LA HERENCIA DE CLAUDIA O LA RIFA DEL TIGRE
Faltan solo unos días para que la primer mujer presidenta del país asuma su cargo. Claudia Sheinbaum en su calidad de presidenta de México enfrentará una serie de retos y herencias que le deja la actual administración del país. Claudia no la tiene fácil. Un amigo me comentó que se sacó la rifa del tigre.
Muchos ciudadanos creemos que la nueva presidenta es una mujer inteligente, preparada y con amplia experiencia en la gestión pública. Sin embargo, hay una pregunta que nos inquieta ¿Claudia continuará con la lógica de su antecesor o la suya será una gestión más prudente, mesurada que entre otras cosas revierta la confrontación de los dos grupos creados en el imaginario colectivo que han polarizado al país?
Entre los grandes retos que tendrá que sortear la presidenta Claudia está la papa caliente de la violencia y la inseguridad que abarca casi todo el país, aunque con más incidencia en algunas zonas donde el crimen organizado ha sentado sus laureles y son en la práctica la autoridad en funciones. Tendrá que asumir una posición autocrítica para entender, reconocer y aceptar si la estrategia de seis años alcanzó los objetivos de seguridad o en su caso diseñar otras estrategias.
Reducir la brecha de desigualdades es otro reto, y tiene la disyuntiva de seguir paliando la pobreza con programas sociales que fue la lógica del sexenio o fortalecer el aparato productivo para generar empleos con salarios dignos.
La salud es otra asignatura pendiente, pues no es verdad que tengamos un sistema de salud como el de Dinamarca, muy lejos estamos de esta utopía. Considero que tendrá que repensar nuevas estrategias para que la salud alcance a las mayorías con un sistema de salud universal, digno, eficaz y eficiente. Es un reclamo nacional impostergable.
Otro reto se refiere al medioambiente, tema en el que se sabe que la presidenta es experta. Habrá que apostar a las energías limpias no dependientes de los hidrocarburos para reducir las emisiones de carbono. No será fácil mantener la estabilidad energética y económica en la transición de energías no renovables a otras renovables y sustentables. Es un reclamo global que impacta en la vida del planeta.
Es inocultable la abierta polarización de nuestro pueblo que se catalizó categorizando a los mexicanos en dos grupos, los buenos y los malos, los fifis y los chairos, los liberales y los conservadores. Esta polarización es tan aguda que separa a compañeros, colegas, amigos y aun a las familias. Es impostergable tender puentes y bajar el discurso polarizador y revanchista por uno que busque las coincidencias que nos unen y no las divergencias.
Un reto que tendrá que asumir al entrar en funciones es el de la lucha legal a través de litigios relacionados con la recién aprobada reforma al Poder Judicial y la desaparición de organismos autónomos como el INAI que afectan la gobernabilidad del país y que pudieran derivarse a las cortes internacionales.
Claudia ha ofrecido una mayor cobertura de los programas sociales, aunque, la carga financiera para el presupuesto federal de estos programas son todo un desafío a la estabilidad fiscal de su administración, considerando que la deuda pública del país asciende a poco más de 14. billones de pesos. De acuerdo con la Secretaria de hacienda a fines del 2018, la deuda del Gobierno Federal era de 8 billones 87 mil 259.4 millones de pesos
Otro reto de la nueva mandataria son las relaciones poco tersas con España, algunos países latinoamericanos y actualmente con Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica a cuyo embajador el presidente le decretó un estado de pausa (inexistente en las relaciones internacionales). La tarea de Claudia será restablecer puentes con estos países para evitar mayores impactos en la economía nacional.
Estos son algunos de los desafíos que tendrá que sortear la nueva presidenta, quedan más en el tintero. Cada uno de estos desafíos requerirá de estrategias creativas, complejas y efectivas para que su gobierno pueda tener una gestión sólida. Hacemos votos para que así suceda.
En resumen, la presidenta recibirá una herencia política compleja, con importantes logros en términos de programas sociales, pero también con grandes retos en materia de seguridad, crecimiento económico, relaciones internacionales, transición energética, tensión con instituciones autónomas, con el Poder Judicial y la oposición así como la desconfianza empresarial que pueden impactar en la gobernanza del país.
Este ejercicio de análisis de parte de la herencia que recibirá la primer presidenta de México pretende ubicar la realidad de una gestión que está por iniciar y a la que deseamos el mayor de los éxitos, que redundarían en el bienestar común.