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Una conversación con Luis Hernández Navarro

Segunda parte

 

  • En México, a las escuelas normales rurales se les ha estigmatizado. Las han llamado “kínderes bolcheviques”, “nido de guerrilleros”, “semilleros de comunistas”, lo cual tiene una connotación muy fuerte, un desprecio inmenso y una desvalorización absoluta. ¿Cómo percibes todo esto? Porque, efectivamente, de estas normales rurales han surgido guerrilleros y notables luchadores sociales, pero el hecho de que surjan en espacios donde la esencia es la educación, tiene un valor indiscutible.

Estamos hablando de escuelas de pobres para pobres y en esa rebeldía hay, de entrada, un origen social. A esas escuelas llegan muchachos y muchachas que no tienen otras perspectivas para seguir estudiando. Entonces, como la mayoría de las normales rurales son internados, tienen allí comida, donde dormir, bibliotecas para poder estudiar, canchas de básquet, instrumentos musicales, y en ellas hay una diversidad enorme. Imaginémonos una escuela como Ayotzinapa, donde hay alumnos de origen indígena, de la montaña de Guerrero, alumnos que vienen del mundo afro mexicano de la Costa Chica, campesinos de origen criollo. En fin, hay una mezcla de muchas culturas y religiones, de manera que ellos aprenden ahí a convivir en la tolerancia. Pero, al mismo tiempo, son escuelas que están abandonadas, en términos presupuestales. Los caballos de las policías montadas, que les avientan a los muchachos en las protestas, comen mejor que ellos, tienen más presupuesto para su alfalfa que ellos para sus tres comidas diarias. De manera que tienen que estar luchando, permanentemente, buscando los recursos que necesitan para funcionar. Al mismo tiempo, tiene una especie de espada de Damocles sobre la cabeza, porque están amenazados constantemente con el cierre. Gustavo Díaz Ordaz, como venganza por la participación de estas escuelas en el movimiento estudiantil del ‘68, cerró en el ‘69 casi la mitad de ellas y pende la amenaza permanente de querer cerrarlas. Lo quiso hacer el gobernador Pablo Salazar en Chiapas, con Escuela Normal Rural Mactumactzá. Lo hicieron durante meses y ahora están luchando porque se reabra plenamente, lo cual fue una oferta de campaña presidencial de López Obrador, que no se acaba de cumplir. Es decir que esas escuelas la única manera que han tenido para sobrevivir a lo largo de este siglo, en medio de este clima de hostigamiento, ha sido el de la lucha, la movilización, y el compromiso colectivo. A cambio, han recibido persecución, cárcel, asesinatos.

  • Luis, en el centro de este libro, La pintura en la pared*, se encuentra lo ocurrido en Ayotzinapa, esa inmensa tragedia de nuestro país. El gobierno de López Obrador ha ofrecido encontrar a los estudiantes y castigar a los responsables. En ese contexto ¿ha cambiado la situación de las normales rurales con este gobierno?

Mi respuesta es ¡no! Y puedo poner ejemplos. De entrada, tienen mucho menos presupuesto del que había durante la administración de Peña Nieto. El presupuesto se redujo drásticamente. En la normal de Mactumactzá, Chiapas, los muchachos tenían una demanda muy sencilla: que los exámenes para nuevo ingreso se realizarán con papel y con lápiz, en lugar de con computadora. En Chiapas la conectividad casi no existe, y si estas escuelas son escuelas para que estudien los que menos tienen, pues los que menos tienen no tienen habilidades digitales. Llegan de lugares muy alejados con la esperanza de estudiar, de encontrar algún lugar y no necesariamente saben manejar bien la computadora. Entonces, los muchachos comenzaron a luchar por eso y los reprimieron salvajemente. Abusaron sexualmente de las muchachas. Ya pasaron casi 6 años. Entonces, no, no les ha ido muy bien a las normales rurales en esta administración, desgraciadamente.

  • ¿Y cuál es tu percepción con respecto a lo que se avecina? ¿Tú crees que el próximo secretario de Educación, Mario Delgado, tenga en su proyecto educativo darle a las normales rurales el lugar que se merecen?

Yo desearía, hablando aquí de deseos, que hubiera la suficiente presión para que quien ahora llega entienda la necesidad de estas escuelas. Pero… por su pasado, por su trayectoria, lo pongo en duda. Cuando fue secretario de Educación en la Ciudad de México, prefirió aliarse a Claudio X González. Cuando fue senador por el PRD, aprobó la reforma educativa de Peña Nieto, y cuando fue diputado, ya con Morena, aprobó una reforma que es una caricatura de reforma. Entonces no, no veo en ese pasado la sensibilidad. Pero sí veo en todo este conjunto de alumnos, maestros, exalumnos, funcionarios comprometidos, el empuje para poner en el centro la necesidad de revalorar estas escuelas adecuadamente. ¿Cuál va a ser el resultado final de esta de este de este impulso? Pues no lo sé.

  • ¿De qué manera marcará Ayotzinapa el futuro de las normales rurales?

¡Híjole! En todas las normales rurales del país hay murales sobre los 43, que los mismos muchachos han hecho, exigiendo justicia. Los muros gritan, todos los muros de las normales rurales gritan. Uno de los primeros problemas que hubo después de la desaparición forzada fue que en varias de estas escuelas se cayó el número de aspirantes que buscaban entrar a escuelas, como que comenzó a imperar el miedo. Pero Ayotzinapa es una herida abierta, que supura no solamente en las normales rurales, sino en todo el país. Seguimos sin tener verdad, seguimos sin tener justicia, y esa herida nos afecta a todos. Por supuesto, de manera muy especial a los jóvenes que están en las normales rurales. Una y otra vez la vez en sus movilizaciones, que reivindican su presentación con vida, indica que haya verdad, que haya justicia, y siguen marchando al lado de los padres de esos jóvenes desaparecidos.

*La pintura en la pared. Una ventana a las escuelas normales

y a los normalistas rurales – Luis Hernández Navarro

Fondo de Cultura Económica, 343 pp. Colección popular, 2023.

Mural por Ayotzinapa en Paysandú, Uruguay.