Me parece que los mexicanos arrastramos una maldición que nos condena a injuriar nuestro pasado y culparlo como si fuera una condena que nos somete al atraso. Los gobernantes que han escrito nuestra historia nos han mentido porque así les ha convenido y nos han hecho creer cosas que nunca existieron o, si existieron las han contado a su manera y en su beneficio. Quién ignora su pasado o lo desconoce no puede construir un porvenir ni saber si bubo rastros de gloria.
Tendemos a renegar de aquellos que han construido a este país y hacer héroes aquellos que lo han destruido. Pareciera ser verdad lo que describe la canción de Gabino Palomares en “la Maldición de la Malinche”, pero nunca se tuvo la delicadeza de preguntarle a los texcocanos ni a los tlaxcaltecas las opresiones que vivían en manos de los aztecas. Pero, pareciera ser la verdadera maldición de los mexicanos aquella “que a los que mienten los adoran y a los que dicen la verdad los ahorcan”.
¿A qué viene todo este cuento? Pues todo parece indicar que el 2025 será un año muy difícil para para México, especialmente para los mexicanos que menos tienen. Pues para empezar y, no se requiere de mucha ciencia, en el reciente sexenio del obradorato que acaba de concluir, el producto interno bruto (PIB), indicador internacional con el que se mide el crecimiento económico de un país, apenas creció 0.9 % muy distante del 4 % que prometió.
Sin crecimiento económico no podemos pensar en progreso o desarrollo. Lo peor por venir es que el 2025 el Banco de México estima un crecimiento apenas del 1.4 o 1.6 por ciento del PIB. Dicen los expertos que a duras penas nuestra economía crecerá 1.2 % y que peligrosamente transitamos hacia una recesión, sino es que ya estamos en ella.
Quisiera que a nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum le fuera muy bien y esto sin contar el factor Trump, pero con desconcierto y desesperanza está siguiendo el librito que le heredo su antecesor, que por los hechos no es un buen librito ni un buen augurio.