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Escuchando una entrevista que le hacían a la académica y pensadora cubana estadounidense Juana María Rodríguez para el podcast* Mujer incómoda de la escritora Vanessa Rosales, me enteré de que, en 1888, un grupo de trabajadoras sexuales fundaron en Cuba La Cebolla, un periódico para denunciar la extorsión y la brutalidad policiaca.

Este grupo de mujeres se autodenominó Las Horizontales, y según los estudios de Amalia Cabezas, esta es la primera organización de este corte documentada en América.

Las Horizontales estaba integrada por mujeres blancas, mulatas y negras de distintas edades, que, en la Cuba aún colonial, alzaron la voz bajo seudónimos para denunciar a policías corruptos, personal médico que ejercía abusos contra ellas y políticos de doble moral.

A manera de provocación, el periódico salía cada semana en domingo, “día del señor”, y se titulaba así: La Cebolla. Periódico Ilustrado. Órgano Oficial del Partido de Su Nombre. Para la investigadora Beatriz Calvo Peña, el nombre del periódico tiene una fuerte connotación sexual: “en caso de que alguien no captara el doble sentido, en el encabezamiento aparecía una voluptuosa definición de este vegetal: CEBOLLA, s.f. Bot. Planta hortense de la altura del ajo, de hojas huecas y rollizas, cuyo tallo está hinchado por el medio y termina en mazorca globosa, etc, etc. Invitando a llenar ese etcétera”.

La relevancia de este proyecto en un momento histórico en que las mujeres no tenían voz ni voto para incidir en la vida pública, es analizado por Calvo Peña en su artículo “Prensa, política y prostitución en La Habana finisecular: el caso de la Cebolla” y la “polémica de las meretrices”.

En este texto, Calvo hace un análisis del discurso del periódico, el contexto histórico, y recoge varias soleares (canciones folclóricas de origen español) que se publicaron en los números de La Cebolla:

Asómata a la ventana

y echa los brazos ajuera

que el sorchi no dice nada

si le aflojas la monea.

Várgame la cruz é Marta

y er Cristo der Gran Poder,

Que estos tíos “Ispetores”,

no se cansan de cojer. (num1, p.4)

También Juana María Rodríguez en su libro Puta Life: Seeing Latinas, Working Sex, que explora el trabajo sexual a la luz de los debates contemporáneos, recoge el siguiente texto de La Cebolla:

Ha llegado la hora de que no toleremos con nuestro silencio las multas injustas que nos imponen, a veces porque no queremos ceder a los caprichos lujuriosos de la policía, otras porque no soltamos el dinero que nos pide. Ya pasó la hora ominosa del cógelo y calla, para no volver.

Jessica Rivera Hamed