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El montaje que protegió a Cuauhtémoc Blanco

 

Si fue un hombre (Ricardo Monreal, Cuauhtémoc Blanco Bravo, Hugo Eric Flores Cervantes o Sergio Gutiérrez Luna) a quien se le ocurrió que probablemente sería buena idea que un grupo de diputadas mujeres entre ellas dos morelenses (Sandra Anaya y Ariadna Barrera) acompañaran la presentación del dictamen que liberó del proceso de desafuero por violación en grado de tentativa a Cuauhtémoc Blanco, la oposición y las legisladoras morenistas que denuncian el pacto patriarcal en la Cámara de Diputados tienen una evidencia innegable; con la mala noticia de que en esa conducta participan voluntariamente mujeres.

Fue un montaje.

Hugo Eric Flores llegó a la tribuna escoltado por legisladoras aliadas (de Blanco), quienes buscaron facilitar una imagen de que las mujeres estaban a favor de la legalidad del dictamen de la Sección Instructora que acabó protegiendo a Blanco Bravo del desafuero. Flores Cervantes defendió su dictamen alegando deficiencias de la Fiscalía de Morelos. A su postura se sumarían la mayoría de los diputados y diputadas de Morena y las bancadas del PRI y del Verde Ecologista.

Morena mandó a dos diputadas (ninguna de ellas morelense) a exponer su posicionamiento a favor del desechamiento o en contra del desafuero, que defendieron desde la perspectiva jurídica, y, fuera de protocolo, pero también de procedimiento legislativo, una de ellas, permitió un espacio a Blanco Bravo para que hablara.

El exgobernador de Morelos ocupó la tribuna para decir lo que ya había alegado en entrevistas anteriores, que es inocente, que lo acusaron después de seis meses, y que no tiene miedo. Pero también tiene fuero. Lo mantiene porque la Fiscalía de Morelos integró mal la carpeta de investigación; porque la Sección Instructora no aplicó la perspectiva de género y no le creyó a la víctima; porque el desafuero costaría mucho a Morena no solo en este expediente, sino probablemente en muchos otros; porque la Cámara de Diputados prefirió disfrazar la protección con montajes francamente misóginos, que sentar un verdadero precedente a favor de las mujeres; porque el grupo de diputadas que impulsaban la idea de desafuero no lograron convencer a sus pares de que realmente eran 251, la mayoría en la Cámara y que en esa mayoría iba primero el género que la disciplina partidista; porque la mayoría de los diputados no entienden esas cosas y piensan (ellos mismos lo pusieron en la mesa) que les podría pasar algo similar.

La tensión que se vivió en la Cámara por el asunto de Cuauhtémoc Blanco enseñó bastante poco al final. Las mujeres que reclamaron justicia para la víctima fueron desoídas, ignoradas, o por lo menos convenientemente aplazadas, en aras de extender la protección del exgobernador hasta donde se pueda; con el solo compromiso de que (a lo mejor para él es muy generoso) el exgobernador deberá presentarse a la Fiscalía y los juzgados para hacer frente a las acusaciones, eso sí, con fuero para no tener miedo.

El miedo entonces sigue siendo para las víctimas, para las mujeres de Morelos que bajo la administración Blanco vieron crecer la violencia y la impunidad, para quienes tienen que enfrentar procesos en donde se les revictimiza no solo en las fiscalías, también en los congresos. Ellas que tengan miedo, el probable agresor que mantenga el fuero. ¿Ese era el mensaje? Y para darlo, para reforzarlo, se usó de mujeres diputadas que parecían asumir la postura de que las cosas no estaban mal, de que la indignación que sienten las víctimas en el país no es suficiente.

El problema mayor, probablemente estuvo en quienes se prestaron a ser parte de la escenografía. Ellos y ellas que se pararon a defender el pacto patriarcal.

De los diputados federales morelenses, por cierto, votaron en contra del dictamen, como ya lo había adelantado La Jornada Morelos, Meggie Salgado Ponce, Juan Ángel Flores Bustamante, Agustín Alonso Gutiérrez, de Morena; Adrián Martínez Terrazas, del PAN, y Cindy Winkler del Verde.

Ariadna Barrera Vázquez y Sandra Anaya Villegas, como es su costumbre, votaron por defender al exgobernador. Anaya Villegas, por cierto, acompañó a Blanco Bravo a la salida de la reunión previa de diputados morenistas en que el acusado aseguró que se presentaría a las autoridades morelenses.

Queda, por cierto, una salida al desaguisado. La Fiscalía General de Morelos podría volver a presentar el expediente, ahora sí debidamente integrado, en espera que de una nueva revisión culmine en que se crea a la víctima de tentativa de violación. Eso o que la Fiscalía Anticorrupción de trámite a las causas penales que tiene contra Blanco por otros delitos y solicite el desafuero a la Cámara de Diputados, algo que parece aún más difícil.

Mientras cualquiera de esas cosas ocurra, Blanco Bravo puede pasear tranquilo e impune, las víctimas, ya lo hemos dicho, no.

@martinellito

martinellito@outlook.com

Daniel Martínez Castellanos