Es normal que al acabar un proceso como el que acabamos de pasar, en el que se elige a gobernantes, se haga un recuento de lo que se vivió. Es sano hacerlo para buscar mecanismos de mejora y no repetir lo que se hizo de manera inadecuada. Para tener viabilidad, lo mejor es que se establezcan reglas y ajustes legales. Resumo lo que observé durante estas últimas semanas y formulo propuestas que, en su caso, podrían servir para superar esas deficiencias o excesos y que se salvaguarden los derechos humanos de los electores, tanto en lo individual, como en lo colectivo. No sigo un orden predeterminado, aunque todos los rubros merecen igual importancia:
1. Llamadas telefónicas o mensajes de texto a favor de una candidata. No hay consentimiento de las personas para recibirlas, lo que significa una clara intrusión en la vida privada de quienes las reciben. Al respecto, se ha alertado sobre la venta de bases de datos oficiales, pero no se sabe más. Es necesario poner un freno a esas conductas invasivas, para evitar la violación al derecho humano a la privacidad. Sugiero que el INE establezca, en procesos electorales, un Registro de números telefónicos de aquellas personas que no desean recibir publicidad o mensajes de los partidos políticos y que éstos estén obligados a consultar antes de realizar cualquier llamada o envío de mensaje propagandístico.
2. Hartazgo social ante la publicidad masiva, atosigante y desenfrenada de los partidos políticos en los medios de comunicación. Las personas pierden la paciencia ante el bombardeo al que son sometidos. Es difícil mantener la estación radiofónica favorita, pues se ven obligados a cambiar de estación cada momento en que se emiten los spots partidistas o simplemente apagar el aparato. Es preciso poner un límite en el número y frecuencia con la que aparecen los spots en radio y televisión. No se debe poner a prueba la paciencia de la gente; puede resultar contraproducente y provocar que haya un castigo al proceso, no acudiendo a las urnas. Tal vez ese sea un motivo de no lograr porcentajes altos de participación. Hay que respetar el derecho a libre elección de estación de radio o canal de televisión de cada persona.
3. En ese tenor, se requiere duplicar el periodo de veda electoral. Ahora es de 72 horas previas a la jornada electoral. Tendría que ser de 144 horas o, por lo menos 5 días. La gente estaría más tranquila y serena. En ese lapso los partidos políticos estarían obligados a “limpiar” las calles de toda publicidad electoral. La gente se motivaría para acudir a las urnas si la dejan tranquila una semana previa a la jornada electoral. En ese periodo de silencio de los políticos, las autoridades electorales harían publicidad para invitar a la gente a votar libremente.
4. Actitud contumaz de las autoridades y actores políticos que no respetan las reglas o las infringen impunemente. Se requiere asumir una actitud más firme frente a los infractores. Ahora les resultó muy barato -políticamente- violar la Constitución. Debe preverse una sanción de tipo política, que se haga pública en medios de comunicación. Sólo así se podrá detener la soberbia con la que actúan muchos gobernantes y actores políticos. Si es preciso, el reproche público debe realizarse tantas veces sean necesarias para generar conocimiento y conciencia en la sociedad, sobre todo con los reincidentes (¿son demócratas?). Es una cuestión de respeto a la ley y de salvaguarda del derecho a la legalidad. Nada más, pero nada menos.
5. Contaminación visual. Es insultante la manera como tapizan la ciudad y las poblaciones con publicidad de las y los candidatos. También se necesita limitar. Es preciso respetar el derecho humano a un entorno visual favorable. Esto va vinculado con la contaminación ambiental que provocan los materiales que se utilizan, los cuales suelen ser no biodegradables (plástico, vinil) y utilizarse una sola ocasión. Se requiere establecer la obligación de utilizar material biodegradable y reutilizable. Inclusive, analizar la pertinencia de sólo permitir las pintas en bardas, no más. Nuestro entorno y el derecho a un medio ambiente sano saldrían ganando.
6. Papel de las empresas encuestadoras. Ante la disparidad en los resultados de las mediciones, es claro que quienes realizan las encuestas tienen un propósito particular que la sociedad debe conocer. Lo menos que deben señalar es quien las contrata, a qué se obligaron en el contrato (neutralidad o tendencia de actuación) y la metodología utilizada. De ser el caso, la empresa tendría que mencionar que las encuestas las realizan sin patrocinio alguno (principalmente periódicos). Eso es clave para dar contexto a los resultados que se publicitan. Es un tema de derecho humano a la información y a la transparencia, cuyo titular es la propia sociedad. Es claro que las empresas están obligadas a respetar derechos humanos.
7. Participantes en los debates obligatorios por ley. Para evitar que se cuestione que en un debate de tres o más candidatos alguno(a) de ellos hace una labor a favor de un(a) candidato y en contra de otro(a), se requiere que en el último debate sólo acudan los dos candidatos que van arriba en las encuestas. Siempre es más positivo y provechoso un encuentro entre dos candidatos(as), para realmente confrontar los proyectos de país que ofrecen al electorado. En este debate debe quedar prohibido los ataques personales y las historias de familiares; lo único que se va a confrontar son propuestas, en cuyo caso cada candidato(a) deberá cuestionar al otro(a) y el cuestionado está obligado(a) a responder. No se vale callar o no responder a los cuestionamientos.
Con lo anterior, se puede avanzar en la recuperación del papel central que corresponde a los electores. Es imprescindible que estos sean los que asuman un papel más protagónico, sin verse condicionados a los intereses de los partidos políticos. No hay vuelta de hoja, el respeto a los derechos humanos es obligatorio para todos los actores políticos. Ahí radica la riqueza y fortaleza de una democracia autentica.
* Investigador del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM y del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)
eguadarramal@gmail.com