LOS RIESGOS DEL PODER ABSOLUTO
Hoy hay que ser claros: en política el poder es para ejercerse decían los antiguos, los experimentados, los de la vieja guardia, pero habrá que analizar con detenimiento, si no se vuelve riesgoso para la misma política y la democracia al no existir equilibrios o contrapesos que balanceen las decisiones de quien ejerce el poder.
La existencia de los tres poderes de la unión tiene razón de ser, proteger los derechos y libertades de los ciudadanos, previniendo la corrupción y el abuso, generando contrapesos que aseguren que los poderes estén equilibrados y controlados entre sí.
Cuando un poder intenta anular a cualquiera de los otros dos poderes, se puede provocar una crisis institucional, que amenazaría gravemente la democracia y el Estado de Derecho, ningún poder puede mandar sobre otro, por eso justamente son contrapeso el uno del otro, cualquier intento de intimidación, hostigamiento, presión, amenaza, burla del líder de un poder contra el otro poder por no alinearse a la propia voluntad, es una violación a la división de poderes y una amenaza indudable de autoritarismo y hasta tiranía, en su caso.
Yo no sería tan atrevido como para calificar el hecho de las reformas constitucionales en materia del poder Judicial como una decisión dictatorial, que nos llevará a ejemplos como el de Hitler en Alemania en la Rusia Soviética de 1917 o más cercano el caso de Venezuela, pero si quiero hablar un poco lo que a mi juicio este es el último baile del Presidente, saliente su último capricho como hombre de poder en México.
El Poder Judicial hoy tendrá que experimentar en esta democracia distinta en México, cambios en su estructura, cambios de fondo, incluso en su forma de trabajo, pero lo verdaderamente preocupante es la posibilidad de que el próximo Gobierno Federal tenga el poder absoluto y el control absoluto de los Poderes de la Unión. Eso es lo que haría una democracia endeble, débil y manejable.
Muy riesgoso, será para la credibilidad de quien gobierne México, si la sociedad se organiza de manera tal que defienda al Poder Judicial o que tome como pretexto la reforma constitucional en materia del Poder Judicial como bandera de reclamo social, de reordenamiento democrático en un país, donde desde mi perspectiva personal, debemos permitir al nuevo régimen político que haga su trabajo desde las instituciones para servir al pueblo de México.
De manera personal, no estoy de acuerdo con las reformas constitucionales en materia del Poder Judicial y mucho menos dejar al arbitrio, de la sociedad, la designación de jueces, magistrados y ministros del poder judicial. Soy un convencido de la autonomía del poder judicial y de qué cada uno de estos de manera libre, democrática, independiente tienen que hacer su trabajo para que Mexico encuentre un equilibrio social entre el gobierno y los gobernados.
Pero no podemos dejar de ser claros en el tema. Vivimos en un país donde las elecciones definen el modo de gobierno, y sólo basta recordar que por primera vez en la historia, México será gobernado por una Presidenta de la República, que morena ganó seis de las ocho gobernaturas en juego, la mayoría de las alcaldías, Diputaciones Locales, Diputaciones Federales, Senadurías de la República y hoy tiene en el Poder Legislativo de manera contundente, una mayoría casi absoluta que le permite ser y estar al servicio del Poder Ejecutivo en México, y por eso decíamos al principio de esta intervención que el poder es para ejercerse. El problema es de qué manera se ejerce respecto de su obligación de atender las principales necesidades del pueblo, de sus familias, del desarrollo económico y de la paz social en la que cada mexicana y mexicano merece coexistir, vivir, trabajar y desarrollarse.
Y también hemos comentado en algunas otras ocasiones, hace muchos años al menos seis que en México, no existe una oposición consistente, no existe un equilibrio o un contrapeso electoral en el que el pueblo de manera legítima pueda reclamar al gobierno sus malas decisiones, aquellas autoritarias, aquellas unilaterales aquellas en la que sólo se busca permanecer en el poder por el poder mismo.
Y eso hay que decirlo, no es culpa del régimen de la cuarta transformación en el país. Eso es culpa de quienes dirigen de manera nacional a los tres partidos históricos en México y me refiero al Partido Revolucionario institucional, al Partido, Acción Nacional y al Partido de la Revolución Democrática, quien hoy incluso a nivel nacional, ha perdido el registro como Partido Político.
Sus dirigentes encabezaron las listas al Senado de la República, sin importar quienes fueron los candidatos y las candidatas que lucharían en los distritos uninominales en los 500 distritos de elección popular al Congreso Federal en los distritos locales en las entidades de la República, e incluso quienes aspirarían al Senado.
De inicio, como en su momento, lo catalogó Beatriz Paredes Rangel, la alianza era contra natura, la ideología conservadora y de derecha o de ultraderecha de acción nacional, nada tenía que ver olvidémonos de la ideología de centro izquierda del PRI, nada tenía que ver con los postulados radicales de izquierda del PRD.
No se necesita ser ni sabio, ni inteligente, ni experto en el tema para entender que era la única forma en la que la oposición debilitada, sin incredibilidad, sin posibilidad, ya sin estructuras, ni militancia activa, ni posibilidades de triunfo pudieran sobrevivir en una democracia de más de 85 años en México, por primera vez en la historia, tenemos que platicar de la refundación de institutos políticos que hoy no son claramente una opción para las nuevas generaciones de mexicanas y mexicanos que han creído en el proteccionismo social y los programas de desarrollo social de Morena y sus aliados.
Y particularmente esta intervención habría de guardarla para los próximos cuatro o cinco años o al menos tres para ser testigos en el cambio intermedio de régimen constitucional y me refiero a las elecciones intermedias que pasa sobre todo con la sociedad y que tanto les afecte las reformas constitucionales en materia del poder Judicial.
*Padre de familia, político y soñador en busca siempre de un mejor Morelos para todos.