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Adulación



¿Qué onda con nuestra apuesta Pepe? Santiago puso cara interrogativa. Sus cejas pobladas y extendidas casi se juntaban formando una línea recta, perpendicular a la raya de su pelo del mismo color. “Nuestras candidatas favoritas son América y Lucrecia porque Samantha y Emma se salieron del concurso de Miss ingenua. Lástima, Margarito…” “Oye, un poco de respeto hacia tu hermano”, repuso Pepe. “Además, a mí me gustaba Emma”, suspiró sin gran convicción puesto que las mujeres desfilaban en su vida. Inmersos en su viernes social con sabor a alcohol y destrampe, los hermanos Robles establecieron los criterios definitivos de selección para eliminar a una de las dos contrincantes finalistas, quienes habían sido sometidas a horas de asedio adulatorio vía diversas mensajerías. Había llegado el momento de dejar de comunicar con una de ellas, bloqueándola con el fin de evitar represalias.

El hecho es que hoy, América y Lucrecia habían caído en las redes bien elaboradas de un par de aduladores consagrados. Dicho proceso inició por la mañana al estilo de “La cena de tontos” (2010).

Cabe ahora repasar etapa por etapa el protocolo acelerado de atracción que los hermanos ponen en marcha semana con semana, para entenderlo de manera más precisa. Afiliado a varias redes sociales, Santiago el mayor, comerciante de profesión, revisa primero minuciosamente las fotos de los perfiles femeninos antes de lanzar los anzuelos. Manda una invitación y espera. Al ser aceptada por tener amistades compartidas, ataca entonces por dos frentes: manda un mensaje de presentación, por una parte, y marca territorio colocando un emoji de corazón en la última publicación de la mujer, por la otra. Sigue esperando que varias sirenas queden colgadas de los anzuelos melosos e inclusive le respondan, emocionadas. A partir de ese momento tiene que ser precavido porque cualquier equivocación de nombre femenino resultaría fatal, así que prefiere los apelativos genéricos halagadores, muy importantes en esta etapa de seducción virtual. Santiago le comparte, a continuación, la lista precalificada provista de anotaciones sobre la personalidad observada en el perfil social, a Pepe su hermano menor, más apuesto que él. “Si contesta rápido, escribes hermosa, con eso es más que suficiente para entablar la conversación. En cambio, si dilata en contestar, quiere decir que empieza a sospechar, entonces tienes que ser más agresivo sentimentalmente. Por ejemplo, te recomiendo emplear: reina, hermosa o corazón. No pongas, reina divina porque surte el efecto contrario. Yo perdí a un date a punto de amarrar nada más por ese detalle. Me pasé, lo notó, la perdí. Lo recuerdas, ya eran las diez de la noche y teníamos la apuesta en el bar más nice”. “Por supuesto que lo recuerdo, contestó Pepe, una mujer de buenos recursos. ¿Cómo se llamaba: ¿Virginia o tal vez Verónica? Seguro le pudiste haber sacado cenas, alcohol y alguno que otro viajecito por ahí cerca”. “Entonces, fíjate bien en tu lenguaje. Otra cosa super importante: procura no hacer llamadas telefónicas porque luego ellas se sienten con la libertad de llamarte. Eso es fatal. Fíjate que ellas ya saben mucho sobre hombres. Muchas leen comentarios en redes sociales o han tenido una amiga que ha caído y se pasan los tips. Yo quisiera llegar a mi meta de un date por día. ¿Cómo ves bro, se podrá?”

Nota: Los sucesos y personajes retratados en esta historia son ficticios. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, o con hechos actuales, del pasado o del futuro es coincidencia, o tal vez no tanto. Lo único cierto es que no existe manera de saberlo y que además no tiene la menor importancia. Creer o no creer es responsabilidad de los lectores.

*Escritora, guionista y académica de la UAEM

Hélène BLOCQUAUX