

El cambio en la Mesa Directiva del Congreso
Aprovechando que medio Morelos anda de vacaciones y la otra mitad pocas ganas tiene de trabajar, habría que hacer algunas reflexiones (porque el periodo de Semana Santa se supone es para ello) de lo que nos espera al regreso de la quema de los Judas y las ceremonias religiosas de la época.

Hay que hacerlo, porque si bien la pausa vacacional pareciera desaparecer los desaguisados de cada uno y una, lo cierto es que sólo los pausa, y en la medida en que se contienen pueden tomar mayor fuerza para presentarse como un asunto aún mayor.
En el Congreso de Morelos, por ejemplo, regresará con alguna fuerza, aunque no notoriedad, la necesidad de hacer cambios en algunos de los espacios de poder que, en el segundo tercio del primer año de la Legislatura, han probado generar conflictos innecesarios que sólo han podido ser salvados por la buena voluntad y disposición de los coordinadores parlamentarios.
Una de las figuras que parecen enfrentar un mayor desgaste y que han sido claves para erosionar mucho del trabajo del Legislativo es la presidencia de la Mesa Directiva, que encabeza la muy activa diputada Jazmín Solano López de Morena. En términos ideales, la diputada tendría que dejar la presidencia de la Mesa Directiva al concluir el primer año de trabajos legislativos, es decir, el 1 de septiembre del 2025, a no ser que resultara reelecta para el cargo por la mayoría calificada de los diputados, algo que, se puede adelantar, no ocurrirá puesto que tanto en la oposición como en su propia bancada hay quienes no quieren siquiera considerar la propuesta.
De hecho, al interior del Congreso se percibe mucho más fácil que Jazmín Solano se retire antes de la Mesa Directiva, a que pueda prolongar su presencia en ella, como hizo su antecesor, Francisco Sánchez Zavala quien estuvo los tres años de la cuestionada LV Legislatura.

La diputada Solano ha presentado más de una decena de iniciativas que, sumadas a las de otros legisladores darían una cantidad que por lo menos ronda un centenar; sin embargo, la mayoría de las propuestas legislativas no han sido siquiera discutidas y reposan en comisiones. La coordinación del trabajo de las comisiones no existe.
Otro problema es la proclividad de la diputada a dar declaraciones sin conocer los temas o el proceso legislativo. Sus posiciones sobre diversos temas, el más evidente la extinción del Instituto Morelense de Información Pública y Estadística y del Instituto de la Mujer, no solo contravienen a lo que su partido impulsa y trata de hacer realidad en Morelos, también resultan confusas a la oposición que encuentra difícil establecer diálogos para construir consensos sin tener la seguridad de lo que su contraparte busca.
Si a ello sumamos la falta de cuidado respecto a asuntos que afectan gravemente la imagen del Congreso, como el manejo que se ha dado a la obligación por sentencia judicial de despenalizar el aborto en Morelos, no son pocos quienes empiezan a considerar necesario acortar el periodo de la diputada en la Mesa Directiva.
El asunto del aborto representa la mejor muestra de lo que ocurre en la administración del Congreso de Morelos. La diputada Jazmín Solano, en su carácter de presidenta del Congreso, se formó al inicio de la Legislatura del lado de las colectivas feministas que promueven la despenalización y luego ha ido permitiendo o hasta procurando que el tema se diluya. Prometió foros y una discusión en la que participarían los legisladores con los grupos en pro y en contra de la despenalización, un análisis profundo, reuniones cotidianas, y dar cauce al tema lo antes posible. Muchos requerimientos judiciales después, el tema sigue sin aparecer en la agenda legislativa sino como un fantasma que espanta a los diputados.
Melissa Montes de Oca Montoya, la diputada, también morenista, responsable de las comisiones de Puntos Constitucionales y Legislación y de Equidad de Género, ha sido incapaz de reunir a los legisladores para abordar el tema; en parte por sus propias limitaciones como convocante, pero también por la evidente falta de respaldo desde la Mesa Directiva para entrarle al tema y construir los consensos que permitan acatar la instrucción del juzgado noveno de distrito y enderezar el Código Penal de Morelos con el espíritu garantista de la Constitución.
Los errores en materia protocolaria y de liderazgo de la presidenta de la Mesa Directiva parecen menores solo gracias a que los coordinadores parlamentarios de Acción Nacional, Daniel Martínez Terrazas; Movimiento Ciudadano, Luz Dary Quevedo Maldonado; PRI, Eleonor Martínez Gómez; en la oposición; y Rafael Reyes Reyes, Morena; Ruth Rodríguez López, Nueva Alianza; y Luis Eduardo Pedrero, Verde; han podido construir vías de diálogo y consensos en gran medida dejando de hacer caso a lo que dice la presidenta de la Mesa Directiva; táctica efectiva para el avance parlamentario pero dañina para el liderazgo del Congreso de Morelos en una época en que mucha falta hace un Legislativo de gran estatura.
La probabilidad de cambio, por supuesto, está condicionada a la revisión de otros espacios de decisión en la Legislatura que también requieren una renovación. Como van las cosas, a lo mejor esa discusión se da antes que la de despenalizar el aborto.
El problema mayor que enfrentaría entonces el Congreso es a quién poner en la presidencia de la Mesa Directiva, sobre todo pensando que es una posición que corresponde a Morena ¿Hay algún candidato de verdad? Si uno echa un ojo a la baraja morenista, acaso un par de los legisladores podrían con el encargo, y es probable que no lo quieran. Otra, tampoco sencilla es que la diputada Solano López corrija.

@martinellito
martinellito@outlook.com
