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Hace poco subí un video diciendo que no creía tanto en la motivación, sino que en realidad yo creía más en la planeación, y ¿por qué no? Un tanto en la suerte, no creo de verdad que podamos controlar todo, uno tira los dados al tablero, patea al balón y buena suerte, es todo, pero lo importante es patear el balón.

En mi librería favorita la mayoría de los bestsellers son libros de auto-ayuda con aspiraciones motivacionales que encima nos recriminan que no hemos sabido vivir “10 cosas que has estado haciendo mal”, “Tres secretos para que comas bien por una buena vez” “El club de las 5 am” yo pienso ¡Qué fatiga!

Bajo la dictadura del clickbait existe la condena de culpa en cada uno de nosotros. Y es que esta el implícito de ¡CAMBIA YA! porque resulta que todo lo que haces o has hecho ha estado mal, y si le sumamos a eso la cantaleta de la que se regodea el marketing que es la de: ”nunca serás suficiente” ahí estamos todos buscando el recetario que nos exhuma algunas culpas por ser quien somos, pobres de nosotros ya lo dice Ca7riel y Paquito:

“Si quieres alguien, no puedes ser tú, tienes que ser alguien que no seas tú, y si quieres ser alguien no vas a ser nadie, sólo serás tú”… Brutal frase.

Tengo muchos conocid@s que buscan ese tipo de salvación tanto en ese tipo de libros cómo en señalar con una moralidad sublevada su estilo de vida saludable en las redes, tal pareciera que en medida que la religión se ha desplazado hacia la periferia del mundo, la moral atea ha dado lugar a expresiones igual de obscenas pero incluso más ridículas, el vegano señalando los litros de agua y la huella de carbono que genera el carnívoro, el carnívoro señalando al vegetariano y los 350 litros de agua que se necesitan para producir un litro de leche de almendras, el que se levanta a subir una montaña a las 7 am con la leyenda de “Y tú crudo y de fiesta” etc.

A mí personalmente me da tanto una cosa como la otra, lo que me rompe los vidrios es que lo restrieguen más para su propia paz, como si con ello rezaran un rosario.

Volvamos a la motivación.

Cuando estudiaba psicología estudiamos el famoso libro “El hombre en busca del sentido”, seguro ya lo conocerán, es el libro de la historia real de un preso en los campos de concentración nazis y cómo su enfoque personal le hace sobrevivir a todo, incluso a la muerte de su familia, cómo encontrar una motivación en aquel infierno fue una parte importante de su salvación, es un lindo libro, y aquí nace una pseudociencia llamada; “Logo-terapia” que va de que mientras más se acerca uno al abismo más valora la vida, el problema para mi es que este enfoque hace que pensemos que todo el sufrimiento es una lección o algo que podamos ordeñar, perdón mi cinismo, y aquí cito a Dwight “No todo en la vida es una lección, a veces sólo fracasas”

Esta misma actitud optimista de aceptar el sufrimiento de manera positiva se ha implantado en instituciones corporativas “sólo busca motivación y serás feliz” a pesar de las pésimas condiciones materiales o laborales y si no, en todo caso es tu responsabilidad y tu culpa por no saber de hacer ese sufrimiento una lección de vida, de nuevo…qué fatiga no poder sólo sentirnos miserables y desdichados.

Me gustaría decirle eso a los padres que han perdido a sus hijos, o a mis hermanos que les arrebataron a sus padres, que todo eso, que todo su sufrimiento es sólo una lección y está en ellos hacer algo positivo, encima que es su responsabilidad ser feliz en medio de la tormenta, de verdad que me encantaría creer que todas las desgracias que nos pasan son por algo, y que nos hacen mejores. Pero no lo creo. A veces, sí, otras no. Algunas aprendemos algo, otras se nos olvidan, a veces la desgracia es tan bestia que las personas quedan tocadas para siempre.

Disculpen mi osadía, pero no todos podemos ser Viktor Frankl

Imagen del Tv show THE OFFICE

Andrés Uribe Carvajal