En su primer discurso público, la doctora Claudia Sheinbaum ha presentado 100 compromisos del gobierno federal que encabeza, que en una democracia, son referencia para exigir su cumplimiento sobre la marcha, y al final de su mandato. Entre ellos, aquí destacaremos aquellos concernientes a las culturas y a las artes, como a la formación artística, de trascendencia para el sistema educativo nacional y el subsistema de formación para las artes, como para quienes de ellos se ocupan. Valga también hay que subrayar que, en su concepción, se enmarcan en una estrategia mayor de transformación del país, en varias esferas, siguiendo líneas establecidas desde el gobierno anterior y desde la 4T.
El compromiso 33 expresa que “Ampliaremos los semilleros creativos para la construcción de la paz, algunas de las universidades que haremos estarán dedicadas a las artes”. Se trata el primero, de un programa que ha dado resultados, conectado a objetivos de seguridad y establecimiento de relaciones entre los miembros de este país, en un contexto de conflictos, entre ellos armados, de larga duración cuyo tratamiento requiere una aproximación compleja, desde varias secretarías de gobierno en los tres niveles. La referencia a universidades nuevas, dedicadas a las artes, es congruente con una revaloración de las artes, de circulación reciente, por cuanto aportan y pueden aportar aún más, a la transformación del país, como al desarrollo socioemocional de las y los educandos. El objetivo 34 no sólo es novedoso, sino de justicia social, dada la caída de las condiciones materiales de existencia de los artistas en el país y en el mundo, proceso exacerbado con la pandemia y las posibilidades de acceder a expresiones artísticas por medios digitales y de telecomunicaciones. En artículos previos, hemos documentado esa baja en los ingresos de ese sector laboral, muy apreciado y a la vez muy mal pagado, en general, con poquísimas excepciones. Pero además menciona lo que es una urgencia, dotar de seguridad al sector. Dice textualmente: “Generaremos las condiciones para que los artistas de México puedan desarrollar su actividad y reciban una remuneración justa por su trabajo con seguridad social”. El compromiso 35, se ocupa del acceso a la cultura, y dice: “Promoveremos el acceso a la cultura en todos los ámbitos, la cultura también es un derecho”. También en este espacio hemos reportado estudios del INEGI sobre el mínimo acceso a los bienes culturales, por parte de la población a lo largo de todo el país, incluso en las urbes con más opciones de acceso. Atenderlo, implica mejorar también los ingresos de la población, el transporte, la información fiel y oportuna sobre actividades culturales, para hacer realidad esos derechos culturales.
En el compromiso 36 se asume que se seguirá “… impulsando el reconocimiento de la grandeza cultural de México, la recuperación de la memoria histórica, apoyando el rescate y el cuidado del patrimonio nacional”, que arrancó sólidamente, con expresar a nombre del estado mexicano, el valor para la vida democrática del país, del movimiento estudiantil y ciudadano del 68 y sus mártires, heridos y familiares.
En otro artículo nos ocuparemos de las profundas implicaciones del compromiso 37, a saber: “Haremos una república de lectores, promoviendo círculos de lectura en todos los ámbitos. En el ámbito educativo, en el laboral, redes de librerías, bibliotecas populares, ferias del libro, así como la producción de libros a bajo costo y bibliotecas digitales de libre acceso”.
En su conjunto, estos compromisos muestran la capacidad del equipo tras la presidenta, y la de ella misma, que sus adversarios en campaña, no mostraron interés en formular, carentes de proyecto inclusivo y democrático, de nación.
Obra de Víctor Gochez / Cortesía del autor