

Tres que revivieron antes del Día de los Difuntitos
La semana anterior al Día de Muertos en Morelos suelen revivir algunos difuntos que más bien andaban de parranda alejados de los “farolitos que alumbran apenas las calles desiertas” de la política morelense. A lo mejor por los efectos de los sacrificios animales que se realizan en algunas zonas que les fueron arrebatadas a los bosques por diversos fraccionadores (que ahora ya se denuncian ante, por ejemplo, la Fiscalía Ambiental de Cuernavaca); por la cercanía de los aguinaldos, que para los políticos significan hasta tres y seis veces más que para los comunes y mortales trabajadores; por la necesaria respuesta a quienes los querían ver ya enterrados, o por alguna afortunada (para ellos) y desafortunada para el respetable público coincidencia.

Tres revividos destacan hasta ahora en los días previos a los de los Santos Difuntos, ninguno de la terna con sacralidad alguna: la exsecretaria de Administración, Sandra Anaya Villegas que había ido al camposanto de muchos becarios de lujo en la Cámara de Diputados; la ex titular de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización, América López Rodríguez; y el exgobernador de Morelos, también refugiado en la colección de lápidas con fuero del Congreso de la Unión, Cuauhtémoc Blanco Bravo.
La extitular de la ESAF en Morelos solicitó pensión por jubilación con apenas 14 años en el servicio público, según anota una de sus fichas personales de la propia entidad fiscalizadora. Fue asesora de la regiduría de Hacienda en el Ayuntamiento de Cuernavaca entre 2010 y 2012, cuando el alcalde era Manuel Martínez Garrigós. En paralelo, trabajaba ya también como asesora de la Comisión de Hacienda, Programación y Presupuesto en el Congreso de Morelos, en aquella legislatura que integraron, entre otros notables, Hortencia Figueroa Peralta, Julio Espín Navarrete, Fernando Martínez Cue, Amado Orihuela Trejo, Othón Sánchez Vela, Rabindranath Salazar Solorio, Tania Valentina Rodríguez Ruiz, y entre otras personas cuyo juicio corresponde a la ciudadanía. Ya desde entonces siguió en el Congreso hasta que ingresó a la ESAF como auditora especial de Organismos Públicos “A” el 27 de agosto de 2015. En 2021, la LIV Legislatura aun cuando estaba por concluir su gestión, la nombró titular de la ESAF. En el 2022 la LV Legislatura inició procesos legislativos y judiciales para removerla, lo que logró finalmente un año después, en medio de acusaciones y amagos de detención que provocaron enorme escándalo. Por ello sorprendió que en la sesión del lunes apareciera su nombre entre decenas de solicitantes de pensiones por jubilación al Congreso del Estado. Revivió, pero solo un poco.
Sandra Anaya Villegas es una de seis diputados federales de Morena en el estado de Morelos. Su triunfo fue más fundado en eso que se llamaba el Plan C del partido para hacerse de la mayoría calificada en la Cámara de Diputados que por un respaldo real a quien en el gabinete de Cuauhtémoc Blanco sirvió como secretaria de Administración. En la Cámara se sienta junto a su exjefe, y a la orilla del pasillo; al lado de ellos, Ariadna Barrera y Juan Ángel Flores Bustamante (el coordinador de los diputados federales de Morena por Morelos), según ilustran muchísimas fotos de la galería. Lo que revivió a la diputada que parecía condenada al ostracismo entre los 500 de la Cámara, fue el escándalo en torno a la presunta adquisición ilegal de lotes vendidos por el Fideicomiso del Lago de Tequesquitengo, de cuyo comité técnico era invitada permanente. Los lotes habrían sido vendidos a un costo mucho más bajo del comercial y ella podría haber aprovechado el conocimiento sobre la venta para hacerse de cuatro terrenitos. El argüende sirvió a Anaya Villegas para volver a aparecer frente a los medios locales y negar cualquier ilícito y hasta amenazar al reportero que escribió la nota sobre el asunto con llevarlo a los tribunales. El escándalo la revivió y, en caso de que realmente haya ilícitos qué perseguir, su vida en la política local podría ser bastante duradera, aunque siga siendo artificial.
El otro revivido es el exgobernador Cuauhtémoc Blanco, a quien en una de esas decisiones extrañísimas que suelen darse en la política nacional se le nombró presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados. El nombramiento ocurrido apenas el lunes le permitirá al titular de una de las administraciones gubernamentales morelenses con más señalamientos de corrupción y manejos torcidos de los recursos, participar en la elaboración de dictámenes para la asignación de dinero público, en los análisis, discusiones y aprobaciones de recursos para las instituciones del gobierno federal, los organismos autónomos, y los gobiernos de los estados y municipios. No está para nada claro cuáles fueron los criterios para llevar al exgobernador cuyos resultados en la administración pública, experiencia profesional y hasta preparación académica, no parecen dar para un cargo de tal responsabilidad, pero el caso es que la determinación le da oxígeno a alguien cuya carrera política parecía estar en horas extras.

Así que tres revivieron en el ambiente político morelense, habrá que ver cuánto duran y si no, como en las películas de terror, acaben siendo zombis de esos que comen gente y reviven a otros difuntitos, lo que sería aún peor ahora que hasta el Miquixtli parece volver a ser hermoso en el nuevo Morelos.
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