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Morelos y Pavón: versos y apuntes sobre el verdadero padre de la patria mexicana.

 

“Y las voces inauditas comenzaron a decir: / La montaña: yo le presto la firmeza de mi entraña; / y el espacio: yo le brindo mi pureza de zafir; / y una estrella: yo le ofrezco mis fulgores inmortales; / y el océano: yo le brindo mis furores primordiales; / y la tierra: yo le cedo mi principio productor; / y la nube: yo le obsequio mi Tabor que siempre arde, / yo le haré sereno y triste como el alma de la tarde; / y los ángeles: nosotros le daremos nuestro amor”.

En el proemio a su Canto a Morelos ‒1902‒, el poeta nayaritense José Amado Nervo Ordaz, “pide perdón por la osadía de levantarse hasta un héroe tan grande como el de Cuautla, con alas no avezadas a la serena alteza de tal cumbre”. En esta “lira heroica”, Nervo Ordaz brindó, con excelsitud poética y desbordado patriotismo, un magistral homenaje al arriero, al clérigo, al militar, al estadista, al hombre: Morelos, el verdadero padre de la patria mexicana.

“Pasaron los días; / las glorias de Cuautla, / émula sublime de las Siracusas / y las Zaragozas la tierra llenaban. / Y has el hombrecillo de exigua estatura, / de frente cesárea; / aquel que, pequeño, no cupo en el mundo; / aquel que hizo eterna la gloria de Francia; / aquel que, en el ojo derecho, a la Esfinge / […] se cuenta que dijo pensando en Morelos: / ‒Digno es de mis triunfos el Sitio de Cuautla”, recreó en su versos el también ensayista y diplomático.

El 23 de febrero de 1812, en Cuautla, José María Teclo Morelos y Pavón advirtió, en una primera reconvención que dirigió a los criollos militantes en las filas realistas: “Ya no hay Fernando VII porque o él se quiso ir a su Casa de Borbón a Francia y entonces no estamos obligados a reconocerlo por rey, o lo llevaron a fuerza, y entonces ya no existe”. Con ello dio fin a la indefinición de una parte de los insurgentes sobre el regreso o no del monarca.

En sus Sentimientos de la Nación, presentados el 14 de septiembre de 1813 ante el Soberano Congreso Nacional, en Chilpancingo, Morelos y Pavón estableció, en el artículo primero del fundacional documento: “Que la América [Septentrional] es libre e independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o Monarquía, y que así se sancione dando al mundo sus razones”. Los Sentimientos de la Nación son el basamento conceptual de la nación mexicana.

“¿Cuál hechura portentosa, / qué creatura monstrüosa [sic] / de la nada iba a brotar?”, se preguntó el autor en la imponente retórica de su canto. Y explicó ‒en confesa veneración al nacido el último día del mes nono en 1765‒: “¡Así surgió el milagro del Genio en el planeta; / así, robando esencia y origen a los cielos, / brotaron el guerrero y el sabio y el profeta. / Merced a ese conjuro divino, yo, el poeta, / cantar puedo tus manes heroicos, ¡oh, Morelos!”.

Amado Nervo. Obras completas; Amado Nervo; primera edición en México; t. II; M. Aguilar Editor; México; 1991; 1,936 pp.

Morelos. Su vida revolucionaria a través de sus escritos y de otros testimonios de la época; Ernesto Lemoine; segunda edición; Universidad Nacional Autónoma de México; México; 1991; 718 pp.

Imagen: José María Morelos y Pavón (fragmento);

México; 1869. Archivo Jesús Zavaleta Castro.