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¿Lobo, estás aquí? O las amenazas cumplidas de Trump

 

Hace muchos años, mi abuela me contó la historia del pastor y el lobo. Este relato es pertinente en el contexto de las reiteradas amenazas de Trump a las que nuestro gobierno dio poca importancia. Decían que se tiene una magnífica relación con el líder del vecino país del norte, que no había por qué preocuparse, que se tenía un plan a, b y hasta un c, si esto llegara a pasar.

Trump durante su campaña, en su toma de posición y en cada oportunidad mantiene un discurso beligerante contra el gobierno de México presionándole para detener la migración irregular, así como el tráfico de fentanilo, amenazando con imponer un arancel del 25 por ciento a los productos nacionales si no se cumplían sus exigencias.

La fecha para entrar en vigor los aranceles era el 4 de febrero. Un día antes, la presidenta Claudia y el presidente Trump sostuvieron una larga plática llegando a algunos acuerdos que, los ciudadanos desconocemos, solo se nos informó que Trump otorgó un mes de gracia a cumplirse el 4 de marzo del presente.

El 4 de marzo el presidente Trump dijo que los aranceles iban. Previo a esto, el gobierno mexicano evidenció algunas acciones como el combate a los carteles calificados por Estados Unidos como terroristas, el aseguramiento de cargamentos de drogas, la destrucción de laboratorios y hasta la entrega de 19 narcotraficantes cuya extradición había solicitado por años el país del norte.

Pero al mandatario estadounidense no le parecieron suficientes los resultados del gobierno mexicano, reitero, que no sabemos a qué otros acuerdos se comprometió el gobierno mexicano en la larga plática del 3 de febrero.

Claudia se sorprendió por la entrada en vigor de los aranceles el 4 de marzo. En respuesta convocó a los mexicanos a la plaza del zócalo para anunciar las medidas que tomaría. Muchos nos preguntamos ¿qué efectos puede tener una concentración en el zócalo para revertir las tasas impositivas en mención?

A dos días de entrar en vigor los aranceles, la presidenta de México habló por teléfono con su contraparte. Se desconoce la duración de la llamada, pero la presidenta anunció que Trump otorgó un nuevo plazo para la entrada en vigor de los aranceles que vence el 2 de abril.

Los ciudadanos no tenemos información de qué otros acuerdos y compromisos se asumieron durante la llamada telefónica de los dos mandatarios. Por lo pronto la concentración en el zócalo como dice la presidenta va, solo cambiaron los reclamos por festividad, (así lo anunció Claudia). Con un zócalo lleno se dio un discurso a manera de un informe justificador, pleno de invocaciones y evocaciones a la soberanía nacional.

Los aranceles preocupan a los mexicanos y debiera preocupar a los estadounidenses, pues el escenario para las empresas, pero en especial para los bolsillos de los ciudadanos de ambos países no es halagüeño.

Se supone que los aranceles a México buscan salvaguardar la economía estadounidense, sin embargo, estos, se verían reflejados en aumento de precios para los norteamericanos en los productos agrícolas, entre otros, así como en las represalias comerciales de los países afectados.​

​Un arancel a los productos mexicanos repercutiría en sectores clave como la industria automotriz y la electrónica. Disminuirían las exportaciones un 12%, lo que se traduciría en pérdida de unos 500,000 empleos en México. Además, la incertidumbre generada por estos aranceles alejaría la inversión externa, bajaría el consumo interno, acercándonos a una recesión. ​

Es necesario adoptar estrategias viables, como la cooperación efectiva en los temas de migración y combate al crimen organizado, la reducción de la dependencia del mercado estadounidense, el fortalecimiento de relaciones comerciales con otras regiones, al tiempo que presentar un frente común con los países afectados por políticas de EE.UU., como Canadá y China. ​

José Antonio Gómez Espinoza