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En mi anterior entrega hable de la expedición realizada por el protomédico Francisco Hernández de Toledo a la Nueva España en la segunda mitad del siglo XVI. Su contribución al conocimiento científico de plantas, animales y minerales de América es invaluable. Sin embargo, hay que mencionar que la mayor parte de la investigación realizada por Hernández sufrió un destino poco alentador. En primera instancia la obra fue requisada por la administración de Felipe II sin que el protomédico pudiera tener acceso a ella para realizar las adecuaciones correspondientes que había hecho notar en cartas al propio rey.

Al día de hoy es imposible conocer completamente la profundidad de la expedición científica hecha por Hernández en el Nuevo Mundo, no obstante, el secuestro de su investigación tal como había sucedido con otras crónicas de indias como la de Bernardino de Sahagún por mencionar un caso, se diferencia de esta última, ya que si bien Hernández no pudo acceder a ella, eso no significó la negativa total de acceso a la obra.

La restricción de Francisco Hernández sobre su propia investigación fue seguida del resguardo de la obra en el Monasterio y Biblioteca de El Escorial, pese a encontrarse en un lugar relativamente seguro, esto no garantizó su paso a la posteridad como se habría esperado. Un siglo después de haber iniciado la expedición a la Nueva España, el 7 de junio de 1671 un incendio acabó con buena parte del acervo que se resguardaba en El Escorial, de entre los cientos de documentos que fueron consumidos por las llamas destacan los manuscritos de los concilios religiosos de la España visigótica así como el texto original de Francisco Hernández junto con las láminas ilustrativas de la flora, minerales y fauna novohispana realizada por manos indígenas.

A pesar de lo anterior, la quema del manuscrito original, así como las láminas de no significaron una pérdida total respecto a la expedición ya que la restricción fue hecha solo a Francisco Hernández quien no pudo hacer una revisión final sobre su trabajo para su eventual publicación. La tarea de revisión y publicación recayó en el napolitano Nardo Antonio Recchi quien, bajo su criterio, sustrajo las partes que consideró más importantes de la expedición de Hernández en la Nueva España para eventualmente ser publicada. El producto del trabajo de Recchi dio paso a De Materia Medica Novae Hispaniae (1579) el cual sería más recordado como Il Tesoro Messicano.

Los escritos de Recchi llegaron a la Nueva España sin muchas dificultades al tratarse de un libro de botánica que podía ser utilizado por los médicos y boticarios del virreinato sin ningún problema ya que este no representaba una amenaza para la fe. Así pues, De Materia Medica Novae Hispaniae llegó al Nuevo Mundo en italiano idioma original en el que fue escrito por Recchi, en tanto la tarea de traducción recayó en el medico dominico Francisco Ximenez quien ejercía su oficio en el Hospital de la Santa Cruz de Oaxtepec, propiedad de los Hermanos de la Caridad. Basado en lo hecho por Recchi, Ximenez escribió otro de los tratados utilizados por médicos y botánicos relacionado con los hipólitos.

Es importante tener en cuenta que la obra de Ximenez fue la segunda traducción hecha a las notas de Francisco Hernández quien imbuido por el espíritu de la época, escribió las notas de su investigación en latín el cual era el idioma científico, “Los quatro Libros de la Materia medicinal de esta Nueva España, que el Padre Fray Francisco Ximenez de la Orden de Predicadores, ha traducido de los que el Doctor Francisco Hernández escribió en lengua latina…”

La síntesis de la investigación de Hernández realizada por Recchi y que a su vez sirvió como base para el trabajo de Ximenez se trató de un texto de carácter científico en el cual se describía con detalle las características de las plantas, animales y minerales, además de que tipo de uso se le podía dar, principalmente en el ámbito medico teniendo en cuenta el oficio de Francisco Ximenez. Debido a la pérdida del manuscrito original en el incendio de El Escorial en 1671, el análisis comparativo solo es posible hacerlo entre De Materia Medica Novae Hispaniae de Nardo Antonio Recchi y los Cuatro libros de la naturaleza y las virtudes de las plantas y animales de Francisco Ximenez. No obstante, debemos ser conscientes de que Recchi descartó buena parte de lo escrito por Hernández durante su expedición en la Nueva España, por lo que los manuscritos originales fueron víctimas de un tamiz académico.

Lo cierto es que pese las decisiones tomadas por Nardo Antonio Recchi respecto a que partes debían incluirse en su resumen y cuales debían eliminarse, su trabajo permitió la supervivencia de una parte de la primera expedición científica española en el Nuevo Mundo dando paso a tres obras, De Materia Medica Novae Hispaniae (1579) de Nardo Antonio Recchi, los Cuatro libros de la naturaleza y las virtudes de las plantas y animales (1615) de Francisco Ximenez y el Rerum Medicarum (1651) de Juan Terrentio Linceo, los cuales pueden ser consultados hoy en día.

* Historiador

H. Alexander Mejía García