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Partidización en Cuernavaca y Jiutepec

 

Los relevos en los ayuntamientos con que inició el 2025 pueden leerse sin duda como el reforzamiento de las posiciones partidistas en los cabildos, pero también en posiciones fundamentales de las administraciones municipales donde cada fuerza política ha buscado posiciones que les permitan no solo ofrecer empleo a quienes colaboraron en campañas con la esperanza de entrar al servicio público por diversos motivos, sino iniciar una plataforma política con miras a conservar el poder mediante en control de las áreas sustantivas de cada ayuntamiento.

Y aunque la mayor parte de la ciudadanía desconfía y hasta odia a los partidos políticos, difícilmente se les podría culpar por buscar las posiciones que, ellos consideran, les corresponden. En todo caso, lo que tendría que exigirse es la capacidad, honestidad y eficiencia de quienes han sido seleccionados para los espacios que ahora ocuparán.

En el caso de Cuernavaca, por ejemplo, se acusa la excesiva carga de funcionarios del Partido Acción Nacional en la administración de José Luis Urióstegui Salgado. El alcalde se quedó con menos posiciones de las que aparentemente tenía en su primer periodo en el cargo. En efecto, salieron dos personas con quienes ha mantenido una amistad de muchos años y a quienes tuvo, por lo menos al inicio de su primer mandato, toda la confianza para que le acompañaran en dos de las posiciones clave de la administración municipal, esos espacios ahora son ocupados por panistas muy panistas.

Carlos de la Rosa Segura no fue requerido nuevamente como secretario municipal y ese lugar tocó ahora a Óscar Cano Mondragón, cuya historia política y personal está ligada de siempre al PAN; pero difícilmente alguien podría defender la gestión de Carlos de la Rosa en el cargo que ocupó los tres años anteriores, uno que a la larga lo desgastaría enormemente.

Evelia Flores Hernández fue liberada de la titularidad del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca. Y decimos “liberada” porque ya hacía un tiempo la exdirectora había presentado su renuncia, que el alcalde no aceptó. Evelia Flores estaba cansada en un cargo que requería mucha más energía de la que sentía tener, y aunque hizo un buen trabajo ella misma había pedido esquina y José Luis Urióstegui lo sabía cuando hace semanas avisaba que algunos de los funcionarios de la administración anterior no continuarían por decisión de ellos mismos. El lugar de la abogada amiga del alcalde será ocupado por Arnoldo Heredia Romero otro histórico panista que incluso ocupó en Jojutla una regiduría por ese partido no hace tanto tiempo.

Oscar Cano y Arnoldo Heredia, igual que otros funcionarios de marcada filiación panista en el ayuntamiento tendrán que demostrar con su trabajo que hubo buenas razones para nombrarlos y no se trató solamente de cubrir una cuota de partido. Por lo pronto, desde su primer periodo el alcalde Urióstegui los tendrá bajo observación a ellos y al resto del funcionariado que ya tiene un estándar de cumplimiento mostrado por las ratificaciones de quienes lo hicieron de muy bien a excelente en los primeros tres años, como el tesorero, Javier Arozarena Salazar, el secretario de Obras, Demetrio Chavira de la Torre, y la directora del Instituto de la Mujer, Lorena Castillo Castillo, ese es el modelo de resultados para conservar la chamba.

En Jiutepec, el asunto se percibe mucho más complicado. Además de ser una nueva administración que hereda los resultados de la rápida erosión de confianza que produjeron los ocho meses de administración de David Ortiz; Éder Rodríguez Casillas incluyó en su equipo de trabajo a tres exdiputados, por lo menos uno de ellos con un colmillo político que para muchos genera más preocupación de confianza.

En el análisis debe advertirse que el nuevo alcalde de Jiutepec fue diputado por esa demarcación en la LIII Legislatura, donde sirvió con Leticia Beltrán Caballero. Eder fue diputado por el PRD y Leticia por el PRI, pero ambos representaban a Jiutepec; el nombramiento de la exdiputada como titular de la Instancia de la Mujer, entonces no resulta inexplicable y podría funcionar.

En la contraloría estatal, Rodríguez Casillas nombró a otra exdiputada, la expresidenta del PAN, Dalila Morales Sandoval; no solo se trata de quien palomeó la coalición que impulsó al nuevo alcalde a la candidatura, también es quien dirigió el partido que más votos obtuvo de los cuatro que postularon Éder. Se trata de una cuota partidista, pero no solamente eso, Dalila es contadora pública y tiene experiencia en la revisión de finanzas públicas. Ese nombramiento también puede considerarse como bastante sólido.

En la secretaría del Ayuntamiento, sin embargo, el alcalde designó a Arturo Flores Solorio, quien presume parentesco con Rabindranath Salazar y fue diputado en la LII Legislatura por el PRD representando a Jiutepec. Flores Solorio compartió curules con Manolo Agüero Tovar, Lucía Meza Guzmán, María Teresa Rivera, Juan Ángel Flores Bustamante, durante la primera parte de la administración de Graco Ramírez. Pero ya desde antes Flores era un personaje muy influyente en el Ayuntamiento de Jiutepec, algo que para muchos no fue necesariamente bueno para el municipio. Su posición en la administración del nuevo alcalde para muchos significa más un riesgo para el alcalde que una oportunidad, algo que sin duda tendrá calculado. Lo que parece innegable es el carácter de cuota política y de grupo que evidencia el nombramiento, muchos dicen que a través de él regresará el exalcalde Manolo Agüero Tovar a controlar el municipio, aunque para otros, Manolo ya solo se preocupa por el espectáculo.

@martinellito

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Daniel Martínez Castellanos