día. No se sabe si Anatel usa técnicas de inspección de tráfico para detectar el uso de VPNs y bloquear el acceso a X; no queda claro cómo verificará si un usuario usa una VPN, si tiene la capacidad técnica para llevarlo a cabo. Aunque el bloqueo está en vigor, su efectividad no es clara por la diversidad de ISPs y tecnologías de acceso a internet en Brasil. Pero incluso algunos usuarios pueden acceder a X usando VPNs avanzadas, donde las taxativas de Anatel no sirven de nada. Pero eso lo puede hacer una minoría.
No se olvide que la libertad de expresión es el derecho de toda persona a manifestar sus ideas, publicarlas y comunicarlas, de usar las vías que considere pertinentes para externarlas. En ese sentido, cuál es el papel que deben tener los gobiernos en la regulación de plataformas digitales y la necesidad de establecer estándares globales para la moderación de contenidos, y cuál es el papel que tienen las plataformas en coadyuvar que los marcos normativos de un país se apliquen en las mismas.
Con este suceso vuelve el debate de hasta dónde llega la jurisdicción de un país sobre una plataforma digital con alcance global. ¿Cómo se concilia la soberanía nacional con la libertad de información en la era de internet? ¿Hasta dónde son responsables las plataformas por el contenido publicado en las mismas, si son editores o simplemente proveedores de servicios?
Esto me remite a un caso que al despertar el siglo XXI se volvió famoso. En el año 2000 en Francia la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA) y la Unión de Estudiantes Judíos de Francia (UEJF) demandaron a Yahoo! Inc. y Yahoo! Francia ante el Tribunal de Gran Instancia de París debido a que la firma estadounidense permitía a través de sus servicios la venta de objetos nazis y la distribución de textos antisemitas como el polémico libro Mi lucha de Hitler y Los protocolos de los sabios de Sión. Después de un largo litigio, el juez Jean-Jacques Gomez condenó a Yahoo! a pagar 10,000 francos a cada una de las organizaciones demandantes por gastos por el juicio y ésta se vio obligada retirar todos los productos nazis ofertados en sus tiendas y servicios. Cuando ese resultado concluyó quedó claro que eso era apenas el inicio de una larga lista de mecanismos que vendrían de regulación de internet, por lo que lo que hoy atraviesa Telegram y X es la expresión de tal cuestión, pero que al final pueden terminar siendo el pretexto para fragmentar internet, con diferentes países adoptando enfoques regulatorios del ciberespacio distintos e incluso disímbolos.
@tulios41