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El 22 de agosto pasado el Senado de la República realizó uno de los reconocimientos más importantes y merecidos en la historia de nuestro país: la inscripción en letras doradas en el Muro de Honor de ese Recinto Nacional del nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del lema “Por mi raza hablará el espíritu”. Ese acto solemne e histórico da cuenta de la trayectoria de nuestra Institución como pilar fundamental en la construcción del México moderno. Así lo expresó el rector Dr. Leonardo Lomelí Vanegas, al señalar que ese acto «celebra los invaluables logros y las incuantificables aportaciones de nuestra Casa de Estudios».

Ese homenaje no solo es un reconocimiento a la Institución en sí, sino también a las incontables generaciones de estudiantes, académicos y trabajadores que han formado parte de la comunidad universitaria. Con 373,682 alumnos activos (Agenda estadística 2024), la UNAM es una piedra angular en la vida educativa, científica y cultural del país; desde el rectorado de José Vasconcelos, la UNAM es parte integral de los esfuerzos del Estado por garantizar el derecho fundamental a la educación.

La misión de la UNAM enraizada en los principios de libertad, justicia, trabajo colegiado y democracia es proporcionar una educación pública de excelencia, fomentar la investigación científica y humanística, así como contribuir al desarrollo económico, político, social y cultural de México. Es así como este reconocimiento en el Senado se convierte también en un «homenaje a quienes han dejado una huella imborrable en la historia de la UNAM y de México», como lo afirmó el rector Lomelí Vanegas.

En ese destacado evento se remembraron figuras emblemáticas como la de Don Justo Sierra, promotor de la fundación de la Universidad; José Vasconcelos, primer Secretario de Educación Pública y Antonio Caso, defensor de la libertad de cátedra. Se hizo mención también al orgullo que significa que tres premios Nobel mexicanos Alfonso García Robles, Octavio Paz y José Mario Molina Henríquez, sean universitarios y que sus contribuciones han sido fundamentales no solo para la Universidad, sino para el país y el mundo. Estas figuras, junto con muchas otras personas de la comunidad universitaria, han moldeado el destino de nuestra Alma Máter y han influido positivamente en el desarrollo de México.

La Universidad orgullosa de su historia y de sus logros, mantiene vivo el pensamiento crítico, un principio que guía a la comunidad universitaria en su labor diaria. Desde su creación la UNAM ha sido un espacio de reflexión y debate, un lugar donde se forjan conocimientos y se desarrolla una ciudadanía consciente. En su labor la Universidad no solo se ocupa de la enseñanza, sino que también se ha consolidado como un centro de producción de ciencia, tecnología y humanidades, compartiendo el arte y la cultura con la sociedad mexicana.

El papel de la Universidad Nacional se extiende a todos los ámbitos de la vida pública; la UNAM ha sido protagonista de los grandes cambios sociales en México, desde las luchas por la autonomía universitaria hasta la defensa de los derechos humanos y la justicia social. La Universidad de la nación se ha enfrentado a múltiples desafíos con resiliencia y fortaleza, siempre con el objetivo de mantener su compromiso con la educación pública, laica y plural, se erige como referente de integridad académica y social, así lo destacó el Rector Lomelí Vanegas “nos hemos apoyado en iniciativas como la educación a distancia y continua, la construcción y operación de clínicas y laboratorios nacionales, el perfeccionamiento de los mecanismos para la divulgación científica, la difusión de espacios de asesoría legal y psicológica, la implementación de dinámicas de vinculación con sectores productivos, los proyectos de transferencia tecnológica y emprendimiento, y el manejo y conservación de áreas protegidas, entre muchos otros.”


La distinción otorgada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con la inscripción en letras doradas en el Muro de Honor del Senado de la República, representa el más alto honor que este órgano legislativo puede conceder. Con este acto no solo rinde homenaje a la máxima casa de estudios del país, sino que también la convierte en parte integral del patrimonio histórico del Senado, al inscribir la frase «Universidad Nacional Autónoma de México, Por mi raza hablará el espíritu», en un lugar de prominencia, donde se perpetúa la memoria de todos aquellos que han contribuido al desarrollo y la formación de México, lo cual representa una fuente de inspiración para las generaciones futuras. Este reconocimiento es un recordatorio continuo de los valores, ideales y logros que han moldeado la nación, reflejando el profundo impacto de la UNAM en la sociedad mexicana y su rol fundamental en la construcción de un país más justo, equitativo, igualitario, solidario, comprometido con el respeto irrestricto de la ley y que valore la justicia.

*Profesor universitario y especialista en derechos humanos