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Isaac Pimentel provoca caos en la próxima legislatura

 

A unos días de que se instale la LVI Legislatura son muy pocas las certezas que se tienen sobre el mando y el papel que jugará el Congreso del Estado de Morelos en la recuperación del estado, una urgencia en que coinciden la ciudadanía, los sectores productivos, el equipo de la gobernadora electa, Margarita González Saravia, y probablemente la mayoría de los diputados electos.

Quienes tienen experiencia observando al Poder Legislativo en Morelos están acostumbrados a cierto desorden previo y a veces hasta unos días después, de que se instale cada Legislatura. Así ha sido por lo menos desde 1997, cuando la oposición ganó en conjunto la mayoría de las curules (entonces 30), y el reparto del poder al interior del Legislativo se fue complicando. Pero ese “cierto desorden” nada se parece al caos que hoy impera en medio de una encarnizada lucha por los órganos de poder que arriesga con quitar a la fracción parlamentaria de Morena, con todo y sus nueve o diez diputados (ni siquiera eso ha quedado bien claro), cualquier acceso al mando, aún cuando tienen la representación más amplia de morelenses.

El gobierno en el Congreso de Morelos está dividido en dos órganos, la Junta Política y de Gobierno, desde donde se controlan los procesos legislativos -la política en el Legislativo-, y la Mesa Directiva que preside el Congreso y es una suerte de representación patronal y administrativa del Poder Legislativo. Ambas son instancias importantes pero el protagonismo de cada una depende realmente del perfil de la legislatura. Eso sí, donde está el dinero y las decisiones que pueden hacer avanzar o detener la marcha legislativa, es en la Mesa Directiva.

El 15 de julio pasado, los diputados salientes aprobaron una reforma a la Ley Orgánica del Congreso de Morelos (que no ha sido publicada en el periódico oficial, Tierra y Libertad para entrar en vigor, pero que los diputados, en honor al respeto que le deben a la autonomía legislativa han dado tácitamente por buena), en que se establece que la Mesa Directiva, la Junta Políticas y de Gobierno y la Comisión de Hacienda deberán ser presididos por diferentes grupos parlamentarios. Uno pensaría, idealmente en que se repartieran entre las fracciones con más votos, pero no, quienes diseñaron la reforma pensaron en permitir hasta a los partidos que lograron apenas una diputación, regir los órganos más importantes del Congreso.

En términos ideales, entonces, el PAN con sus cuatro diputados presidiría la Junta Política y de Gobierno a través de su coordinador parlamentario, Daniel Martínez Terrazas; el PT pondría en la Comisión de Hacienda a su coordinadora, Tania Valentina Rodríguez; y Morena presidiría la Mesa Directiva vía su coordinador, Rafael Reyes Reyes. Lo que sería una solución muy simple, pero no resultará así.

A mediados de julio, en una rueda de prensa en que se presentó a Rafa Reyes como coordinador parlamentario de Morena en la próxima legislatura, el diputado por Jiutepec pidió a los diputados salientes no acelerarse para reformar la Ley Orgánica y prometió que las determinaciones se tomarían en consenso. En el mismo escenario, el diputado Isaac Pimentel Mejía advertía que Morena podría quedarse con todas las posiciones de mando en el Congreso pues tenía, con sus aliados los votos suficientes, en una suerte de amenaza si se procedía con la reforma. Esa declaración pudo haber acelerado el ansia de los legisladores por limitar el poder de Morena en el Congreso a partir del próximo 12 de septiembre.

¿Y quién es ese señor Pimentel de quien tanto se habla últimamente? Isaac Pimentel fue electo alcalde de Ayala por el Partido Acción Nacional, su proyecto era ser diputado por el mismo partido, pero cuando se aprobó la redistritación local en Morelos, Ayala y Yecapixtla quedaron en la misma demarcación, así que sus esperanzas se esfumaban porque Francisco Sánchez Zavala, diputado panista ya desde entonces presidente de la Mesa Directiva, sería postulado por ese distrito. Pimentel Mejía vio su oportunidad de continuar su carrera política abandonando al PAN para adherirse a Morena en aquél famoso reclutamiento que el hermano del gobernador, Ulises Bravo, hizo para fortalecer su búsqueda por dirigir el partido en el estado. Pimentel fue leal y disciplinado con sus nuevos patrocinadores políticos, quienes le concedieron primero una candidatura a diputado federal, luego se la quitaron por acuerdos con el Verde Ecologista y él se dio el lujo de rechazar la diputación local que se le ofrecía, el berrinche le hizo alcanzar la posición uno en el listado plurinominal al Congreso local. Isaac Pimentel no es morenista, tampoco panista, por cierto. Para quienes lo conocen se trata de una herramienta política que trabaja para sí mismo y grupos de interés económico.

Hace unas semanas a Isaac Pimentel se le ocurrió que podría ser presidente de la Mesa Directiva del Congreso de Morelos, para lo que buscó al apoyo de sus antiguos aliados en Acción Nacional y los partidos con los que el PAN podría formar un bloque legislativo. Para ser nombrado presidente de la Mesa, se requieren las dos terceras partes de los votos de los diputados, es decir 14. Isaac tendría probablemente los cuatro del PAN, uno del PRI, uno de Movimiento Ciudadano, y quizá un par en Morena; es decir, contando el suyo, Pimentel tendría nueve votos, en el mejor de los casos hasta once, insuficientes para lograr su nombramiento, pero suficientes para bloquear el de su coordinador parlamentario, Rafa Reyes.

Cuando el último presidente del PAN en el siglo XX, Adrián Rivera Pérez se quejó con el columnista del voto de Fernando Martínez Cue en la Legislatura del 97 al 2000, decía “eso pasa por postular externos”. No sabemos qué hado de la memoria trajo esa frase de vuelta.

El jueves los diputados intentarán definir la presidencia de la Mesa Directiva. Perder la posición resultaría un obstáculo para Morena y la administración de Margarita González Saravia, que confía en tener acceso suficiente en el Legislativo para que sus propuestas legislativas y políticas públicas transiten sin tantos baches y sin recurrir a tácticas como el sometimiento o la compra de diputados, los métodos que pusieron tan de moda sus antecesores, Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco.

De ese tamaño es el problema.

Cabe preguntarse si algún operador de Morena ya está hablando con Isaac.

@martinellito / martinellito@outlook.com