Al sur de la Ciudad de México, colindando con Huitzilac, se encuentra la localidad de Parres, que forma parte de los pueblos rurales de la alcaldía de Tlalpan. Su nombre completo es Parres el Guarda, deriva de la antigua hacienda de El Guarda, de la cual aún se alzan vestigios y que fue propiedad de Juan de las Fuentes Parres, cuyo apellido adiciona el nombre del poblado. Aunque muchos equivocadamente han atribuido la denominación a la figura de José G. Parres, médico que se hizo cargo de la sanidad del Ejército Libertador del Sur y que fue gobernador de Morelos entre 1920 y 1923.
A un costado de la carretera federal y frente a los vestigios de la hacienda, se alza una tosca escultura de piedra de la autoría de Francisco Arturo Marín, lleva por nombre “El Campesino Sacrificado” y representa a un hombre diezmado, sobre el regazo de una mujer, tal como si fuera una Piedad. Sin embargo, la talla parece ya no aludir al agrarismo revolucionario, sino a la actual situación que priva en aquel paraje limítrofe con Morelos. La inseguridad se ha enseñoreado de Parres, de San Miguel Topilejo que al igual que en 1930 sigue siendo un tiradero de cadáveres y de las poblaciones morelenses de Huitzilac, Tres Marías y el paraje de las lagunas de Zempoala. Grave es el reto que tiene Gabriela Osorio Hernández, la joven y carismática alcaldesa de Tlalpan, no sólo de restituir la seguridad pública en la zona rural de su demarcación, sino de rendir buenos resultados en una alcaldía, la cual hace no mucho fue gobernada por la presidenta de la república.
La ausencia de Estado de Derecho en Tlalpan impacta de manera directa al Bosque de Agua: la tala clandestina, los robos, asaltos, secuestros, homicidios y extorsiones en la región que comprenden tres estados, están a la orden del día y no es exagerado manifestar que comprometen el desarrollo económico y social de Morelos. Las historias de terror en torno a la autopista México-Cuernavaca no cesan, son recurrentes e inhiben la presencia de visitantes a Morelos y comprometen también, la integridad de miles capitalinos o morelenses que por diversos motivos debemos transitar por ella. Es delicado también, que influenciadores en redes sociales recomienden de manera expresa en sus publicaciones no visitar Morelos, para quienes simplemente no podemos dejar de circular por la principal vía de comunicación a la entidad, la mejor recomendación parece ser la que dio el tristemente recordado Almirante Guarneros, en el sentido de no transitar de noche y no detenerse en ningún momento del recorrido ni en ningún punto del trayecto.
Todo indica que quienes se detienen aunque sea por un instante en el acotamiento de la autopista, de inmediato son copados por delincuentes armados y agazapados tras la tupida maleza, lo cuales los secuestran y en el mejor de los casos los despojan de sus automóviles y pertenencias. Abundan los relatos al respecto y los criminales no tienen miramientos hacia sus víctimas. Lo más triste del asunto, es la impunidad con que los delincuentes se mueven en la zona, no se pretende estigmatizar a población alguna, pero estos individuos o bien tienen lazos de sangre con habitantes de la región o son solapados por algunos de ellos, lo cual cierra el círculo de inmunidad con que se mueven.
El incidente en torno al secuestro y liberación de Zahie Téllez y su esposo el sábado pasado, viene a confirmar que Parres es tierra de nadie. En algún momento de la tarde del 23 de noviembre, la pareja que transitaba por la autopista se detuvo en la zona de Parres, pues la reconocida Chef daba una entrevista por videoconferencia a Imagen Televisión. Seguramente hicieron un alto para no perder la señal del celular, y en ese momento fueron interceptados por los delincuentes. La entrevistadora Cecilia Núñez, se percató de ello, con gran aplomo manejó la situación y actuó como si nada ocurriera. Acto seguido, Grupo Imagen dio parte a las autoridades morelenses quienes con apoyo federal se desplegaron en la zona, logrando rescatar a la pareja y deteniendo a uno de los secuestradores. Afortunadamente este incidente tuvo un final feliz y se reconoce la actuación de las fuerzas de seguridad. Desafortunadamente la mayor parte de casos similares engrosan las estadísticas de impunidad así como de tragedia para víctimas y familiares. Es de destacar que en los retornos ubicados en la zona de Parres hay siempre patrullas de la policía capitalina apostadas y ni aun así se han logrado inhibir los delitos en la zona. También se han dado casos de personas que se detienen en Parres, en el parador aledaño a las instalaciones de la CFE, al bajarse de sus automóviles y al entrar a la tienda de conveniencia o a los baños, los delincuentes aprovechan para manipular rápidamente alguna pieza del motor o de las llantas, por lo que al reanudar la marcha, los conductores deben detenerse metros adelante, momento en el cual son secuestrados o asaltados.
Restaurar la seguridad pública en Parres, es una tarea obligada, no solo como asignatura pendiente para quienes viven y transitan por la zona, sino porque no es solo un problema local, sino de impacto regional, el Estado Mexicano en sus tres órdenes y niveles de gobierno no puede abandonar espacios, porque estos serán inmediatamente ocupados por los delincuentes con todas las consecuencias que ello entraña. Ojalá pronto, transitar por la autopista México-Cuernavaca vuelva a ser una actividad placentera.
*Escritor y cronista morelense.
«Campesino Sacrificado» de Francisco Arturo Marín. Fuente: Tlalpan Historia. Cortesía del autor