

Jiutepec: abandono, negocio y contaminación

A Isaac Medardo Herrera Avilés, a cinco años de su asesinato
Intentar introducirnos en la temática de contaminación de Jiutepec, es un tema añejo y de alto voltaje; mató a la agricultura, proliferación de fábricas, incremento de población, sin servicios básicos, desaseo de los tres niveles de gobierno para que industrias, nuevos asentamientos fueran regulados y no lanzaran sus desperdicios sin tratar a tierras, mantos de agua, barrancas y apantles naturales.
Jiutepec creció a machete, gestándose una confabulación, empresarios, gobierno y alcaldes que permitieron toda clase de latrocinios. Jugoso negocio el cambio de uso de suelo a cambio de la destrucción de la biodiversidad. El sistema de producción agrícola a obrera. Hijos de campesinos de Jiutepec, Emiliano Zapata, Tlaltizapán, Zacatepec, Jojutla, Temixco mutaron en asalariados a la cargada fabril. Se finiquito el ejido, y representa un factor aleatorio para la agonía de la agricultura.
Veamos algunas variables, el municipio de Jiutepec pertenece a la Cuenca del Balsas compuesta de selva baja caducifolia: “Actualmente solo se localiza en la zona del texcal hacia el oriente del municipio y en los cerros que forman parte de la Sierra de Montenegro localizados al Sureste del municipio, se mantiene conservada en parte de los cerros La Corona, Barriga de Plata, Las iguanas y Las Palmas; desafortunadamente los cerros Barriga de Plata y las faldas del cerro La Corona han sido invadidos, constituyéndose las colonias Jardín Juárez, Tamoánchan, San Francisco del Rincón y Hacienda San Gaspar (entre otras) en donde este tipo de vegetación ha desaparecido”. En paralelo el “uso de pastizal inducido solo ocupa el 2.8% del territorio municipal. El agrícola de riego ocupa solo el 9.44%; la selva baja caducifolia en el 18%; el uso agrícola de temporal en el 1.73%; y el uso urbano en el 68.03% de la superficie del municipio”.

Una muestra del deterioro de los recursos naturales y el crecimiento poblacional. Si este comparativo lo aplicamos a las áreas dos naturales protegidas, y el nicho de corrupción, el Predio de los Venados; bosque de 56 mil metros cuadrados ubicado en el corazón de Jiutepec. Demetrio Román Isidoro, alcalde del PAN autorizó a la inmobiliaria Casas ARA construir 400 viviendas y talar más de la mitad de sus 3000 árboles. Se supone, existen “dos áreas protegidas” -en papel- el Texcal y la Sierra de Montenegro. El Texcal invadido por industrias por inmobiliarias de la riqueza y pobreza; Sierra Montenegro por colonias de paracaidistas ante pasividad de alcaldes que desde 1975 han visto como Jiutepec, cruzó la línea de un “pueblo pintoresco y agrícola” a una “ciudad media” con problemas urbanos generados por ignorancia, ambición y complicidad.
Aguas con el agua
La ubicación hidrológica del municipio está en la región de la Cuenca del río Amacuzac: “La cuenca del Río Apatlaco tiene una superficie total de 809.95 Km27, de los cuales 21.065 km2 se ubican en el municipio de Jiutepec y representan el 37.80% de su territorio. La cuenca del río Yautepec tiene una superficie total de 1,534.43 Km2, de los cuales 32.08 Km2 pertenecen al municipio de Jiutepec comprendiendo el 62.19% de la superficie municipal” “(Ver Mirada: Apatlaco. https://www.facebook.com/share/p/1XxfgZpsyt/). (Actualización del Atlas de Riesgos/Naturales del Municipio de Jiutepec, Morelos 2011, SEDESOL).
A este complejo sistema deteriorado y contaminado, perteneciente a la subcuenca del Ríos Yautepec: “se encuentran las “microcuencas de la barranca de Analco, La Gachupina y la Barranca Monte Negro. Dentro de la subcuenca del Río Apatlaco se encuentra también la microcuenca de la barranca Analco; y dentro de la subcuenca del Río Yautepec se ubican las microcuencas de la barranca la Gachupina y la barranca Montenegro”. (Opus cit).

El Texcal, la alberca de Morelos cuyos manantiales corren bajo la roca del eje neo volcánico en el Ajusco Chichinautzin, hoy son un espejismo; el Ojo de Agua de Tejalpa, seco, Cuahuchiles; contaminado el río subterráneo o a punto de morir; las Fuentes contaminada por el agua con desechos fabriles y drenajes de la Gachupina que se unen a escasos treinta metros del manantial principal y siguen su viaje hacia el sur de Morelos.
Recientemente el gobierno federal montó un teatro para “limpiar” el Río Atoyac que baja de la Sierra que cruza Tlaxcala, Puebla y desemboca en el Amacuzac en el municipio de Copalillo, Guerrero donde se convierte en el Balsas: “en la comunidad de Villa Alta, Tlaxcala autoridades expusieron a hombres, mujeres, niñas y niños por dos semanas a microorganismos patógenos y tóxicos volátiles, como plomo, cadmio y arsénico, sin el uso de alguna protección como un cubrebocas, denunció el Centro de Derechos Humanos Fray Julián Garcés”. Si las medidas que toma el gobierno tienden a parar un fenómeno de contaminación de décadas, deben obligar a los miles de industrias que traten sus desechos. El Plan Nacional Hídrico 2024-2030, que impulsa la presidenta Claudia Sheinbaum en sus 100 prioridades contempla sanear tres ríos más contaminados de México, entre estos, el Atoyac.
Lo acontecido en Tlaxcala y Puebla, motiva a los jiutepequenses, zapatistas, temixquenses, y los pueblos del sur donde desemboca la Barranca de Analco, iniciar un proceso de investigación con instancias federales, científicos del medio ambiente para determinar la calidad del aire que se respira en Jiutepec, que partículas corren por el ambiente causando enfermedades crónico-degenerativas a seres humanos, plantas y animales. El agua que desciende hacia otros municipios, que contaminantes lleva, basta con cruzar Emiliano Zapata para ser testigos del hedor pútrido del agua.
Lo acontecido con el río Atoyac, es un ejemplo de las acciones que se deben de hacer con disciplina y un mapa de niveles de contaminación, y no como una mera acción “cosmética”; en Jiutepec, determinar la calidad del agua, aire y la descontaminación de cuerpos de agua, manantiales (que aún quedan) y montar un ordenamiento jurídico en concordancia con los tres niveles de gobierno, para evitar más asentamientos en el Texcal, Barranca de Monte Negro y proliferación de unidades habitacionales, como en Emiliano Zapata sobre los campos donde aún, en pedacitos de tierra, se siembra, cebolla, arroz, elote y pasto para jardín, y abundan invernaderos; la flor podría ser un salvavidas para la tierra, si este segmento de la agricultura es favorecido y convertirlo en una empresa global de exportación floral. Finalmente, una flor es símbolo de Margarita González Sarabia.

De llevarse a cabo estas acciones se le haría un homenaje a Isaac Medardo Herrera Avilés y una centena de defensores de la naturaleza asesinados, desaparecidos a manos de la oligarquía que controla para su beneficio, recursos hídricos de la nación, selvas, bosques, costas y enormes latifundios -cuando menos- en los últimos cincuenta años.
DE REOJO
Como se pronosticó: goleada del Cuauh, penalti nacional para Morena
Parque de Los Venados en Jiutepec. Foto: Cortesía/Archivo

