¿Qué es la neuroplasticidad?
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para reorganizarse, formando nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida. Esta ocurre en respuesta a los cambios en el entorno de cada individuo; cuando el cerebro detecta un cambio, se adapta formando nuevas conexiones neuronales. Con el tiempo, pueden producirse cambios duraderos en la estructura y función del cerebro. Por ejemplo, al aprender una nueva habilidad, como tocar el piano, el cerebro formará nuevas conexiones neuronales para respaldar esta nueva actividad.
Adolescencia vs plasticidad cerebral
En la etapa de la adolescencia existen cambios físicos, emocionales y cognitivos significativos. Así también, en este periodo el cerebro experimenta una dinámica llamada neuroplasticidad, que se refiere a la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse en respuesta a experiencias, aprendizajes y entornos. Es necesario aprovechar esta capacidad para fomentar conductas positivas en los adolescentes y prepararlos para enfrentar los desafíos del futuro.
Durante la adolescencia, las áreas del cerebro responsables de la toma de decisiones, el control de impulsos y la regulación emocional están en plena evolución. Esta evolución incluye la búsqueda de aceptación, pertenencia, admiración y respeto, así como una mayor sensibilidad ante los sentimientos de rechazo, falta de respeto, vergüenza y humillación; situación por la que los jóvenes son especialmente susceptibles a influencias externas, como el entorno familiar, social y educativo.
Pero también tenemos claro que el cerebro del adolescente tiene una capacidad de cambiar y adaptarse. Esto implica que existen posibilidades reales de solucionar situaciones negativas que se producen durante los primeros años de su vida, dando la oportunidad de introducir hábitos y conductas que no solo promuevan el bienestar personal, sino que también contribuyan a una sociedad más saludable.
Una de las estrategias más efectivas para aprovechar la neuroplasticidad en los adolescentes es fomentar un entorno enriquecedor, que involucre a los padre, la familia y los docentes; actividades como la práctica de un deporte, esto siempre será altamente recomendado especialmente si se trata de un deporte de equipo que los ayuda a liberar tensiones, a cumplir reglas, a trabajar en equipo, a adaptarse a un grupo de iguales y a formar su carácter, además de ofrecerles sentido de pertenencia y alejarlos de las drogas, alcohol y conductas delictivas; otra opción podría ser las artes, la música y la educación emocional pues no solo estimulan el cerebro, sino que también enseñan habilidades valiosas como la resiliencia, la empatía y la cooperación.
La educación también juega un papel vital en este proceso, ya que un ambiente escolar que valore la curiosidad y el aprendizaje puede fomentar una mentalidad de crecimiento y alejarlos de la tendencia a tomar riesgos negativos.
Conclusión
La neuroplasticidad ofrece una ventana única durante la adolescencia para cultivar conductas positivas y saludables, fortaleciendo habilidades sociales y personales como la comunicación afectiva, la negociación, el trabajo en equipo, la empatía, la toma de decisiones, la autoestima, la confianza y la autonomía. Por lo tanto, nos encontramos ante una oportunidad invaluable para modelar el cerebro de la próxima generación, creando no solo individuos más competentes, sino también ciudadanos más empáticos y responsables. Ahora es el momento de actuar y sembrar las semillas del cambio.
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