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Raíz y Razón de Zapata

Margarita González Saravia*

“Conocer nuestra historia es tener identidad con nuestra tierra.”

Conmemoramos el pasado 10 de abril, el 104 aniversario del asesinato de Emiliano Zapata. Es éste, uno de los personajes de la vida nacional, con mayor presencia viva en el corazón de millones mexicanos. Cada historiador traza su visión de la historia de acuerdo con su propia investigación de los hechos. José Sotelo Inclán es, sin duda, uno de los investigadores más importantes de la vida y obra de Zapata pues, en su afán de conocer de manera profunda el proceso revolucionario, se topa con documentos inéditos y escribe uno de los libros más importantes sobre la revolución zapatista: “Raíz y Razón de Zapata”.

Sotelo Inclán recorrió en los años cuarenta los pueblos de Morelos donde tuvo presencia Zapata; hablando con los zapatistas que aún vivían recogió mucha información de la vida del dirigente suriano, encontrando documentos originales que el propio Zapata había puesto a resguardo en manos de personas de la comunidad. Precisamente, el señor Francisco Franco Salazar, después de muchas visitas, logró confiar en Jesús Sotelo Inclán y le permitió ver los documentos: “me los encargó Miliano antes de irse”.

Son estos de un valor histórico excepcional. En ellos se plasma el origen y motivos que dieron pie a la lucha agraria que encabezó Zapata, los documentos que le daban la propiedad de la tierra a los campesinos desde la época prehispánica, la conquista, la colonia, la independencia, la reforma, el siglo XIX y los inicios del XX, haciendo patente que la lucha de los pueblos por la defensa de sus tierras ha sido permanente.

Los documentos históricos encontrados por Sotelo describen la lucha agraria del pueblo de Anenecuilco y sus conflictos históricos por la defensa de sus tierras.

El surgimiento de las haciendas marca una etapa de la historia, de grandes conflictos agrarios, la apropiación de inmensas superficies, el abuso de los hacendados, el deslinde de las tierras comunales, los beneficios del gobierno en favor de los ricos, van colmando la paciencia de las comunidades. En el caso de Anenecuilco, la Hacienda del Hospital cuyo dueño era en aquel tiempo Vicente Alonso Simón, se fue apropiando paulatinamente en forma ilegal de tierras que le pertenecían al pueblo, apoyado, por supuesto, por las autoridades de gobierno local y federal.

Zapata fue designado en 1909, por los antiguos de su pueblo, como custodio de los documentos que representaban la posesión más valiosa: la tierra, y le dieron la misión de defenderla. Se suma posteriormente a la revolución maderista, sin embargo, poco tiempo después se deslinda al no ver reflejada, en las políticas maderistas, la demanda principal de devolverle las tierras a los pueblos de Morelos.

Al romper con el gobierno se convierte en un perseguido político y fortaleció su lucha contra el gobierno, desconoció a Victoriano Huerta, primero, y posteriormente a Venustiano Carranza. Su influencia creció a estados aledaños de Morelos, como el estado de México, Hidalgo, Tlaxcala, Guerrero. El Ejército del Sur contaba para entonces con cerca de 27,000 hombres y mujeres.

En 1918, la contraofensiva del gobierno federal fue tan fuerte que redujo de manera muy importante la fuerza de operación de Zapata, esto, sumado a una serie de reformas agrarias propuestas por Carranza, redujo paulatinamente aquel gran movimiento de masas hasta convertirlo en un movimiento con actividades de guerrilla.

El 10 de abril de 1919 es traicionado por Guajardo de una forma vil, con engaños, lo lleva a la muerte en la Hacienda de Chinameca. Sin embargo, su legado quedó hasta el día de hoy en el corazón del pueblo de México.

*Ciudadana morelense