

El derecho a la ciudad: ejercido desde la economía social, solidaria y popular
La economía social solidaria, de acuerdo a la legislación mexicana se encuentra mayoritariamente centrada en las zonas rurales ya que los ejidos y comunidades son los principales componentes de la misma. Morelos no es ajena a esta realidad.

Por otra parte, el Nodes Morelos Solidario y Cooperativo ha centrado mucho sus investigaciones y acciones en visibilizar actividades en estos espacios rurales y periurbanos. Sin embargo, si observamos con más detenimiento tanto la economía social y solidaria así como desde la perspectiva de economía popular entendida como los trabajadores por cuenta propia, sus familias, comunidades, asociaciones, organizaciones, redes de cooperación, ayuda mutua y movimientos sociales que reproducen su vida a través del trabajo, se encuentra ubicada preferentemente en las zonas urbanas. En estas formas de organización de las economías alternativas tiende configurarse “lo común”, entendido como un proceso social instituyente de puesta precisamente en común de prácticas cooperativas, comunitarias, asociativas, solidarias y de dignificación del trabajo colectivo. Al mismo tiempo nos encontramos con otra perspectiva como es la construcción del derecho a la ciudad, un concepto aún poco conocido y, lamentablemente, poco ejercido o reivindicado en nuestro territorio próximo. El derecho a la ciudad se refiere a la capacidad de los habitantes urbanos para construir, decidir y crear su espacio, convirtiéndolo en un escenario de lucha contra el neoliberalismo (Lefebvre, 1967) Pero, ¿cómo se materializa esta creación y producción de lo común por parte de quienes habitamos y transitamos la ciudad?
La ciudad es un espacio de construcción social donde se dan procesos de organización colectiva, producción y disputa por el uso del espacio urbano. Muchos habitantes se ganan la vida en la ciudad, y es crucial observar la creciente precarización y desposesión que afecta a diversos sectores populares. Esta realidad resalta la necesidad de atender los vínculos entre la producción del espacio urbano y la creación de dispositivos de bienestar en pos de “lo común”.
En este sentido y desde la economía social, solidaria y popular se manifiesta en diversas formas: en la construcción de viviendas colectivas, en los intercambios y trueques en ferias, en las fiestas comunitarias, en los mercados locales, en las cooperativas de producción y venta, así como en las iniciativas de ahorro y préstamo. Todas estas acciones son ejemplos de cómo las comunidades se organizan para garantizar su bienestar y dignidad desde “lo común”.
Es fundamental que las políticas públicas reconozcan y fortalezcan este tipo de iniciativas, ya que son clave para garantizar el derecho a la ciudad a través del trabajo asociativo y la colaboración comunitaria de espacios comunes.

Un ejemplo destacado de esta propuesta se encuentra en las Utopías de la Ciudad de México, que funcionan como espacios inclusivos. Estas iniciativas merecen ser reconocidas, y tomadas como ejemplo, ya que representan políticas locales que fomentan la cohesión social, promueven la equidad y mejoran la salud de la comunidad. Desde su creación en 2019, han sido diseñadas y construidas por la propia comunidad, ofreciendo servicios como lavandería y comedor comunitario a bajo costo, y todo con acceso libre y gratuito.
En conclusión, el derecho a la ciudad, cuando es ejercido desde la economía social, solidaria y popular, no solo transforma el espacio urbano, sino que también fortalece la comunidad y promueve un modelo de vida más justo. Es nuestro deber seguir impulsando estas iniciativas e impulsar políticas públicas que las respalden. Solo así podremos garantizar un futuro donde todas y todos tengamos un lugar en la ciudad.
*Prudenzio Mochi Alemán, Nodess Morelos solidario y cooperativo / mochiprudencio@gmail.com
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