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A / Pesadilla

(encore)

Señoras y señores pasajeros, muy buenas tardes; desde la cabina de mando les habla su piloto, el capitán Ausencio Cruz y Gama, para informarles que, como ya lo habrán notado, nos encontramos en una zona de intensa turbulencia.

Quiero informarles que se encuentran a bordo de un vuelo histórico, sin precedente, que marca una nueva etapa en la aviación. Gracias a los esfuerzos y los sacrificios de muchos hombres y mujeres, hemos logrado superar los viejos procedimientos autoritarios que por décadas imperaron en los viajes por el aire. Por primera vez en la historia serán ustedes mismos quienes decidan lo que debemos hacer.

En un momento más, las señoritas sobrecargo van a repartirles un cuestionario que deben llenar para decidir qué maniobras habremos de ejecutar para llegar con bien a nuestro destino. Se les ruega que, antes de dar respuesta a las preguntas tomen la precaución de leer con cuidado el reglamento impreso en la parte final del cuestionario, de modo que cumplamos debidamente con la normatividad vigente y con los requerimientos de transparencia que exigen tanto el Comité de Decisiones como el de Siniestros.

B/ Sobre Azuela y el paisaje I

Llamo cronista a Azuela porque estuvo atento siempre a la realidad. Como estudiante en Guadalajara, como médico en Lagos de Moreno, prestando sus servicios con las fuerzas de Julián Medina, como burócrata y en su magra consulta en la capital del país, en Tepito y en la colonia de Santa María La Ribera, una y otra vez Azuela rindió un testimonio fiel de los ambientes, los personajes y los conflictos que le tocó conocer. Su profesión, su curiosidad, su inmensa compasión por los oprimidos y su no menos inmensa necesidad de justicia lo pusieron en contacto con el dolor, la miseria y la ruindad –pero también con la alegría, la lealtad, la abnegación, la dignidad y el heroísmo– de una multitud que llevó a sus novelas, convertida en una galería de personajes notables, entre otras virtudes, por su vigor y su verdad.

También sus paisajes hacen gala de esa pasión por el registro minucioso y exacto de lo que veía. La geografía de Azuela jamás es imaginada. Cuando fue necesario, viajó a los lugares donde se desarrollaban sus obras con el fin de documentarse. Trabajó en Salubridad para conocer de cerca la burocracia; con el fin de saber cómo era la vida en un ingenio azucarero y escribir la segunda parte de Avanzada, se trasladó a Cosamaloapan, al ingenio de San Cristóbal, en ese tiempo el de mayor molienda en el mundo. Y viajó al fuerte de El Sombrero cuando trabajaba en Pedro Moreno, el insurgente.

*Doctor honoris causa por El Colegio de Morelos. Catedrático en la UNAM. Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.