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COSTO ECONÓMICO DEL COSTO AMBIENTAL

JOSÉ ANTONIO GÓMEZ ESPINOZA

En una entrega anterior, al referirme a lo que podemos hacer por nuestra casa común, hice mención del “costo ambiental”, concepto que, si bien no es reciente, puede considerarse como un concepto emergente en lo que se refiere a su legislación y aplicación generalizada.

Algunos amables lectores y lectoras me preguntaron sobre la definición del concepto, sus ámbitos de aplicación, ¿quiénes pagarían este costo? y otras interrogantes que me motivaron a hacer la presente reflexión. Al parecer la idea del costo ambiental o ecológico resulta interesante, aunque no está muy claro el cómo de su aplicación y efectividad.

Las actividades humanas han impactado cada vez más sobre el medio ambiente donde vivimos, esto se hizo más evidente desde la revolución neolítica con el descubrimiento de la agricultura. El avance tecnológico que se ha catalizado con las revoluciones industriales ha acelerado el impacto sobre el medio de manera cada vez más negativa y agresiva.

Entre las actividades humanas agresivas al medio, se encuentran las productivas en los tres sectores; asimismo el uso indiscriminado de la energía fósil; el uso de productos químicos contaminantes y no biodegradables como fertilizantes, pesticidas; los aerosoles, los plásticos entre otras muchas actividades humanas.

Sarukhán nos dice que el impacto de las actividades humanas a nuestro medio a través de los sistemas productivos en todos sus ámbitos se manifiesta a través de la pérdida de los ecosistemas naturales, la acumulación de gases de efecto invernadero en la estratósfera, que tienen impacto y consecuencias a nivel global.

Los impactos se reflejan también en la pedida de la biodiversidad. Estos impactos tienen un costo para la naturaleza, mismo que clasificamos en tres grupos: costos por el agotamiento de los recursos naturales, costos para la defensa del medio y los costos por degradación de los recursos.

Un desglose, por ejemplo, de los costos para la defensa del medio contempla los costos por la gestión de residuos, la gestión de aguas residuales, la protección y restauración del suelo, la protección a la biodiversidad, la investigación para degradación de productos no biodegradables entre otros que se tienen que pagar para revertir o para disminuir el daño ocasionado al medio.

Una pregunta para contestar sería ¿quién debe pagar los daños ocasionados al medio? El impacto negativo al medio ambiente tiene diferentes actores, entre los que están las empresas productoras, los consumidores, la permisividad de los gobiernos en sus tres niveles. Si no se legisla para determinar la responsabilidad de quienes dañan, enfermas o destruyen al medio, estaremos trasladando la factura a las futuras generaciones.

En 1987 se elaboró para la ONU un informe sobre el impacto humano al medio ambiente que se publicó bajo el nombre de “Nuestro futuro común”. En este informe se introdujo el concepto “sostenible” que rebaza con mucho su definición en el diccionario. En Latinoamérica se construyó el concepto como “sustentable”. Tema que, con su permiso abordaré en otra oportunidad.

El concepto sustentable se ha convertido en un paradigma para la humanidad. De acuerdo con este informe se entiende como “la satisfacción de las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”. En esencia este concepto es un compromiso de solidaridad con quienes aún no han nacido.

Víctor Toledo, asume que el desarrollo económico se debe dar en términos de sustentabilidad con el medio ambiente toda vez que las sociedades humanas no existen en un vacío ecológico, sino que afectan y son afectadas por las dinámicas, ciclos y pulsos de la naturaleza.

Bajo una lógica de sustentabilidad que hoy permea o debe permear todas las actividades humanas en especial las productivas, el costo ambiental debe ser pagado por los actores del presente que estamos atentando contra la sustentabilidad y no pasar la cuenta a nuestros descendientes.

Otra pregunta a contestar es ¿cómo definir el costo económico del deterioro ambiental, es decir, el costo económico del costo ambiental que también se conoce como costo ecológico? Arturo Contreras dice que el costo ambiental es el valor económico que se asigna a los efectos negativos de la actividad humana como la contaminación, la pérdida del suelo, calentamiento global …”

En síntesis, el deterioro a la naturaleza que ocasionamos los humanos a través de los diferentes procesos tiene un costo económico el cual, bajo una lógica de solidaridad que subyace bajo el concepto sustentabilidad, no podemos pasar a las generaciones que están por venir.

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