

Esta semana se cumple un año de la columna “fronteras y migración” en La Jornada Morelos. Desde el 31 de octubre de 2023 he enviado fervientemente 53 textos a la redacción y nada me complace más que tratar de colocar mis notas y opiniones de manera periodística. Espacio en el que he encontrado una suerte de vertedero del tiempo y repositorio de la memoria. No sólo he dado seguimiento a hechos, sino también a teorías, conceptos, comentarios y obras de arte que versan sobre temas de movilidad, migración y fronteras. Ya decía Carlos Monsiváis en A ustedes les consta (p.23) que “los pensadores mexicanos difícilmente se han encontrado en condiciones de sentarse a preparar estratégicamente largos y sesudos trabajos; la brevedad y oportunidad del escrito periodístico de uso técnico se ha acomodado más a las posibilidades de una “cultura nacional”, en su más auténtico sentido”. Otras son las situaciones ya de aquellas personas que tratan de pensar desde el Ombligo de la Luna. Aquí algunas reflexiones sobre un año de la columna.
El motivo y el propósito no son lo mismo. Motivación es motor e incandescencia, fuerza y mana. La motivación de esta columna parte de la necesidad de verter textualmente mis ánimos y ansias por el estudio de la movilidad humana. Proceso que siempre ha llamado mi total atención. Con el paso de mis andadas me di cuenta de que algunas ideas se escapaban fugaces y nunca eran desarrolladas o por lo menos plasmadas. Como efecto del debraye mental entre colegas y textos: la nulidad era profunda al no poder cincelar ninguna de estas reflexiones breves, menguantes o largas sobre ningún espacio. Fue así como nace esta columna. Como un intento, muchas veces fallido, de armonizar mi vida y desahogar mis inquietudes.

El propósito se ha vuelto la dirección, el guía de la necesidad. Buscar un público amplio con el cual conversar en un entramado de redes socio digitales que avorazan la tatema en la época del velocímetro rebasado. Objetivo cumplido con conversaciones como la que se tuvo con un seminario en la Facultad de Arquitectura de la UNAM descubriendo así nuevos horizontes para arribar a la “arquitectura fronteriza” a través de las ideas de grieta, borde y frontera. Quienes estudian la migración o quienes han migrado saben lo importante que son el bordar, plantar y regar redes. Así, desde este espacio he tratado de medirle el pulso a acontecimientos nacionales, internacionales y a ideas/conversaciones.
Los textos a veces de denuncia y a veces reflexivos de este espacio me han permitido mesurar mi lenguaje y jugar con las palabras desde distintos horizontes. “El ombligo de la luna”, como se le conoce a México, es un espacio rico en conocimientos de migración nacional e internacional, nuestra vecindad e historia nos han obligado a serlo, así como a producir una idea de universalidad. Esta idea es ejercer el derecho que como mexicanos y latinoamericanos tenemos a la cultura. Emergen así el pocho, la chicana, el gabacho, el tumbado y la buchona pero también el afrancesado y el corenanizado. La universalidad mexicana no es distinta a la alemana o china, a la brasileña o mapuche, a la congoleña o siria. El movimiento es lo único que nos da unidad.
Las personas que piensan desde México aún siguen sin tener tiempo, pero quizá no es por guerras como en épocas de Guillermo Prieto, Manuel Payno y Dr. Atl. Los motivos pueden ser múltiples: la sobreproducción autoinducida por el sistema económico actual, la procrastinación y los problemas mentales atribuidos al tacómetro temporal. El uso excesivo de redes y el sobre abuso de Inteligencias Artificiales. En tiempos de Chat GPT lo escrito pierde valor si no es breve y potente. Entre la atomización del desvelo y la pesadilla del Yo Robot-Skynet-1984 se encuentra la implacable quietud del aquí y el ahora o qué tan rápido puedes ir y venir.
El campo está en todos lados, las fronteras y el movimiento fungen como una idea del todo. La frontera de la piel, del género, de la clase. El movimiento y revuelta de los mismos. No sólo es denuncia y pancarta o visibilización y reflexión. A veces es inflexión y oblicuidad. Agradezco profundamente a quienes se acercan a preguntar de manera personal o mediante la red sobre estos temas. Invito a la problematización y crítica de lo ya escrito, a la escritura nuevamente humana, a no dejar de moverse en y a través del ombligo de la luna.

*Momoxca, internacionalista, escritor y migrantólogo.
