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La felicidad de Musk

 

Dentro de los magnates de las nuevas tecnologías no hay persona más feliz que Elon Musk. Y lo está porque apostó decididamente por Donald Trump para presidente de Estados Unidos, al grado de decir —cual exagerado es— que el triunfo o la derrota de Trump sería por él. Musk apoyó a Trump con sus arengas en X y con millones de dólares. Un respaldo que también refleja las siempre cambiantes posturas de Musk, de su polémica manera de ser.

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Walter Isaacson ha escrito la biografía de Elon Musk, que destaca por ofrecer un acceso sin precedente a la vida del magnate. Isaacson presenta una narración íntima y reveladora sobre uno de los innovadores más influyentes del siglo XXI. El libro arranca con su etapa infantil salpicada de maltrato, bulling y aderezadas con las tensas relaciones con su padre, y que lo han marcado de por vida; sus desencuentros con su hermano Kimbal y con familiares; su frenesí por los matrimonios traducido en 13 hijos; la tensa relación con empleados y amigos, sus despiadados tratos y horarios laborales, sus cambiantes humores y la toma sui generis de decisiones para crear sus empresas.

Ahí donde muchos ven emprendimientos imposibles para Musk son retos que superar, como ha sido el caso de efectuar un auto eléctrico premium, planear viajes turísticos al espacio o fabricar cohetes para viajar a Marte. Musk destaca por haber dado vida a empresas de vanguardia (Zip2, X.com, PayPal —cofundador—, SpaceX, Neuralink, Starlink, The Boring Company, xAI). Además están las compras personales como la adquisición de Twitter hoy X. Pero Musk destaca también por su impulsividad y un feroz liderazgo, que ha derivado en críticas por su trato hacia los empleados, traducidos en reglas laborales severas.

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Por lo mismo Musk es acusado de generar ambientes laborales tóxicos; algunos exempleados han señalado que el ambiente en Tesla es nocivo, se prioriza la productividad a expensas del bienestar emocional y físico de los trabajadores. Se vive un clima de temor (shre.ink/gtmi) al grado que algunos empleados evitan pasar por su oficina por temor a sus exabruptos y evitar los llamados «disparos de rabia de Elon». Algo que también se propaló cuando adquirió Twitter, aspecto que dejaremos para una siguiente entrega.

Pero los cambios de humor y los variables estados de ánimo que caracterizan a Musk es algo que también han definido a Steve Jobs, Bill Gates o Jeff Bezos. Todos esos líderes tecnológicos han desarrollado bien el síndrome del patán. Todos con su espíritu alfa son dominantes, de difícil trato con sus empleados. Todos esos alfa buscan el poder, el reconocimiento, ser los primeros en sus innovaciones y superar a sus CEOs «adversarios», a sus competidores.

Se refiere, y sirve como excusa, que las difíciles relaciones humanas que traba y caracterizan a Musk, sus arranques bipolares y ensimismamientos, son derivados de su asperger. Curiosamente, el asperger parece una epidemia, está extendido en el campo de las nuevas tecnologías: Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg o Larry Page se refiere que también están con la misma condición, tienen un trastorno del neurodesarrollo y sus maneras de ser caen dentro de ese espectro autista. Por eso, algunos en broma refieren que parece que vivimos en medio de una conspiración de asperger para controlar el mundo.

Musk es uno de los más ricos del planeta, su patrimonio neto fluctúa a lo largo del tiempo. Las principales fuentes de su riqueza provienen de sus participaciones en Tesla, SpaceX y otras. El incremento de su riqueza en fechas recientes está relacionado con las pasadas elecciones en donde apoyó a Donald Trump.

Musk no simpatizaba con Trump, incluso lo criticaba. En la primera etapa de Trump en la Casa Blanca Musk tuvo contacto con él y no comulgó con sus ideas, hasta consideraba que Trump era muy silvestre en eso de entender el desarrollo tecnológico. Musk se había decantado por los demócratas, apoyó a Obama en 2008 y 2012 y también a Biden en 2020, pero se empezó a desencantar de los demócratas con la pandemia; cuando la administración Biden hizo obligatorio el trabajo a distancia, enfureció a Musk que aborrece el teletrabajo, le gusta que los empleados estén en contacto directo para esclarecer cualquier duda que tenga directamente con los trabajadores. Así su manía de trabajar a altas horas de la noche, de concentrar a sus empleados en sus fábricas en tales horarios, se frenaron de tajo y evitar las concentraciones de personas en entornos laborales.

Pero no era solo eso. Los paseos de Musk por tribunales derivado de querellas a las cuales se ha visto sometido lo han vuelto paranoico y lo llevaron a distanciarse de Biden. En concreto en 2023 Musk estuvo en una demanda en Delaware y la jueza Kathaleen McCormick resolvió una querella de un accionista de Tesla inconforme con el paquete de compensación de Musk de 55.800 millones de dólares. La jueza consideró que efectivamente era excesivo y una estafa para sus inversores. Es sabido que Musk ejercía un control casi total sobre Tesla, exigía cualquier compensación que se le ocurría y lo obtenía gracias a una junta amigable. Musk se indignó por la decisión de la jueza, él y sus partidarios tuitearon que McCormick era una lacaya de Biden.

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A partir de ese momento se retiró de los demócratas. En enero de 2024 se reunió Musk con Trump, y en donde también estuvieron otros empresarios, con el objetivo de apoyarlo a retornar a la Casa Blanca. Más que asunto ideológico en realidad fue una cuestión de negocios. De los ricos que apostaron por Trump, Musk donó 119 millones de dólares a su campaña (shre.ink/gtT7) y ha terminado por ser uno de los mayores beneficiados. Se estima que su fortuna se incrementó con un poco más de 26 mil millones de dólares al concluir el proceso electoral, para alcanzar un patrimonio próximo a los 290 mil millones de dólares, lo cual lo ubica como el más rico del orbe (shre.ink/gtTu). Se habla de que puede ser asesor de Trump, aunque no está nada claro que eso apuntale a sus negocios por la política proteccionista que Trump impulsará y que choca con los esquemas empresariales de Musk, amén de que como buenos alfas y ególatras que son ambos no sería raro que la hoy feliz relación se agrie en el devenir.

@tulios41

Antulio Sánchez