¿DE LA MONARQUÍA A LA DINASTÍA POLÍTICA?
El proceso de transición de la Monarquía a la República en México fue un periodo complejo y marcado por tensiones internas y externas, que abarcó desde la independencia de España en 1821 hasta la consolidación del sistema republicano en la década de 1860.
En 1821, tras el Plan de Iguala, que establecía la independencia y la unión entre las diversas facciones sociales, Agustín de Iturbide, se proclamó emperador de México en 1822, iniciando así el Primer Imperio Mexicano. Este imperio fue efímero. Con el Plan de Casamata Iturbide fue forzado a abdicar en 1923.
En 1864 se estableció el Segundo Imperio Mexicano con la llegada de Maximiliano de Habsburgo. Este fue el Segundo Imperio que concluyó en 1867, con la captura y fusilamiento del emperador poniendo fin al Segundo Imperio.
Cada pueblo de acuerdo con sus contextos históricos y culturales asume su forma de gobierno. Las diferencias entre una Monarquía y una República están principalmente en la forma de gobierno, en la manera cómo se elige al jefe del Estado, en el enfoque del poder y la legitimidad del gobierno. Describo a continuación estas diferencias.
En las Monarquías el jefe de estado es el monarca, en tanto que en la República esta figura recae en un presidente electo. En la Monarquía el monarca llega al trono por herencia y su cargo es vitalicio. En la República el presidente es electo y tiene un mandato temporal, por un periodo. Se conocen dos tipos de monarquías, la absoluta y la constitucional.
En una Monarquía absoluta el poder y control del Estado lo tiene el monarca, en tanto que en una Monarquía constitucional el poder reside en un Parlamento o Asamblea elegidos. Arabia Saudita es un ejemplo de una Monarquía absoluta. El Reino Unido, España, Japón y Suecia son Monarquías constitucionales.
En una república el poder reside en las instituciones democráticas las cuales son el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. El jefe de estado es el presidente elegido por el pueblo o sus representantes.
La legitimidad del gobierno, en la Monarquía proviene de la herencia y de la creencia de un derecho divino de los reyes. Aunque, en las Monarquías constitucionales modernas la legitimidad proviene de las tradiciones y de la aceptación del pueblo.
En la República, la legitimidad del presidente proviene de la voluntad del pueblo que se manifiesta en las elecciones, lo cual significa que en una República el poder se fundamenta en la soberanía popular.
Se dice, que es necesario conocer la historia para no repetir los mismos errores del pasado, aunque Isahia Berlín considera a la historia como un proceso de construcción colectiva, es decir, nosotros construimos la historia. En este contexto, la posición en el liderazgo en MORENA de un hijo de AMLO cuando menos suscita suspicacias, y es que, como dicen en mi rancho cuando el rio suena es que lleva agua.
La posición de un hijo del ya expresidente ha desencadenado debates e interpretaciones considerando este hecho como una posible forma de nepotismo o como el inicio de la transición a una “dinastía política”. Las «dinastías políticas» no son nuevas en la política mexicana ni tampoco en la internacional
Algunos notamos que en la toma de posesión de Clauda como presidenta de México, el recinto de San lázaro con la ausencia de una débil oposición, los legisladores de MORENA recibieron a AMLO y a Claudia unos con el grito “es un honor estar con Obrador” mientras otros con el de “presidenta” “presidenta”.
Ante estas porras a la presidenta electa al tiempo que al presidente saliente, entendimos que las porras a AMLO eran una muestra de nobleza, pero la competencia de porras se continuó durante y después de la ceremonia de toma de protesta de la nueva presidenta. Dicen que en política el fondo está las formas. De aquí que se puede entender este mensaje de MORENA como un aviso de que la sombra del caudillo acompañará a la presidenta en su gestión.
Aunque, más tarde la presidenta Claudia Sheimbaum Pardo anunció ante un zócalo lleno de simpatizantes que enviará a las legislaturas una iniciativa de ley con la prohibición de suceder a un familiar directo cargos de elección popular, (entre los que está la presidencia de la República).
Como en la política nada está escrito con sangre, habrá que conocer los términos precisos de esta iniciativa para entender si esta será la formula de detener las dinastías políticas. De verdad, tenemos la esperanza de que haya cambios que impacten en la vida democratica que como ya he señalado en otras ocasiones, se expresa en el respeto irrestricto a los derechos humanos y en el bienestar de todos los ciudadanos, mayorías y minorías.