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La crónica morelense y la construcción cotidiana de la inevitable desmemoria colectiva

 

“El alma de cera de que V.E. está dotado, lo hace propender, ya a la clemencia o ya a la ira, y las más veces con ardor y demasía”, escribió José María Teclo Morelos y Pavón a Carlos María José Ignacio Juan Nepomuceno Bustamante Merecilla, el 17 de octubre de 1813. La expresión del vallisoletano abordaba, desde la alegoría de la cera, la naturaleza anímica, intensa, apasionada, del periodista, abogado, historiador, político y cronista oaxaqueño.

Las palabras de la crítica epístola de Morelos a la naturaleza humana de su amigo y correligionario constituyen una inevitable provocación reflexiva sobre el tema: ¿cuál es la naturaleza de un cronista?, ¿cuál es la misión cuál es el fin de un cronista?, ¿cuál es la importancia?, ¿cuál es la utilidad de la labor de un cronista?, ¿cuán vigente, cuán necesaria es la labor de un cronista? Aún más, ¿cuál es el papel del cronista en el siglo XXI?

El último tercio del siglo XX y el primer cuarto del siglo XXI, se distinguen por un sustancial incremento en el número de cronistas aunque, paradójicamente, con aportaciones cada vez menos significativas para la memoria morelense. Las razones son diversas: marco legal insuficiente, intereses políticos, conflictos entre grupos, protagonismos excesivos, falta de apoyos institucionales, mediocridad en el oficio, desinterés de la comunidad, etcétera.

Entre la creación del Colegio de Cronistas del Estado de Morelos ‒CCEM‒, en 1996, y la publicación ‒11 de septiembre de 2020‒ de la reforma al artículo 74 de la Ley Orgánica Municipal del Estado de Morelos correspondiente a la creación de la figura del Concejo [sic] de Cronistas en el ámbito municipal. Es necesario destacar que los diputados de la LIV y el poder ejecutivo estatal aprobaron dicha disposición desde su inocultable ignorancia.

La reforma legal creó la figura de “Concejo” y no de “Consejo”. No tuvieron la capacidad para diferenciar entre un órgano de gobierno y un órgano consultivo. El texto de la reforma también confunde “Municipio” con “Ayuntamiento”, no diferenciando entre el territorio político-administrativo y la autoridad municipal. Así mismo, reformaron, innecesariamente, el artículo 75, asignando salario al coordinador y al secretario técnico de cada consejo.

La esencia del cronista, que es el registro de los hechos de su comunidad, de su pueblo, de su ciudad, de su municipio, se pierde paulatinamente. Con soberbia y petulancia muchos cronistas asumen como verdad absoluta cualquier afirmación hecha por ellos. Y hay cronistas que sólo se escuchan y se aplauden entre ellos o a sí mismos, sin contribuir a la salvaguardia y la difusión de la memoria colectiva. Por supuesto, las honrosas excepciones existen.

Imagen: Corridistas morelenses (fragmento);

Cuautla; ca. 1930. Archivo Jesús Zavaleta Castro.