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Medardo Tapia Uribe

Esta colaboración de La Jornada Morelos me “agarró”, como dirían mis paisanos míos de Zacatepec, en Medellín, Colombia; vine a compartir mis resultados de investigación de aquel libro “Ciudad Juárez, Medellín, Río de Janeiro y a participar en otros eventos académicos, uno de ellos sobre “Federalismo y Gobiernos Locales”. Vine también a platicar con especialistas de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana su participación en un evento internacional que estamos organizando desde el CRIM, mi centro de investigación de la UNAM aquí en Cuernavaca, sobre “Seguridad, Corrupción y Justicia”. Les decía yo a mis anfitriones y a los asistentes a mi conferencia que nosotros tenemos mucho que aprender de Colombia sobre cómo han enfrentado estos problemas, en contra de lo que piensan muchos de nuestros especialistas en México. Algunos de ellos que creen que “colombianizarnos” es un error de enfoque. Se equivocan, la gente y gobiernos de Medellín han hecho muchas aportaciones a la construcción de la paz, después de haber vivido crisis mayores en “violencia y seguridad” que nosotros, cuando la tasa de homicidios dolosos en Medellín, en 1991, llegó a ser de casi 400 por cada cien mil habitantes (pccmh), para ser considerada la ciudad más violenta del mundo, casi lo doble de Ciudad Juárez en 2010, 222 pccmh, también, entonces considerada la ciudad más violenta del mundo en 2010. Hay mucho que aprender de los colombianos y de la gente de Medellín, sobre como enfrentaron la violencia, la corrupción y la procuración de justicia, sobre todo para la construcción de la paz. Nada más que a Medellín, les llevaría casi 30 años y siguen trabajando en ello, ahora le llaman la construcción de la “Paz Total”.

Después de haber participado en el evento de “Federalismo…” donde tuve el honor de ser invitado a tomar el lugar del “Decano” de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas por quien fue presidente del Consejo de Estado de Colombia, una de las altas cortes impartición de justicia, junto con la Corte Suprema de Justicia en Colombia, Consejo Constitucional, Consejo Superior de la Judicatura, Comisión Nacional de Disciplina Judicial. El Decano creyó que Colombia podría aprender del Federalismo que vivimos en México porque México es un país federalizado, mientras que Colombia es un país con un sistema político unitario.

Como un buen final después de haber caminado por el barrio de Manrique donde se asentó la Terraza, aquel grupo que dominó este barrio a sangre y fuego en aquella época por medio de Don Berna, aquel personaje a nivel de Pablo Emilio Escobar, que controlaba y gobernaba de facto Medellín, al grado de que se decía que en Medellín no había gobernabilidad, sino “DonBernabilidad”. Don Berna que había sido guerrillero, guardia de uno de los asesinados de Pablo Emilio Escobar, parte de los PEPES (Perseguidos de Pablo Emilio Escobar), firmante de los acuerdos de la desmovilización y desarme de las Autodefensas Unidas de Colombia (se firmó como Adolfo Paz) y, finalmente, por haber mentido y faltado a sus compromisos en su proceso de justicia transicional, Don Berna fue extraditado a Estados Unidos donde se encuentra preso.

Pues, bien, a reserva de platicarles como están desarrollando su plan de Paz Total, no satisfechos con haber reducido enormemente la violencia hasta tener una tasa de 13 homicidios pccmh, resulta que con la generosidad de un académico y amigo de la UPB, me encuentro caminando por la alguna vez residencia de Gonzalo Rodríguez Gacha, alias “El Mexicano”, aquel miembro del Cártel de Medellín. Aquel narcotraficante que en la locura de su grandeza se convirtió en una gente muy poderosa y mandó construir su “casa” en El Poblado, como una réplica del Museo Nacional de Colombia y hoy, muerto este jefe del Cártel Medellín en 1989, la casa es una ludoteca para niños y una reserva ecológica. Rodríguez Gacha se hacía llamar “El Mexicano” por muchas cosas que le gustaban de México, por lo cual construyó una “finca” a la que llamó “Cuernavaca”, seguramente vino a nuestra tierra y le gustó tanto que así la llamó, también construyó otras fincas a las que llamo Sonora y Mazatlán. Una de las cosas que podemos aprender de Colombia es el proceso de justicia transicional en contra de la violencia y la corrupción mediante el cual siguen platicando con grupos de la delincuencia organizada para alcanzar “La Paz Total”. Sin embargo, como dice el Comisionado en Medellín nombrado por el gobierno nacional de Colombia: No encontramos el argumento que justifique sentarnos a negociar con la delincuencia organizada. A pesar de que sí negociaron con Pablo Emilio Escobar para su reclusión en la prisión de la Catedral en Envigado antes de que finalmente lo mataron en la Operación Búsqueda; en los otros acuerdos políticos de justicia transicional los justificaron porque los consideraron movimientos políticos armados.

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