Los estudios de la lengua náhuatl durante el siglo XIX no fueron ajenos a la rivalidad intelectual entre los así llamados liberales y conservadores. Los dos bandos contaron con grandes intelectuales y estudiosos de la lengua; sin embargo, muy pocos de ellos fueron morelenses de nacimiento.
Sin ánimo de caer en simplificaciones, podemos señalar a Mariano Jacobo Rojas (1842-1936) como uno de los partidarios más destacados dentro del bando conservador y uno de los representantes del universo intelectual del estado de Morelos, quizá más bien, perteneciente a esa generación que alcanzó a vivir el nacimiento de nuestro país después de la Revolución, en un contexto asociado con el catolicismo y sus estructuras, así lo confirma su labor dentro del Semanario católico “El grano de arena”, dirigido por su sobrino José Donaciano Rojas.
No podía ser de otra manera, pues la pertenencia a su comunidad y la participación activa en las festividades hacían imposible la divergencia en su caso. Por si fuera poco, el compromiso de Rojas lo llevó a ser parte del equipo editor de El Tepozteco. Publicación quincenal de religión, ciencias, literatura, lingüística mexicana y variedades, publicado en la Ciudad de México (1921-1923), lugar desde el que buscaban un mejor posicionamiento y un público más amplio para el mensaje de un catolicismo comprometido con la riqueza cultural originaria, en un contexto de cambios drásticos en el rumbo de nuestro país y de nacimiento de un indigenismo que sería letal para las lenguas originarias.
Mariano Rojas, al frente de su familia y de un grupo de colaboradores, promovió la lengua náhuatl directamente ante al emperador Maximiliano, posteriormente, durante el largo gobierno de Porfirio Díaz e, incluso, hasta la gestión de José Vasconcelos como Secretario de Educación. Podemos asegurar que su actividad no fue únicamente intelectual, pues además se consagró a recuperar importantes celebraciones, como la del Carnaval y la presentación del Reto al Tepozteco el 8 de septiembre, datos que nos comparte la investigadora Marcela Tostado Gutiérrez, en una publicación acerca de Salvador Rojas Rodríguez, derivada de un evento realizado en el Jardín Borda en 2003.
De esta manera, la familia Rojas es una de las más ilustres en tierras tepoztecas, pues no sólo él, sino también su hermano Pedro Rojas como sacerdote y su sobrino, como editor, lograron intervenir el medio cultural de una manera contundente a través de la imprenta José Donaciano Rojas, publicando volúmenes que contribuyeron a la conservación de la cultura mexicana, como el que don Mariano publicó bajo el título de Manual de la Lengua Nahuatl. Método Práctico para Hablar, Leer y Escribir la Lengua Americana en 1927, un volumen que reunía las lecciones impartidas a través de entregas en El Tepozteco. De esta manera, el perfil de don Mariano Rojas se nos presenta con la misma convicción que declaraba en su Manual de la lengua mexicana hace casi cien años, pues vemos que hizo todo por su tierra natal: Nochi ipampa totlacatiliztlal.
Nahuatlato y Profesor Tiempo Completo del Colegio de Morelos.